Capitulo 57

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Wangji se estremecía de dolor. No era una agonía física lo que sentía, sino un vacío, una nada que amenazaba con comérselo internamente. Las entrañas le quemaban como ácido, más por lo que había visto que le hacían a su cáraid que por los tres cuchillazos que recibió del asesino de
Guangyao. Y él no había podido protegerlo. Desde que la vio llegar, intentó introducirse en su mente, pero esa defensa que el había creado ante su intromisión no dejaba que le dijera nada. Siempre que lo había intentado llegaba una paliza tras otra y no podía volver a ponerlo en peligro.
La ira lo consumía. La rabia le daba fuerzas. Debía ir a por el. Hacía casi media hora que se habían ido.
—Debe de ser por aquí... ¿Wangji? —se oyó una voz lejana. Wangji creyó que estaba delirando.

—¿Wangji?.. Mierda, Wangji —se oyeron pasos que corrían hacia él. Un hombre alto de pelo rubio negro muy corto se colocó enfrente de él y lo tomó de la cara. Lo sacudió para espabilarlo. —Pásame la bolsa, A-Ning.
Wangji estaba completamente grogui, pero consciente al cien por cien.
—Ya está, colmillos —sintió que le pinchaba en el hombro. La sustancia corrió rápido por su sangre, estimulándolo, dilatando sus pupilas y alargando sus incisivos. —Bien. Estás despertando.

—¿Huaisang?
—Sí, colmillos. Espera, vamos a sacarte de aquí. —¿Sacarme?
Wangji tembló y se agitó como un animal encarcelado. Con un grito arrancó una mano del clavo.
Luego con la mano liberado se arrancó el otro. Dobló el torso, ajeno al dolor y a la sangre que corría por su cuerpo, y se arrancó la estaca de los empeines. Cayó de rodillas al suelo. Su espalda subía y bajaba debido a la respiración. Su piel cubierta en sudor. Su sangre brillaba y chorreaba hasta el suelo. Daba igual. Nada de eso le importaba.

—¿Cómo... cómo has sabido dónde estaba?
— Wei Ying se comunicó con A-Qing — Huaisang lo tomó por debajo de las axilas y lo ayudó a levantarse.
—Ella vino a buscarnos a Mingjue y a mí y nos dijo lo que había recibido.
Vaya. Su cáraid era poderoso y tenía muchos recursos. Al no poder comunicarse ni con berserkers ni con vanirios lo hizo con humanos. Sin embargo, Wangji sabía que para que un humano pudiera recibir ondas mentales de otras entidades y comunicarse con ellas esa humana debía ser igualmente diferente. Más evolucionado. Por lo visto A-Qing era algo de eso, consciente o inconscientemente.

Cuando se levantó se estiró. Los huesos hacían chasquidos.
—Se lo han llevado, Huaisang —la voz de Wangji era fría e irradiaba un profundo dolor. —Y van a por los niños. Quieren...
—Lo sé, Wangji —aseguró Huaisang. — A-Qing recibió el mensaje de proteger a los niños. Los hemos puesto a cubierto. Están todos en guardia.
—¿Sabe Feng Mian que...?
—No lo hemos localizado. Pero todos los berserkers están ya en sus puestos, dispuestos a proteger lo que es nuestro. Mingjue lleva el escuadrón de Wolverhampton y hay otros berserkers que se han desplazado hasta Dudley con Lan Xichen, Wan Yin y Xingchen. Si no podéis luchar al sol, nosotros lo haremos por vosotros.
Wangji lo miró con respeto y admiración.
—Entonces te debo mucho —lo agarró de la nuca.
—No hemos hecho nada todavía. No me debes nada. —Bien, escúchame. Guangyao sabe dónde están nuestros pequeños y él llevaba a Wei Ying con él. Yo voy a Dudley. Si los pequeños ya están a cubierto, entonces hay que proteger a los demás.

— Wangji.. es de día.
—Lo sé. ¿Os llevo conmigo? —les preguntó.
—No puedes salir —replicó A-Ning. —Te quemarás.
—Es una historia muy larga... —contestó Wangji. —Pero sé que no me quemaré.
—Irás más rápido sin nosotros —le aseguró Huaisang. —Yo me hago cargo de A-Ning.
—Está bien. Gracias, chucho —le guiñó un ojo y salió corriendo de allí, desapareciendo tras la oscuridad de aquel túnel.
Estaba volando. Los rayos no le quemaban. Estaba volando y era de día. Su Wei Ying no sólo le había devuelto su corazón, sino que también le había regalado el sol. Su sangre, su vinculación, le daba la posibilidad a él de recuperar parte de su vida humana.

Sangre y Colmillos (El libro del Wei Ying)Where stories live. Discover now