Capitulo 54

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—Tú... ¿Tú la has perdonado?
Feng Mian apretó la mandíbula y bajó la mirada.
—El huyó de mí porque temía que no entendiera su relación con Zi Xuan. Lo que más odio es reconocer que Yan Li tenía razón. Yo la habría castigado y repudiado por ello, Wei Ying. Entonces no sabíamos nada de lo que sabemos ahora —suspiró y observó a su nieto con ojos llorosos. —Ella fue valiente al luchar por lo que quería, se dejó de objeciones sociales entre nosotros, de prejuicios y racismo, y al final su valentía dio un fruto maravilloso.

Wei Ying tragó saliva para aliviar el nudo que sentía en la garganta.
—Tú, Wei Ying —prosiguió, —nos has abierto los ojos y nos has dado la posibilidad de hacernos más fuertes. Eres el recuerdo viviente de mi hija y te quiero por lo que estás consiguiendo y por el Hombre que eres.
—Gracias —se abrazó fuertemente a él. No quería llorar y le costó mucho encarcelar a las lágrimas para que no se derramasen sobre sus mejillas. —Gracias.

—A ti, cariño —besó su cabeza y se alejó un poco. —Entonces, ya me voy —sonrió avergonzado. —¿Vas a estar bien, verdad?
—Sí. Estaré bien.
—Cualquier cosa, ya sabes dónde estoy.
—Sí, pesado —se echó a reír.
—Bien —sonrió abiertamente.
—Bien —le dio un beso en la mejilla.
—Anda, vete.
Feng Mian se alejó de el. Le dio la mano a Wangji para despedirse, le dijo algo al oído y éste asintió solemnemente para luego mirarlo a el con ojos encendidos.

Wei Ying sintió un escalofrío al ver a Wangji acercarse a el. Grácil, masculino, seguro y elegante.
Poderoso, pensó mientras pasaba alrededor de las llamas que cercaban la zona.
El vanirio no le quitaba los ojos de encima. Hacía rato que quería escoltarlo toda la noche, explicarle qué significaba un día así para ellos, pero todos se la robaban.
Cuando no le quedaba más que cinco pasos para llegar a el, Huaisang se cruzó en su camino.
Wei Ying agrandó los ojos al verlo y le regaló una enorme sonrisa de complacencia.

—¿Bailas conmigo? —le preguntó el berserker haciéndole una reverencia. Wei Ying se puso de
puntillas para mirar a Wangji. Éste frunció el ceño. —Pues es que...
—Es sólo un baile, Wei Ying. Luego me iré — Huaisang inclinó el cuello a un lado y le sonrió pícaramente. —Por favor. Wei Ying sacudió la cabeza y sonrió. —Está bien, sólo uno.
Wangji se apartó mientras ambos iban juntos a esa pista improvisada donde todos bailaban desinhibidos. No se hubiera imaginado que unos seres tan letales y agresivos pudieran tener tanto sentido del ritmo.
Sonaba de fondo la canción de All Good Things Come To An End.
Huaisang lo cogió de la cintura mientras se movían alson de la música con gracia y elegancia.

—Y dime —le susurró Huaisang al oído, —¿cómo te va con el colmillos?
Wei Ying se aclaró la garganta.
—Bien, gracias. Se llama Wangji.
—¿Te trata bien? —le dio una vuelta para luego volver a cogerla de la cintura. —¿Es bueno contigo?
—Es muy bueno —lo miró censurándolo.
—¿Todavía sigues enfadado conmigo por lo que le hice?
Wei Ying recordó con amargura los latigazos que prodigó Huaisang a Wangji.

—Debía de haber un castigo por lo que te hizo, Wei Ying. ¿Me entiendes? —sus ojos lo miraron rogando perdón.
—No me apetece hablar de eso ahora.
—¿Y bien?
—No. No estoy enfadado. No apruebo esas acciones. Me... me sacude por dentro tanta violencia.
—Lo hice por ti —ahora Huaisang lo mecía más suavemente con sus manos dulces y ligeras.
—Bueno... no sé si darte las gracias —apoyó una mano en su hombro para guardar las distancias.

—Cuando llegaste a la manada...
—Cuando me recogisteis, hace apenas unos días —rectificó el dulcemente. —No somos animales, recuérdalo.
—Sí. Pensé que ibas a ser para mí. Mi... pareja. Wei Ying se paró en seco y lo miró asombrado.
—Sigue bailando —lo animó él arrastrándolo. —Yo creí que era mi momento de emparejarme
—se encogió de hombros. —Y de verdad que no me importaría hacerlo contigo.
— Huaisang, yo...
—Pero creo que Wangji ha llegado antes que yo, ¿verdad? —le sonrió con tristeza.

Sangre y Colmillos (El libro del Wei Ying)Where stories live. Discover now