🔞Capitulo 48🔞

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-No -murmuró Wei Ying con un gemido, frotando su nariz contra su pecho. Olió su piel, buscando inconscientemente rastro de otros. No percibió nada, sólo el olor sándalo de Wangji. Se regocijó en ello y sintió alivio por la revelación.
-Quiero que me escuches -susurró sobre su cabeza. -Si quieres saber todo lo que he descubierto sobre tus padres, todo lo que ha pasado hoy en el restaurante, sólo tienes que beber de mí.

-Bebí de ti antes y me ocultaste cosas. Ahora también puedes hacerlo.
Wei Ying -murmuró él con los labios acariciándole la coronilla. -No estuvo bien, lo sé Wangji apretó toda su virilidad contra el pubis de Wei Ying y el murmuró algo ininteligible contra su piel. -Amor, ahora estoy muy descontrolado y tienes que recuperarte de tus heridas. Bebe -ordenó sin inflexiones.
Wei Ying tragó saliva con dificultad e intentó zafarse de la mano que lo tomaba por la nuca.

-No voy a beber -peleó con él.
Wangji gruñó y se apartó de el para no tener que violarlo contra la pared.
-No lo hagas más difícil -suplicó pasándose las manos por la cabeza y tirándose del pelo desesperado.
-¿Qué diablos quieres ahora? -explotó realmente enfurecido. No lo entendía, no entendía a Wangji y eso lo frustraba. -Yo no soy tu cáraid -levantó la barbilla de modo desafiante y sus ojos lilas se humedecieron y brillaron con la luz de la luna que entraba por las ventanas. -Así que por muchas ganas que tenga de hacerlo, no voy a morderte.
Esa negación rebeló a Wangji lo dolido que estaba su pareja con él por haber puesto en duda su pertenencia y su exclusividad. Él había querido hacerle ver lo doloroso que era que entre compañeros se negaran el uno al otro. Ahora se reprendía al verlo tan vulnerable y tan ofendido.
Wei Ying sí era su cáraid y él se lo haría ver.

-No. No vas a morderme -insinuó él provocativo. -Te voy a morder yo.
Con estas palabras Wangji se cernió sobre el y lo inmovilizó echándole los brazos a la espalda y
obligándolo a inclinar el cuello.
-No, para -gritó Wei Ying desgarrándose la garganta.
Wangji se le helaron todos los sentidos al oír la súplica de Wei Ying. El permanecía con el cuello
echado hacia atrás. Los ojos cerrados no habían logrado encarcelar las lágrimas que ahora se
deslizaban por sus mejillas. Wangji se retiró y poco a poco la soltó.
Plan B. Tendría que provocarlo. Cogió el puñal del pantalón y se cortó en el cuello. Wei Ying
agrandó los ojos al ver la sangre deslizarse hasta su pecho y más abajo, llegando casi al ombligo.

-Bebe... -el tenía que beber para que todo su cuerpo se resarciera de la paliza que le habían dado y él entonces pudiera hacerle el amor como realmente deseaba. -Esta mañana me dijiste que no eras mi pareja ¿Tú lo puedes decir y yo no? ¿Es eso, Wei Ying? -le preguntó
acercándose a el con cautela. -Yo sólo me limité a repetir lo que tú decías, cariño.
-¿Te limitaste? -repitió el con los ojos oscurecidos y perdidos en el hilo de sangre que recorría su pecho. -No, Wangji. Yo no diría que te limitaras mucho. Esta mañana te has cebado conmigo -recriminó con tono amargo.

-Entonces... ¿No te ha gustado lo que te he dicho? ¿Por qué no? Pensaba que te alegraría oír lo que tú mismo afirmabas con tanta seguridad.
Wei Ying alzó la mirada con serias dudas sobre cómo debía actuar. Wangji parecía acorralarlo para que el volviera a humillarse, a entregarse a él. Para que declarara lo herido que se sentía por lo que él le había dicho y entonces él pudiera volverse a reír de su debilidad. Para que confesara la necesidad tan fuerte que sentía hacia él, de sus ganas de acariciarlo, de abrazarlo, de besarlo y de compartir con él, sólo con él, todo lo que tenía.
-¿Me quieres avergonzar otra vez? -preguntó lleno de incertidumbre.
-¿Qué? No, yo no... - Wangji frunció el ceño. No esperaba que el contraatacara con esa
pregunta.
-¿Quieres insultarme? ¿No has tenido suficiente humillándome esta mañana? -repitió con
los ojos lilas llenos de dolor.
-No, Wei Ying...

-No, claro. Tú nunca tienes suficiente -se apartó de su lado y corrió a coger una copa de
cristal de bohemia. El corazón le dolía tanto que le costaba hasta respirar. -Olvidaba que eres un auténtico cabrón saboteador -se cortó la muñeca con los dientes ante la mirada atónita de Wangji y empezó a llenar la copa con su sangre. -Acabemos con esto rápido... -sentenció con un siseo de dolor y de horror ante lo que estaba haciendo. -No vas a reírte más de mí -cuando la copa estuvo suficientemente llena, miró a Wangji y sintió una punzada de arrepentimiento al verlo con tan poco autocontrol.

Sangre y Colmillos (El libro del Wei Ying)Where stories live. Discover now