1. La despedida

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Taylor.

Termino de arreglar mi cama mientras con mis audifonos puesto escucho canciones de Taylor Swift a todo volumen.

Pego un brinco al sentir una mano sobre mi hombro y me giro espantada para ver a Kyle, mi mejor amigo desde la infancia parado detras de mi.

Le miro con ojos acusatorios y me entran una ganas enormes de gritarle que es un tonto, sin embargo, no puedo.

Él me hace un gesto para que me quite mis audifonos y eso hago.

-¡Te tengo una muy muy buena noticia!- dice a lo que levanto ambas de mis cejas para que siga hablando-. Pasaba por la oficina de la madre superiora cuando escuche que adoptaran a alguien de aquí. Me detuve y me quede atras de la puerta para escuchar y enunciaron tu nombre, creo que son los mismo señores que estuvieron aquí el otro día. ¿Los recuerdas?

Arrugo el entrecejo y antes de que pueda asentir con la cabeza, Eugenia, una de las monjas que nos cuidan entra a mi habitación.

-¿Qué hace usted aquí señorito Kyle?- pregunta en dirección a mi mejor amigo-. Sabe de sobra que esta prohibido...

-Entrar a solas en las habitaciones de las chicas- le interrumpe terminando la frase por ella a lo que Eugenia le da una mala mirada- . Estoy consiente de eso, lo siento.

-Taylor- menciona ella ignorando el comentario de mi amigo-. Recoge tus cosas, has sido adoptada, mañana vendra por ti tu nueva familia.

Sin decir nada mas ella sale de mi habitación a lo que planto una sonrisa en mi cara y doy una vuelta en mi lugar mas que contenta.

Mi amigo se acerca a mi para abrazarme igual de alegre que yo.

-Me alegro por ti pequeña- susurra contra mi pelo- pero se que te extrañare demasiado.

~¿Qué hare sin ti?- moví mis manos formulando esa frase logrando que él entendiese.

-Estaras bien, te lo prometo- responde-. Aunque no este contigo siempre tendras mi apoyo.

Hago un puchero y beso su mejilla.

-Tendras que venir a visitarme aunque sea una vez al mes- asiento con la cabeza y veo como una lagrima baja por su mejilla.

~Me haras llorar tonto- volví a mover mis manos.

-No, no, sin llorar, se supone que debes estar feliz- llevo mi mano a su mejilla y quito una lagrima que desliza por esta-. Al fin te iras de este horrible lugar.

Le miro en forma de reprimenda, el lugar no es tan horrible, o al menos no desde mi punto de vista.

-Mejor te ayudare a recoger tus cosas- propone antes de separarse de mi y abrir mi pequeño clóset.

Saco de debajo de la cama una bolsa de nailón negra y junto a Kyle comienzo a sacar la poca ropa que tengo dentro del armario para echarla en esta.

-A veces me gusta imaginar como sería tu voz si pudieras hablar- menciona de repente.

Me giro hacia el y muevo mis manos para preguntarle.

~¿Y como sería?

-Sería demasiado linda, y dulce.

Le sonrío y sigo con lo mío.

Desde que estoy en este lugar jamás he podido hablar, no se si de mas pequeña lo podía hacer porque no recuerdo nada de mi vida antes del orfanato, las monjas me llevaron al hospital y los médicos detectaron que era un trauma por lo cual no volvería a enunciar una palabra .

Tus palabras de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora