34. Ignorado

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Brad.

31 de enero

El sonido del timbre es como música para mis oídos . Recuesto mi hombro en la pared a la espera de que ella aparezca. No tarda mucho, pocos minutos es lo que pasa antes de poder verla. Luce linda como siempre y mis nervios crecen a medida que avanza por el pasillo con su vista en el móvil.

No nota mi presencia lo que me permite tomar ventaja y tomarla del brazo hacia el interior del laboratorio de física. Se voltea hacia mí y hace una enorme mueca al verme.

Han pasado dos días desde la cita que no llegó a suceder. Al día siguiente fui a su casa pero no quiso verme, ayer en el instituto me ignoró el día entero hasta el punto de irse disimuladamente de los lugares en donde yo estaba y tampoco ha atendido a ninguna de mis tantas llamadas y mensajes.

Su cara de disgusto y la manera en que mira la puerta cerrada queriendo irse me oprime el pecho y solo ruego para que me deje explicar todo.

Tomo sus manos entre las mías pero las aparta como si mi toque quemara.

~Tengo que irme, me están esperando .

La forma en que mueve sus manos, sus gestos, todo en ella me deja entender que esta enojada, y la entiendo 

~No quiero estar aquí contigo, Brad, y tampoco quiero explicaciones. Ya no me interesan.

Camina a la puerta para irse pero me interpongo en su camino prohibiendo el paso.

—Sé que no quieres escucharme, pero por favor, te suplico que lo hagas. No te robaré mucho tiempo, luego podrás irte si así lo quieres —se cruza de brazos y yo bajo los míos al notar que ya no está a la defensiva. Me revuelvo el cabello y suspiro antes de iniciar a hablar —. Lamento dejarte plantada pero juro que no era lo que quería, yo...

Mis palabras se interrumpen con lo que ella hace. Toma mi momento desprevenido y se escabulle por mi lado saliendo del salón a la velocidad de la luz.

Se me ha escapado. Ha huido de mí como si fuera la peor escoria del mundo pero juro que le insistiré tanto que va a terminar escuchando lo que tengo para decirle.

Va a escuchar mi versión. Entenderá que no fue mi culpa dejarla sola, que Blue y Vector me tendieron una trampa, que muero por estar con ella porque no hay otra chica que me guste por igual.

Taylor va a escucharme si o si en algún momento, como que me llamo Brad Mcglair.

2 de febrero.

Sigo insistiendo, y ella sigue sin querer ni mirarme. La situación está siendo tan frustrante que he pasado dos noches sin dormir, pensando en cómo puedo tener la mínima interacción con ella, y justo ahora he llegado a la conclusión de que lo que estoy a punto de hacer creo que es la mayor locura de mi vida.

Estaciono mi auto frente a la casa de mis tíos y salgo de este dejando la llave dentro. Los guardias de seguridad siguen en su lugar, no se alertan por mí, pues deben estar aburridos de verme aquí.

No entro a la casa directamente, sino que la rodeo llegando a la parte trasera de la mansión. Miro a los alrededores notando que no hay nadie y miro el árbol frente a mi.

Niego con la cabeza y resopló. Estoy perdiendo la cabeza poco a poco. Comienzo a trepar el árbol como un maldito psicópata, con dificultad logró llegar a una rama bastante alta que está pegada a la ventana del cuarto de Taylor. Solo debo estirar bien las piernas y estaré dentro de su habitación.

Me corro a un lado como puedo, escondiéndome de ella. Las cortinas de la ventana están abiertas y dentro ella camina de un lado para otro con los ojos de Kyle sobre sus movimientos.

Tus palabras de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora