25. El otro Brad.

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Taylor.

El día 23 de diciembre había llegado y yo no podía creer en su totalidad lo que me encuentro haciendo y menos quién me está acompañando.

Camino por la tienda mientras Brad a mi lado empuja el carrito lleno de cosas. Desde antier habíamos planeado hacer esto con toda la familia pero por asuntos de la empresa nuestros padres no han podido venir.

Todos decidimos comprar algunos regalos simples para llevar al orfanato de donde yo había salido. Para que todos este año tengan una sonrisa en su rostro, desde los más pequeños hasta los más grandes del lugar.

Hemos llenado ya más de siete carritos entre dos tiendas y aún faltaba un poco más pues Brad insistió en completar diez carritos con juguetes, y cinco con ropa. Una locura, lo sé.

—¿Estás cansada? —su mano en mi hombro me asusta y niego mientras echo un par de peluches en el carrito.

Últimamente pasaba más tiempo en las tiendas que en casa pues teníamos una semana de vacaciones en el instituto y la había aprovechado para pasar tiempo con mis amigos, todos ellos siempre venían a las tiendas para comprar obsequios para sus familias. Aproveche esos días y le compre algo a cada uno de mis familiares, cosas totalmente random pues ni siquiera sé que les gustaría.

Las horas pasan y a las 4:50 PM al fin hemos terminado con nuestro cometido.

Recuesto mi cabeza en el asiento del coche mientras observo a Brad manejar. La parte de atrás está repleta de cosas, hay tantas que ni siquiera cabría alguien allá atrás.

Llegar a mi casa demora más de lo que pensé pero cuando el chico estaciona frente a las puertas de mi hogar ambos bajamos del coche y Brad le ordena a unos de los guardaespaldas que se encargue de bajar todo lo que ahí dentro y que lleve a la sección de las empleadas pues Jessica hoy les ha encargado la misión a todas de envolver regalos, por hoy no harían nada más que eso.

—Solo falta una cosa que seguro que les hará ilusión a esos niños —habla mientras caminamos hombro con hombro hacia el interior de la mansión —. ¿Y si preparamos algunas galletas navideñas y cupcakes? Yo opino que les gustaría algo diferente este año, mi madre me ha contado que en esos sitios no hacen muchos postres.

Le miró encantada. Es imposible que esté hablando con el mismo chico que conocí en el jardín de esta casa, con ese que me discrimino diciendo que parecía una pordiosera.

Definitivamente este Brad me gusta más, se comporta encantador, educado y amable. Seguro algo afectó a su cerebro, aunque yo apostaría que Joana se dio cuenta de las actitudes de su hijo y lo cambió por un doble. Creo que la segunda es la opción correcta.

—Pero si no te parece solo...

Le cortó moviendo su brazo con emoción.

—Bien. Hagámoslo.

No tengo idea de como hacer galletas o cup cakes.

—No los ha probado casi nadie pero mi abuela me enseñó a preparar galletas la navidad pasada . Creo que podría funcionar.

¿Tú cocinando? . Muero por ver eso.

—Tengo la mejor sazón de todo España. Ya lo verás.

Tira de mí hasta llegar a la cocina. La cocinera de la casa se encuentra sentada en uno de los taburetes pelando unas cebollas. Al vernos nos saluda con una sonrisa y vuelve a sus labores.

—¿Crees que podamos usar su cocina? —Brad llama su atención.

—Por supuesto que sí. ¿Necesitan mi ayuda con algo?

Tus palabras de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora