18. Niñeros por una noche.

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Taylor

No me puedo creer esto.

¿No fue suficiente con tener que pasar la noche con él en la boda de la prima Fabiola?

Al parecer no. Ahora tengo que pasar con él esta noche también. ¿Acaso hice algo para merecer este castigo?

Refunfuño una vez más mientras voy de camino a la casa de Brad. Resulta que debo cuidar a dos de mis primos menores junto con el pues hoy habrá una cuestión empresarial en la que irán nuestros familiares y nuestra tía Berta no ha podido dejar a sus dos hijos con la niñera porque esta se encuentra enferma. Ella le pidió a Brad que si podría quedarse con ellos y él accedió pero como él es algo irresponsable su madre ha hablado con Jessica para preguntarle sí me podía quedar con él y supuestamente yo respondí que sí.

—Señorita hemos llegado— anuncia el chófer deteniendo el coche. Él se baja y me abre la puerta por lo que le doy una sonrisa de agradecimiento.

Entró a la casa luego de que una de las empleadas me haya abierto la puerta. La chica amablemente me guía hasta el salón donde se encuentra Brad sentado mientras juega a la play.

—Pero si mira quien ha llegado— menciona con una sonrisa—. Los niños están durmiendo en mi habitación. De nada por hacer la mitad del trabajo.

Noto como tiene su celular encima de sus piernas encendido con mi chat abierto. Frunzo el ceño con extrañeza pero luego me doy cuenta del motivo y sonrío con ternura. Solo está preparado para cuando quiera decirle algo.

Camino hasta estar a su lado y me siento en el sillón junto a él. Me doy cuenta de cómo me mira de reojo pero inmediatamente regresa su vista al juego.

—¿Te apetece jugar? —ofrece de la nada.

Niego con la cabeza pues no se jugar, además, mi cuerpo solo me pide descanso.

—No seas aburrida —se queja —, juega solo un poco.

No se jugar a eso. Jamás aprendí.

Fija su vista en su móvil y suelta una risa burlona. Me apetece golpearle pero al ver mi rostro serio cambia su semblante.

—Puedo enseñarte.

Prefiero que no.

—¿Te ha sucedido algo? —su ceño se frunce pero decido no contestarle.

Lo ignoro sacando unos audífonos de cable del bolsillo de mi pantalón, los audífonos inalámbricos son un sufrimiento.

La verdad es que no me pasa nada, al menos no con él, solo tengo algo de sueño, a veces me pongo de mal humor cuando eso pasa.

Conecto los audífonos al teléfono y me los coloco en los oídos. Brad no dice nada y sigue con su juego normalmente. Yo por mi parte comienzo a buscar una canción que me guste para escuchar.

En mi vista se topa The way i love you de Taylor Swift, llevo mi dedo hacia ella para ponerla pero se queda a pocos centímetros cuando a mi mente vienen los recuerdos de aquella noche en esta misma casa cuando el chico odioso a mi lado me la canto para dormir. Me rehúso a ponerla y escojo la de abajo, es Lover, de la misma cantante .

Amo a Taylor Swift, para mi es una de las mejores cantantes de todos los tiempos. En el convento una vez por navidad nos dieron un reproductor de música y unos audífonos por habitación, en cada habitación éramos seis chicas por lo que había que compartir.

Para mi suerte mis compañeras de cuarto no eran muy amantes de la música, eran más bien de las que deseaban quedarse leyendo un libro, haciendo tareas o comentando cosas aleatorias, siempre aprovechaba esos momentos y escuchaba música, era mi parte favorita del día.

Tus palabras de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora