Extra 3. Los fantasmas del pasado.

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Taylor a los 7 años .

Apreció como caen a mis pies las hojas ya marchitas de los árboles . Me estiro y recojo una antes de comenzar a romperla en trozos de manera suave, en ocasiones hacer esto me entretiene.

Miro el cielo, ya se está haciendo un poco de noche y aun no he conseguido nada de dinero para llevar a casa. Esta vez van a matarme. 

Me levanto de la banca y tomo el pequeño cofre a mi lado junto a Dusky, mi peluche de ranita . 

—¿Me da una moneda? —pregunto apresuradamente extendiendo mi cofre cuando un señor bien vestido pasa por mí lado.

—Apartate niña —me empuja con algo de fuerza logrando que caiga sentada sobre el asfalto.

Hago una mueca de dolor cuando veo sangre saliendo de mi rodilla, me he raspado. Paso mi mano por el raspón tratando de quitar la sangre, pero al momento sale más por lo que presiono mi mano sobre la herida tratando de que cese el sangrado, con un poco de suerte lo logro.

Recojo mis cosas por segunda vez y vuelvo a ponerme de pie. Mis ojos se inundan, no quiero llegar a casa y que ellos vean que he llegado sin nada, no quiero que me golpeen como cada día, no quiero que el...

Detengo mis pensamientos. No vale de nada torturarme ahora cuando sé a la perfección que llegando a casa de todas formas va a suceder. No puedo seguir retrasando lo que tarde o temprano sucederá.

Camino a pasos lentos por toda la acera. Me encuentro un par de personas por el camino a las que le pido un par de monedas, por suerte, una señora me dio un par de billetes pero en realidad no se cuantos son, no se si para ellos será suficiente.

Me quedo de pie como una estatua frente a la puerta de mi casa. No quiero entrar, pero no quiero quedarme aquí afuera por siempre.

Me acerco a la maceta que hay a la derecha de la puerta y escarbo un poco en la tierra, cuando encuentro la llave de la puerta la abro y vuelvo a dejar la llave donde estaba.

Suelto un corto suspiro. Aquí vamos.

Cierro la puerta a mis espaldas y me adentro un poco más en la casa. Cuando estoy en el medio de la sala mi cuerpo se tensa al escuchar una voz a mi izquierda.

—Pero si mira quien se ha dignado a aparecer —la voz gruesa y fuerte me pone los pelos de gallina pero no lo demuestro.

—Hola papá . Conseguí un par de billetes —le muestro el cofre.

—Te he dicho mil veces que no soy tu padre —rebate —, solo parece que lo soy porque estoy con la zorra de tu madre. Dame eso —me arrebata el cofre de las manos y le echa un vistazo —. ¡Esto es una mierda!

Mis ojos se llenan de lágrimas cuando Will tira el cofre logrando que me dé en la cabeza.

—¡¿No pudiste conseguir más?! —niego frenéticamente juntando mis manos debajo de mi barbilla —. Oh claro que pudiste conseguir más mocosa, ¿quién no le daría dinero a una niñita?

—Ya estoy grande —suelto como justificación. La voz me tiembla —. La gente ya no quiere darme dinero, hasta me empujan. Mira lo que me hizo un señor —le señalo mi rodilla —. Lo siento, yo...

—Y un cojone —estalla —. No conseguiste el dinero entonces te voy a castigar.

—No, por favor —suplicó entre sollozos —. Yo prometo que mañana voy a conseguir más.

—Mañana no me interesa. Hoy no trajiste nada, así que tendrás tu castigo — se acerca a mi y me toma del pelo antes de que pueda retroceder .

Me levanta agarrándome del cabello y chilló de dolor pero eso parece importarle muy poco. Will me saca al pequeño patio de la casa y me avienta al lodo. Caigo de cara y tengo que escupir un par de veces para sacar lo que se me ha metido a la boca.

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⏰ Last updated: Apr 28 ⏰

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Tus palabras de cristalWhere stories live. Discover now