22. Mcglair

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Brad.

Verla allí, bailando sobre el escenario de esa forma y con esa ropa tan corta me causa cosas y no precisamente gracia o ganas de burlarme.

Mis ganas de besarla hasta que nos duelan los labios aumenta cuando muestra una sonrisa encantadora de las que siempre me deja hipnotizado.

Ya no puedo seguir negándolo, no con todo lo que estoy comenzando a sentir, amo a Blue pero Taylor no para de dar vueltas en mi cabeza como un carrusel.

Ella me tiene loco de todas las maneras posibles y no se que tan malo pueda ser eso.

Ya no pienso en mi novia como antes. Cuando Taylor no estaba en mi vida solo pensaba en ella, en sus besos, en sus caricias ,en su sonrisa, pero ahora , ahora no me sacó de la maldita cabeza el cabello rubio ondulado , ni los ojos color café que me encantaría observar por horas. Tampoco  me sacó de la mente sus labios provocadores que deseo acariciar con los míos.

Esto es una locura. No puedo desear tanto a alguien, es irrespetuoso sentir algo más por Taylor teniendo una novia a la cual respetar, es imposible a sabiendas de que es hija de mis tíos. No lleva mi sangre, no es su verdadera hija pero para ellos es como si lo fuera. No debería pensar en ella como lo hago sin embargo es algo que no puedo evitar.

Su presentación termina y todos estallan en aplausos. Muchos chicos chiflan y gritan una que otra grosería, supongo que con lo que les costó entrar a ver el baile lo disfrutaron bastante.

—Vuelvo en unos minutos— susurro en el oído de Blue soltando su cintura y sacando mi móvil del bolsillo de mis pantalones —. Mi madre me está llamando.

No me gusta mentir pero ¿Qué puedo decirle? >>Oh cariño, regreso enseguida voy a ver a mi prima sexy que me vuelve loco<<. Eso sonaría mucho peor si lo admitiera en voz alta pues en mis pensamientos no tienen mucha importancia.

Me escabullo hacia la caravana donde le vi entrar justo ahora. Con lo descuidada que es no le ha echado pestillo a la puerta por lo que solo debo girar el pomo para poder entrar.

Se da la vuelta asustada pero cuando me ve, sus facciones se relajan. Plantó una sonrisa burlona en mi cara dejándole saber que iniciare a molestarla en cualquier momento.

Se me baja una carcajada involuntaria cuando recuerdo su baile. La rubia toma un cepillo y me lo lanza pero gracias a mis reflejos logró esquivarlo sin preocupaciones.

Cierro la puerta abierta a mis espaldas y doy unas cuantas zancadas hasta posicionarme frente a ella. Sus ojos cafes me enfocan cuando alza la cabeza para tener una mejor visión de mi.

Llevo más de cuatro meses conociéndola y aun no logro saber con exactitud cómo es que me quedo embobado cada vez que la miro. Mi mano se mueve involuntariamente hacia su frente de donde quito una fina capa de sudor que reluce en esta.

No apartó la mano de su cuerpo, al contrario, mi mano comienza a descender por todo su cuerpo como si tuviera vida propia. Rozó su cuello y bajó la mano por todo su brazo notando como se eriza bajo el tacto.

Cierro la mano formando un puño cuando llegó a la corta falda que me ha estado torturando la última parte de la noche. Arrugó la tela de esta y tiró hacia abajo en un intento de taparla mas pero solo ocasiono que se le vean las bragas desde la parte de arriba. Trago grueso y regreso mi vista a sus ojos deteniéndome un poco en sus labios.

—Esa falda es muy corta ¿no crees?. —mi voz sale entrecortada y mi pulso se dispara cuando posa una de sus pequeñas manos en mi pecho.

Menos mal que la ha posado abajo porque si la pone sobre mi corazón podría darse cuenta de lo desenfrenado que late con tan solo el tacto de sus manos.

Tus palabras de cristalजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें