Eternamente Tuya (#3) (Completa)

Capítulo 66: Hades sin nariz

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Capítulo 66: Hades sin nariz

Hades se volteó hacia mí, sus ojos dorados encontrándose con los míos y joder, creo que lo poco que había recordado se me olvidó junto con todo pensamiento coherente de mi cabeza; estaba en blanco unicamente concentrada en su belleza surrealista.

¿De verdad alguien así podía existir? No entendía por qué, pero sentía que no era la primera vez que pensaba esto.

Él se acercó hacia mí con lentitud temblé al sentirme diminuta como toda una hormiga frente a un enorme zapato humano a punto de aplastarlo; entrando en pánico.

«Debes calmarte, ¿pero qué pasa contigo?»

Su gracia al caminar era realmente llamativa, de hecho todo de Hades Parker llamaba mucho mi atención, como si tuviera una especie de luz a su alrededor que le impidiera pasar desapercibido. Él se detuvo frente a mí, dejé de respirar y evité su mirada sintiendo mi rostro que le llegaba al pecho enteramente sonrojado, Hades alzó sus manos para colocarlas sobre mi cabeza en el vendaje y empezar a quitármelo, su ligero toque a pesar de ser apenas un roce de sus nudillos, lo sentí en todo el cuerpo.

«Respira,calma».

¿Por qué quería saltarle encima y arrancarle la ropa?

Sentía que mis sentidos se habían despertados a un mil por ciento en mucho deseo.

Joder, esto era terrible tomando en cuenta que se suponía tenía novio.

—¿Te duele? —preguntó Hades, su voz profunda me erizó la piel.

¿Uh?

Estaba tan distraída en el caos que él me provocaba en todo el cuerpo que me costó un poco entender que se refería a mi cabeza.

—Solo un poco —respondí, y él terminó de apartar la venda.

Percibía en mi cabeza una ligera molestia, como si se tratara de punzadas donde se intensificaba el dolor, luego se disipaba y volvía.

Hades empezó a tocarme un poco y me revisó con minuciosidad acercándose más de lo que era aceptable para mí, su cabeza a centímetros de la mía me tenía apretando las piernas sintiendo que estaba incendiada y con la respiración echa un completo caos, mis mejillas llenas de vergüenza al saber que probablemente olía terrible.

«Solo te está revisando, es doctor, así que cálmate».

—Tienes un hematoma y una herida abierta —dijo Hades por fin y se alejó de mí para tomar un bolso que estaba encima de la cama que parecía contener muchas cosas médicas como jeringas, nuevas vendas y alcohol.

—Uhm... —murmuré sin saber qué más decir.

Él se volvió a acercar a mí más de lo necesario, estaba segura de que si me movía, mi nariz rozaría su camisa y joder, vaya que olía muy bien, me eché un poco hacia atrás intentando separarme un poco de él, sin embargo sentí que su mirada estaba fija en mi rostro casi traspasando mi piel.

¿Por qué no podía dejar de temblar? Me sentía frustrada conmigo misma con alguien que acababa de conocer.

Alcé la vista y dejé de respirar cuando me encontré con sus profundos ojos dorados y él murmuró:

—Estás incómoda.

Me removí un poco en mi asiento, mi rostro intensificando su sonrojo.

Creo que él era muy bueno leyendo mi cara.