Eternamente Tuya (#3) (Completa)

Epílogo

Actualización 2/2

Epílogo

Le obedecí yendo a bañarme, me tomé mi tiempo para relajarme y luego con un pequeño traje de encajes de color rosa fui a su habitación, ya Hades estaba acostado usando su teléfono, una mano detrás de su cabeza mostrando su ejercitado brazo con los músculos sobresaltando, solo llevaba unos bóxers colgando de sus caderas y su deslumbrante torso al descubierto, mirarlo siempre era un deleite para mi vista.
Él apartó la mirada del teléfono y me miró, yo sonreí y me acerqué a él acostándome a su lado en la cama, coloqué un brazo alrededor de su abdomen y pegué mi cuerpo al suyo abrazándolo como una garrapata.

«No Nube, no debes ser tan intensa».

Después fue que reaccioné que a él no le gustaba tanto el contacto físico, me iba a separar un poco, pero él pasó la mano por mi espalda en un medio abrazo aceptando que estuviera así junto él, así que gustosa me quedé en mi lugar.

«A él le gusta mi intensidad, probablemente eso fue lo que lo enamoró».

«Lo lograste Nube».

—¿Estás cansada? —preguntó dejando su teléfono en la mesa de noche, su mano acariciando mi cadera lentamente encendiéndome más rápido que un yesquero.

Era una mezcla, estaba cansada y a la vez caliente.

—Un poco —admití.

—¿Te parece si descansamos esta noche y mañana te follo sin piedad?

Alcé la vista, mi rostro entero sonrojándose ante sus palabras, él me miraba como si de verdad estuviera esperando una respuesta a esa pregunta tan directa y sin tabúes.

A veces se me dificultaba aceptar sus palabras sin censura.

—Hades —me reí bajando la mirada.

—¿No quieres? —preguntó confuso sin comprender mi vergüenza.

—Vale, vale, contigo siempre es un sí —dije descansando mi cabeza en su pecho sintiendo su calmada respiración—, pero es que fuiste muy directo.

Hades pareció comprender y acarició mi cabello.

—Nube Queen —susurró dejando caer su cabeza sobre la mía—, señora Parker...

Sonreí ante como sonó eso, me gustaba el tono de su voz al decir señora Parker.

—En las buenas y en las malas, futuro señor esposo —murmuré—, te protegeré con mi vida.

Le siguió un silencio extraño, creí que Hades se había quedado dormido, pero se sentía tenso, y entonces murmuró:

—Nube, si algo pasa, prométeme que te protegerás sin pensar en mí.

¿Uh?

Fruncí el ceño, no me gustaba que dijera esas cosas, no me gustaba que dijera nada negativo, me daba ansiedad.

—No digas esas cosas, Liebe. —dije.

Él detuvo su mano en mi cabello y repitió:

—Prométeme que si algo me pasa no intentaras salvarme sino que salvaras tu vida y la del bebé.

—No digas...

—Prométemelo —me interrumpió.

Suspiré.

—Lo prometo —dije y solté una ligera risa nerviosa—, pero ya no digas esas cosas ¿qué te pasa? ¡Qué pesimista eres futuro señor esposo!

Él se rió un poco, su risa siendo leve pero una agradable música para mis oídos. Se movió un poco a mi lado para acomodarnos mejor para dormir y susurró: