𝟬𝟮𝟬

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Terminé de subirme el pantalón y corrí hacia afuera, Enzo me había mandado un mensaje para avisarme que ya había llegado y no había tocado el timbre porque Oli estaba dormida y no quería despertarla.

Afuera estaba parado Enzo con una amplia sonrisa, en sus mano traía el bolsito de Oli y a la bebé durmiendo a upa de él. Sonreí y de inmediato quise agarrar a la más chiquita, pero él negó con la cabeza y me dió un beso en el cachete, para después entrar todo cargado.

Cerré la puerta y entré atrás de él, aunque no lo había visto por lo que supuse que se había ido a acostar a Oli.

—¿Cómo estás?, ¿Descansaste algo ayer? —preguntó simpático, y se sentó en la barra de la cocina.

Pensé en decirle que había salido con Julián, pero teniendo en cuenta que él también me había invitado a salir y me negué, no ví bien contárselo.

—Sí, dormí bastante —asentí y busqué algo para comer, le pasé un paquete de galletitas y puse agua para tomar mates.

—Saliste con el Ju, ¿No? —cuestionó sin mucho interés, mientras abría el paquete de galletitas.

Mi corazón dió un saltito al pensar en la posibilidad de que Julián se lo haya contado, no había otra opción. Puse las cosas del mate arriba de la mesa y sin poder evitarlo, sonreí.

—Si, salimos a comer algo y después a una plaza a charlar —confesé risueña.

—Ah, me imaginé. Pasa que había visto un par de mensajes donde te avisaba que había llegado en su celular, y como no me contó no le quise preguntar —explicó y en un instante, mi sonrisa se borró. Entonces Julián no se lo había contado—. Pensé que querías hablar con tu familia —recordó, y me miró acusatorio.

—Se habían ido a almorzar a mostaza para celebrar lo del partido, tuve suerte de que me hayan contestado la primera llamada.

Asintió con la cabeza y lo noté bastante pensativo durante unos segundos, después me miró y arrugó su nariz algo tenso.

—¿Te gusta Julián? Siempre que te hablo de él te pones más contenta de lo normal —indagó y, por algún motivo, parecía estar aterrado ante la respuesta.

¿Me gustaba Julián? A ver, no lo conocía hacía tanto tiempo pero le tenía un enorme cariño, me sentía cómoda estando con él y disfrutaba del tiempo juntos. Tampoco voy a negar que me había dolido saber que no le contó a Enzo sobre nuestra salida, ¿Pero me gustaba?

Si lo hacía, no iba a decírselo a nadie, mucho menos a Enzo.

—No, no me gusta Julián —respondí al final, lo ví suspirar y sonreír.

—Que bueno, porque no quería que te lastime.

Sabía que no debía preguntar porque no quería conocer la respuesta, pero la picazón de curiosidad era más grande que la razón.

—¿Por qué?

—¿Ah, no sabías? Va a venir Emilia para el próximo partido, es la ex de Julián y él la invitó. Creo que van a volver, fueron novios desde chiquitos o algo así —se encogió de hombros y preparó la yerba para el mate en lo que yo apagaba la hornalla, mordí mi labio inferior y solté un suspiro.

—Que lindo amar a alguien desde chiquitos —forcé una sonrisa y llevé el termo lleno hasta el futbolista—, ¿Te imaginas que un amor tan puro como el de dos criaturas perdure tantos años?

—No creo que tenés que conocer a alguien desde chiquitos para saber amarlo de una forma pura, a veces la persona correcta llega cuando menos te lo esperas —se encogió de hombros y me pasó el primer mate.

Sobre Ruedas-Enzo Fernández Where stories live. Discover now