Sobre Ruedas-Enzo Fernández

029

Tras tres largos intentos casi fallidos, pude despertar a Alejo que se forma muy malhumorada murmuró un "buenos días". Llevaba dos horas despierta por la ansiedad de tener que volver a viajar, la última vez había estado a las corridas y hoy no quería pasar por el mismo nivel de estrés.

—Vamos a desayunar porque después se me ponen chinchudos. Dale, arriba —ordené ayudándolos a pararse—. Les hice chocolatada y bizcochuelo.

Cómo por arte de magia, los dos terminaron de abrir sus ojos y sonrieron. Ya estaban conscientes de su entorno cuando me abrazaron y me desearon unos buenos días.

—No la entiendo —escuché a Nico quejarse con Santi—. En serio, no la entiendo.

—¿Qué pasó? —pregunté preocupada.

—No sé, Lola me está diciendo que me ama, pero sus actitudes demuestran otra cosa —explicó mi hermano mayor, dándole un sorbo al jugo y saludando a los más chicos.

—Creo que con una palabra se pueden decir mil cosas, y un te amo no se dice en vano —me encogí de hombros.

—¿Por qué haces que todo parezca tan fácil? —se quejó Santi frustrado—. Ni siquiera cuando estás triste pareces triste.

—La tristeza es hermosa —lo miré risueña—. Todo arte se desemboca en el ser más triste, creo que un alma triste es una dulce melodía.

—Tenés mucha estrella, amor —escuché la voz de mi mamá y seguido, sentí un beso en mi cabeza.

—El sol es la estrella más grande —se burló Nico con una sonrisa triste.

Miré a mi hermano mayor, sabía que estaba confundido porque su rostro lo expresaba. Sabía que su corazón estaba lastimado porque su sonrisa me lo decía a gritos, estaba triste.

Había descubierto que el amor es un juego bastante engañoso, como apostar todas tus fichas al número más lindo que veas en un casino. Es un juego de azar, en algún momento la suerte no es suficiente, y comenzamos a hacer la propia.

—Tenés un corazón triste —hablé en voz baja para mi hermano, sentándome entre medio de los dos mayores como siempre.

—No sé, es como que ya no me genera lo mismo que antes, ¿Entendés? Lola antes era todo para mí, y ahora es una persona más.

—Que feo ver cómo alguien que lo era todo ahora no es nada.

Él asintió con la cabeza y como no lo escuché decir más, no continúe dándole vueltas al asunto. Todos desayunábamos en silencio, mis hermanos estaban totalmente nerviosos a simple vista, el viaje los tenía bastante inquietos. Mis papás por otro lado, tenían los ojos hinchados, los había escuchado llorar toda la noche mientras decían lo agradecidos que estaban con la vida por tenernos y cómo le agradecían a dios por habernos dado la oportunidad de tener una mejor calidad de vida.

Pagamos 10mil al que nos
devuelva a Sol

Hola chicos!
¿cómo están? Estoy camino
al aeropuerto.

Dibujito❤️‍🩹
QUÉ
EN QUW MIMENTO

Número desconocido
Wtf

Viajo a Qatar con mi
familia.

Alumno fav🕷️
Voy a conocer a
mis suegros.
mensaje eliminado

Lean el mejor de la scaloneta
JAJAJAJAJAJA se cagó

Dibujito❤️‍🩹
VUELVE SOL
A qué hora llegas?

No sé jaja, les aviso

Número desconocido
Te vamos a buscar con
Ori.

Lean el mejor de la scaloneta
Yo también quiero ir.

Dibujito❤️‍🩹
Y yo, reencuentro de padre
e hija

Sonreí ante la idea de verlos otra vez, estaba súper encariñada con ellos y me emocionaba más la idea de ver a Oli. La extrañaba mucho.

En el aeropuerto las cosas fueron bastante complicadas, nos demoraron bastante con las revisiones y, repentinamente, Alejo había decidido descubrir que tiene vértigo cinco minutos antes de subirnos al avión.

Sin mencionar que éramos siete, por ende alguien se iba a tener que sentar solo y después de una larga pelea en la que me dejaban afuera, decidimos que yo iba a sentarme sola. Más bien yo lo había decidido después de ver qué mis hermanos peleaban por ver con quién me sentaba, prefería preservar la paz.

—¡Alejo está llorando!

El grito de Federico me hizo levantar de mi asiento justo antes de que el avión despegue, estaban sentados en un lugar de tres personas junto a una señora desconocida que tenía cara de querer matar a alguien.

—Tranquilizate Ale —pedí calmada.

Vi que la señora se levantó de malhumor y caminó hasta mi lugar, me sorprendió ver cómo en cuestión de segundos su rostro se adornaba con la sonrisa más falsa que antes había visto.

—¿Querés que cambiemos de lugar? —ofreció con una voz amable, pero algo irritada.

—Sí, por favor —respondí casi de inmediato—. Gracias, me salvaste.

Desabroché el cinturón de seguridad y agarré el teléfono que me había comprado para ya no usar el de Santi, caminé lo más rápido que pude para sentarme con mi familia cuando escuché el aviso de que el avión estaba a punto de despegar.

—Hola amor, ya estoy acá —intenté calmar a Alejo, su pecho subía y bajaba con fuerza, mientras que las lágrimas corrían cual cascada por sus mejillas—. Dame la mano, tranquilo. No te va a pasar nada si estás conmigo.

—¿Me lo prometes?

—Obvio, vamos a llegar a Qatar y vas a conocer a la selección. Pero primero tenés que calmarte porque sino nos van a bajar del avión y vamos a tener que volver a casa.

Después de decir eso noté que se calmaba un poco, entrelacé su mano con la mía y sentí el peso de la cabecita de Federico en mi hombro. Se había dormido. Sonreí cuando despegamos y Alejo apretó mi mano con más fuerza, Nico y Santi iban sentados adelante de nosotros y podíamos escuchar de lo que hablaban.

—Mirá por la ventana —pedí y negó con la cabeza—. En serio, el cielo es hermoso desde acá arriba. No te lo vas a querer perder, eh.

Despacito, giró su cabeza y sus ojos se iluminaron de inmediato. Vi el asombro en ellos y mientras que los suyos se iluminaron por la belleza del cielo, los míos se iluminaron por verlo a él.

—¡Mirá que lindo, Sol!

—¿Viste? Te dije que no te lo ibas a querer perder —sonreí.

—¿En serio vamos a conocer a Messi?

—Yo tengo su número —recordé—. Además es súper buena persona, yo cuidé a sus hijos y son un amor. Seguro si los llegas a conocer se hacen amigos.

—¿Vos decís?

—Obvio, si vos y Fede son re simpáticos mal. Todos van a querer ser sus amigos, vas a ver.