𝟬𝟮𝟮

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Otro ganado. Estaba saliendo de la cancha con Oli de la mano cuando me puse a pensar en todo lo que estaba viviendo, acababa de presenciar el cuarto partido de Argentina en el mundial y lo habían ganado con los goles de Messi y Julián.

Desde que llegué, no me había puesto a pensar que posiblemente estaba viviendo el acontecimiento futbolístico más importante, al menos para mí que no tengo idea de lo que es un córner. Convivir con los chicos y ver como cada día se esfuerzan por ser una mejor versión de ellos mismos y representar con orgullo a todo un país, es simplemente magnífico. Cada discurso que presencié, cada festejo, cada abrazo de consuelo, cada lágrima de nervios y cada palabra de aliento no me habían dejado caer en cuenta de que estaba viendo un mundial.

Además de los inminentes resultados después de la primera derrota, empezaba a creer que las señales místicas de las que hablaban mis hermanos eran ciertas. Que ya estaba todo escrito y que solo teníamos que esperar para el resultado final.

—¿En qué pensas? —la voz de Oriana me hizo volver a la realidad, iba acomodándose la camiseta y el labial con un espejo de mano.

—En lo que estamos viviendo, ¿Te pusiste a pensar en eso alguna vez?

Ella me miró dubitativa.

—No —soltó al aire—. En realidad no, capaz sea porque ya llevo años en este ambiente.

Era bastante razonable, a decir verdad.

—Sí pero, ¿Te imaginaste todo esto? Yo ni en un millón de años pensé que iba a pasar un mundial sin perderme un partido en la cancha —confesé—. Este año cambiaron muchísimas cosas en mi vida, y pasó todo tan rápido que ni siquiera pude tener tiempo de procesarlo.

Olivia empezó a estirarme los brazos para que le hiciera upa y sin dudarlo accedí, al parecer su caminata la había cansado bastante. O simplemente tenía sueño.

—Es verdad, no lo estamos apreciando —habló en acuerdo la ojiverde—. Está pasando todo tan rápido que cuando termine va a parecer un sueño, ¿No? Vamos a querer retroceder el tiempo una y otra vez.

—Tal cuál.

—Voy a ir a ver a Pau, ¿Venís para ver a Enzo?

Enzo. Había estado pensando mucho en él últimamente, pero cada uno de mis pensamientos terminaba en una punzada de culpabilidad inmensa. Lo había ignorado, cada una de sus llamadas las había mandado al buzón de voz y había desactivado el visto para no tener que responder sus mensajes.

Me sentía confundida, no sabía por qué casi lo había besado y al mismo tiempo estaba aliviada de que no haya sucedido. Definitivamente habría sido un error, él y yo seríamos un error. Siendo de mundos tan diferentes, nunca habría funcionado. Y estaba alegre por ello, solo esperaba a que el tiempo acomode las cosas y todo vuelva a ser como antes.

—No creo que sea buena idea.

Oriana me miró sin comprender, su expresión había pasado de una alegre a una de confusión.

—¿Por qué no? Estoy segura de que le va a hacer re bien ver a Oli. Además, los chicos te extrañan mucho —intentó convencerme—. El dibu dice que su hija lo abandonó, y Paulo dice que seguro ya te cansaste de ellos.

Sonreí desanimada, ir significaría tener que lidiar no solo con Enzo, sino también con Julián. Debía confesar que estuve todo el partido intentando localizar a su pareja pero no pude dar con ella, había estado toda la noche pensando por qué se había comportado de esa forma conmigo si tenía novia.

O tal vez solo había sido yo quien malinterpretó las señales, y me sentía bastante avergonzada y tonta por ello.

—Bueno dale, vamos un ratito.

Sobre Ruedas-Enzo Fernández Where stories live. Discover now