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Semis. Estábamos en semis, mi familia había entrado en la locura, los chicos habían desaparecido toda la semana para meterse de lleno en los entrenamientos y yo sentía que la única persona no ansiosa con la que podía tener una conversación era Olivia.

—¿Estas te gustan, Oli? —le pregunté a la bebé mostrándole unas colitas de pelo celestes.

Nos habíamos levantado bastante temprano para poder prepararnos tranquilas antes de que todos mis hermanos se despierten y tengan sus crisis nerviosas, cosa que no me molestaría de no ser porque terminaban alterando a la bebé.

Peiné a Oli con dos colitas y al verla lista sonreí, después la senté con el desayuno en la cama y me metí a bañar. No quería ponerle la tele, consideraba que tanta televisión le podría hacer mal aunque Enzo siempre decía que la entretenga con los dibujitos de Discovery kids.

Me bañé lo más rápido que pude y sequé mi pelo con bastante tranquilidad, pude escuchar la voz de Santi molestando a Olivia así que supuse que ya se habían levantado todos. Me puse la camiseta sin enumerar de vuelta, unos jeans mom y salí del baño peinandome.

—No la molestes, ¿No ves que está tranquila? —reté a Santi cuando lo ví robándole una frutilla a la bebé.

—Buen día solcito. Prestame tu baño —mi hermano me dió un beso en la frente y pude ver cómo se metía al baño con una toalla en la mano y su cepillo de dientes.

Me puse a jugar con Oli cuando termine de alistarme y poco tiempo después, Santiago salió bañado y cambiado del baño. Tenía la cara roja y el ceño fruncido, lo que me hizo saber de inmediato que estaba nervioso.

—Vas a ver que lo ganamos —dije animada. Me había levantado de un humor particularmente bueno.

—Callate sol, no seas mufa.

¿Eh?

Santiago salió de mi habitación y casi una hora después, mi papá tocó para avisar que ya nos íbamos. Le hice upa a Oli y agarré mi bolso para salir y subirnos al auto que nos iba a llevar al estadio.

Nadie hablaba en el camino, lo cual era re raro, igual los entendía, yo también estaba nerviosa.

Cuando entramos al estadio y fuimos a nuestros lugares, todos estaban en silencio. A nosotros nos había tocado justo atrás del arco de Argentina, así que íbamos a tener la suerte de ver al dibu hacer su magia. Lo que me emocionaba mucho, había estado viendo varios vídeos de los chicos de la selección para entender sus sueños, ya que yo sabía que ellos entendían los míos.

—¡Ay, la puta madre! —gritó Nicolás y lo miré extrañada.

—No digas malas palabras Nico, están los peques.

—Estoy re cagado Sol.

—Yo no —lo escuché decir a Fede y lo miré curiosa—. Le tengo fé a mi selección.

—Yo digo que Messi va a meter dos goles y otro de Paul —dijo mamá, lo que me hizo sonreír. Mi mamá era fan de de Paul, lo había defendido de todos nuestros familiares cuando lo atacaban.

—Yo siento que hoy Ju va a hacer de las suyas —comenté dándole una bolsita con pochoclos a Oli.

—¿Sabes que yo también? Para mí que Julián va a meter un gol hoy —dijo mi papá.

Él tenía la camiseta de Julián puesta, en la parte del brazo le habíamos puesto un parche de river porque mi papá pensó que era súper original, y a mi me había copado bastante ayudarlo a hacerlo así que no tuve drama.

Después de esperar una hora, vimos cómo los jugadores salieron a la cancha y mis hermanos gritaron cuando salieron los de Croacia, por lo que los miré sin terminar de entender muy bien.

Sobre Ruedas-Enzo Fernández Where stories live. Discover now