023

5.2K 469 97
                                    

—¿Te pasa algo?

Lo miré.

—¿Eh?

—Sí Sol, hace media hora estás mirando al goma de Enzo —me miró, extendiéndome un chocolate—. No me digas, ¡Te gusta el negro!

—Sh, callate dibu —alterada, puse mis manos en su boca y sentí la suave vibración de su risa.

—¿Pero te gusta? Te re gusta, ¿Qué le ven?

Solté un suspiro, lo veía sonreírle a Olivia con ese amor paternal que emanaba siempre que estaba con ella.

—Está re bueno —solté. El dibu me miró de forma acusadora y reí nerviosa—. Que sí Emi, que es re bueno.

—Ahora lo que yo no entiendo —comentó sacándome un pedazo de chocolate—. Es por qué no le hablas, si se nota que te re morís por él.

—No me muero por él —fruncí el entrecejo—. Además debería estar muy enojada con él.

—¿Quién se muere por quién? —escuché la voz de Leandro y miré al dibu desesperada, rogaba que no dijera nada.

—Enzo por Sol.

Leandro meneó la cabeza con un semblante bastante pensativo, miré a Emiliano como si estuviera viendo a un loco recién salido de un psiquiátrico y el miró para otro lado fingiendo demencia.

—Es re obvio, pero pensé que estaba con Julián —dijo por fin Leandro, como si yo no estuviera entre medio de los dos—. ¿No tenían onda?

—Si se re notaba, pero siempre supe que Enzo iba a terminar con Sol —sonrió—. Hay que ponerle un hombre a su relación.

—Ensol.

—No, Mejor solenzo.

Arrugué la nariz y fingí una tos, pero ninguno de los dos me hizo caso.

—Ensol está mejor.

—No, solenzo. Solcito, ¿A vos cuál te gusta más?

—¿Se pueden callar? —levanté la voz y cuando todos me miraron, sentí como la sangre subía con velocidad a mis mejillas—. Dejen de decidir cómo me siento, ni siquiera yo lo descubrí todavía.

—¿Estás enojada? —preguntó Emiliano.

—No —suspiré—. Chicos, estoy confundida. No descubrí ni cómo me sentía ni lo que me pasaba, y ahora de repente me siento traicionada por alguien que no llegue a descubrir si me gustaba o no.

—¿Enzo te traicionó? —preguntó Lean—, ¿Qué te hizo?

—Me hizo creer que Julián tenía novia porque me gustaba —respondí sin más—. Me mintió, ni siquiera sé por qué lo hizo pero me siento horrible. Hice sentir mal a Julián por algo que no era cierto, lo ignoré por días por algo que no era verdad y lo peor de todo es que ahora ya no sé cómo me siento.

Los chicos se miraron entre sí y como acto seguido, los dos me envolvieron en sus brazos y sentí algo cálido en el pecho. Como si fuera un cariño de familia, como me hacía sentir mi familia.

—¿Por qué no hablas con Enzo y te despejas de todas tus dudas? Nosotros podríamos decirte qué fue lo que lo hizo hacer eso —dijo el dibu.

—Pero no nos vas a creer a menos que te lo diga él mismo —añadió Leandro.

Asentí con la cabeza y me levanté del lugar, no sin antes tener que dejarles el chocolate a los chicos. Vi a todos tan contentos y me sentí tan gris, ví a Julián abrazado a Enzo y riendo con Oli y me sentí mal por haber llegado a perturbar sus relaciones.

—¿Puedo hablar con vos?

Enzo me miró y su sonrisa incrementó de forma instantánea, casi al mismo tiempo que la de Julián se desvanecía.

—Obvio rubia. Che ju, ¿Te fijas Oli un ratito?

—Dale.

Salí de los vestuarios seguida por la vista de Leandro y Emiliano, atrás mío salió Enzo bastante animado y busqué alejarme lo más que pude de los festejos que estaban teniendo los chicos. No quería tener una discusión, pero me quería alejar por las dudas de que eso sucediera.

—¿Qué me querías decir? —fue él quien habló primero—. Ah, ya sé. Todo eso fue una excusa para que estemos solos, ¿No? Me debes un beso y algo me dice que querés saldar esa deuda.

El morocho puso sus manos encima de mi cintura con delicadeza y me empujó contra su cuerpo con una de sus sonrisitas compradoras, acarició mi mejilla con su pulgar y siguió con sus caricias hasta llegar a mis labios.

—¿Por qué me mentiste? —pregunté en un susurro.

—¿De qué hablas Sol? Yo no te mentí.

—Me mentiste cuando dijiste que Julián estaba de novio, ¿Por qué? —fruncí el ceño—, ¿Por qué me hiciste esto?

—Porque estoy enamorado de vos, Sol —sacó su mano de mi cintura y retrocedió dos pasos—. Sabía que estabas empezando a sentir cosas por Julián y no sé, fui egoísta. No podía verte con él porque sabía que te ibas a terminar enamorando.

—¿Enamorando?, ¿De qué hablas?, ¿Estás enamorado de mi? —pregunté confundida.

—Yo te juro que intenté no sentir nada por vos, porque sos demasiado correcta y yo soy todo lo opuesto. Sabía que nunca ibas a salir conmigo —soltó un suspiro de frustración—. Pero sos la persona más maravillosa que conocí en mi vida, fue inevitable sentir todo lo que siento por vos.

Cuando él intentó dar un paso hacia mi, yo retrocedí. No lograba terminar de procesar lo que me estaba diciendo, ¿Enzo enamorado de mi? Eso era imposible, más imposible era que no me haya dado cuenta.

—Vos no podés estar enamorado de mi, Enzo.

—¿Y por qué no?

—Porque no me conoces, no estás enamorado de mi. Estás enamorado de la idea que tenés de mi —hablé desesperada, y tomé sus manos entre las mías—. Estás enamorado de la idea de una Sol perfecta, una Sol que cuida a tu hija todos los días, que es buena con todos, que te cuida a vos. Estás encantado, ¿Y qué va a pasar cuando me encuentres en un mal día y lo único que haga sea encerrarme lejos de todo? Vas a desencantarte.

—Entonces dejame conocerte —apretó mis manos—. Dejame conocer a la Sol triste, enojada, alegre, a la sol positiva, a la negativa. Dejame ser parte y te juro que así como me enamoré de tu lado más luminoso, voy a enamorarme de tu lado más oscuro sol.

—Esto es un error —negué con la cabeza.

—¿Un error? Sol, vos me quisiste besar.

—Y fue un error, yo no estoy enamorada de vos Enzo.

—Entonces dejame enamorarte, dejame ayudarte a amarme tanto como yo te amo a vos.

—Lo nuestro nunca va a funcionar Enzo, ¿No te das cuenta?

Algo en su mirada cambió. En ese momento, el brillo en sus ojos se reemplazó por un sombrío vacío y sus cálidas manos soltaron las mías. Sentí de inmediato el frío, incluso cuando él se alejó.

—¿Vos pensas que enamorarme de vos es un error?

—Aceptar este trabajo fue un error.

—¿Te arrepentis de conocerme?, ¿Te arrepentis de todo lo que vivimos? —el dolor en su voz me hizo retroceder, como si estuviera cometiendo la peor atrocidad. Como si estuviera alejando a un cachorrito de su madre—. Estás enojada por lo de Julián y lo entiendo, no estás hablando en serio.

—Por más que lo intente, no puedo enojarme Enzo. Todos hacemos cosas estúpidas por amor pero yo tengo que irme antes de que alguno de los dos termine lastimado.

—Ya me estás lastimando, sol. Me estás haciendo mierda, ¿No te das cuenta?

—Perdoname Enzo, yo ya no puedo confiar en alguien que me mintió.

Sobre Ruedas-Enzo Fernández Where stories live. Discover now