Sobre Ruedas-Enzo Fernández

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—¡Tenemos que salir a festejar!, ¿Dónde querés que vayamos?

Miré a Enzo y no pude evitar reír, parecía ni siquiera darse cuenta de lo que estaba pasando. Todavía seguíamos en la cancha, incluso se quedaba duro cuando alguien venía a saludarlo o felicitarlo.

—Para mí tendrías que ir con los chicos, es su momento. Se lo merecen.

—Es mi momento también, y yo elijo pasarlo con vos.

La simple idea de que él eligiera pasar conmigo el festejo me hizo sonreír, aunque yo prefería que lo disfrute con los chicos. Momento así no ocurren muchas veces, y ellos merecían estar juntos.

Varios chicos fueron a buscar a Enzo y se lo llevaron, desde donde yo estaba pude ver cómo fruncía el ceño y en cuestión de segundos su expresión cambiaba para empezar a gritar y hacer un pogo con los chicos.

Agarré en mis brazos a Oli y empecé a caminar por la cancha para ir felicitando a los chicos, también felicité a un par de franceses que me crucé pero no sabría decir si entendieron que los felicitaba o si pensaron que me estaba burlando de ellos, ya que yo a penas puedo hablar español, ni loca hablaba francés.

Pasé por la carpa donde estaban haciéndoles las entrevistas a los campeones del mundo y sonreí al ver al Cuti llorando, después me miró y se empezó a reír. No sé por qué, no podía escuchar lo que decían entre tantos gritos.

Mi familia había bajado a la cancha y me di cuenta de eso cuando ví a alejo en los brazos del dibu, quise correr hasta donde estaba mi familia pero me contuve por tener a Oli en brazos. En cambio, Santi fue el que corrió hasta nosotras y agarró a Oli a upa.

Ahí sí me permití correr a los brazos de mis papás, mi mamá me besuqueó la cara haciéndome reír, y mi papá me dió un abrazo y un beso en la cabeza.

—¡Mis bebés! —Me separé de mis papás para arrodillarme en el piso y abrazar a mis hermanitos más chicos, Alejo y Federico tenían un brillo en sus ojitos que nunca antes había visto—. Les dije que íbamos a salir adelante.

—Gracias sol.

Vi corriendo a Enzo y me aguanté la risa cuando se tropezó con la bandera y se cayó al piso, de inmediato se reincorporo y corrió a nosotros dando saltitos, cuando llegó, me levanto en el aire y me abrazo con tanta fuerza que sentí que si estuviera lastimada, me uniría de vuelta.

—Van a hacer la fiesta ahora, onda los jugadores van a pasear con las familias, parejas y eso —comentó Enzo tan rápido que a penas pude entenderlo, supuse que sería por la adrenalina—. Y quiero que vengas conmigo.

Apreté con fuerza mis labios pero una sonrisa se dibujó en mi rostro de forma inevitable, solo atiné a asentir con la cabeza. Me sentí como una nena chiquita enamorada, como esas a las que le dicen algo lindo y se iluminan de forma inexplicable.

—¿Querés, solcito?

—Lo que sea, mientras sea con vos.

Enzo fue a hablar con Santi y después volvió conmigo, tenía una sonrisa que no había visto antes en él. No era una de esas sonrisas chamuyeras que solía darme, era más que eso.

—Vamos.

Enzo entrelazó su mano con la mía y pasó su brazo por encima de mis hombros, haciéndome sonreír una vez más.

—¿Y oli?

—No te preocupes por Oli Sol, ahora somos vos y yo.

Todos se habían dispersado, las familias se habían ido de vuelta a las gradas y ahora somos solo nosotros. Los campeones y, podría decirse que sus acompañantes. Atrás de nosotros estaban Dybala con Oriana, lo sabía porque podía escuchar sus voces.

—te dije que estos dos iban a terminar juntos.

—Callate Paulo, no son sordos.

Me di media vuelta con una sonrisita y Oriana saltó a mis brazos, por un momento me sorprendió pero atiné a sostenerla antes de que se caiga.

—Lo más lindo de este viaje fue conocerte amiga —escuché que ori decía en mi oído.

—Pensamos igual.

—No me mientas, ya se que lo más lindo para vos fue tu noviecito.

Baje a Oriana y después vino Paulo a abrazarme, a él no había tenido la oportunidad de felicitarlo así que aproveché el momento para hacerlo.

Cuando nos separamos ví como Enzo se agachaba y me hacía señas, subí a su espalda y empezó a caminar haciéndome caballito. Escuché varios click y supuse que nos estaban sacando fotos, pero no me importó.

Después nos saludamos entre todos, Anto había soltado a Leo para venir a saludarnos a mi y a Ori mientras que él se quedaba hablando con la familia paredes. Tini también me saludó, pude ver cómo brillaba con ver a Rodrigo brillar y no pude estar más feliz por ellos, por cómo se apoyaban mutuamente.

Por los parlantes del estadio se empezó a escuchar música, habían puesto cumbia. Todos empezamos a bailar entre risas, yo bailaba con Enzo y observaba las muecas chistosas que hacía para divertirme. Después bailé con Juli hasta que se metió Enzo con el ceño fruncido y sacó a bailar a Julián, haciéndome descostillar de la risa.

—Este fue el mejor año de mi vida —lo escuché decir a Enzo.

—el mío también.

—Y el mío.

Cuando terminó la celebración, tuve que convencer a Enzo de que vaya a celebrar con sus compañeros. Salí con Oriana para el lado de la calle, me había invitado a una noche de chicas con Tini y Agus y cuando iba negarme porque tenía que quedarme con oli, mi mamá me dijo que vaya y que ella iba a cuidarla.

Nos subimos las cuatro en el auto de Oriana y condujeron hasta un hotel, era muy lujoso, incluso más de lo que era el hotel en el que vivía cuando trabajaba para Enzo y eso me sorprendió. Pero al parecer todo en Qatar tenía esta estética lujosa.

—Ay no, me olvidé mi teléfono —al no sentirlo en mi cartera casi entro en pánico, pero me había acordado de que mi mamá lo había guardado justamente para que yo no lo pierda.

Oriana prendió la tele y estaban pasando justo las entrevistas de los chicos, las cuatro nos sentamos en un sillón y empezamos a mirarlas mientras tomábamos una copa de champagne que nos había dado Ori. Ahora estaban pasando la entrevista del Cuti, esa en la que yo no podía escuchar lo que estaban diciendo.

—"No perdón, me desconcentré porque estaba pasando la novia de Enzo"

Las tres chicas me miraron y yo abrí mi boca pero volví a cerrarla cuando ví que yo era la que estaba pasando atrás del Cuti.

—Lo voy a matar.