CAPITULO X

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Me encontraba caminando por las calles de aquella gran cuidad que nunca pude llegar a disfrutar, por mi propio miedo, por pensar que alguien me haría daño de nuevo.

Ciertamente mi hogar no era ese, mi hogar estaba al otro lado del mundo, quizás algún día iría de nuevo, no exactamente a el lugar que me vio nacer, pero iría. Tenía que enfrentar mis miedos en algún momento de mi vida, ya no quería seguir huyendo de mi misma, de una vez por todas dejaría el pasado atrás. Así que tome una decisión de la cual más adelante me arrepentiría o tal vez no.

Llegué a un parque y tomé asiento en unos de los columpios, a veces me gustaría contemplar nuevamente el atardecer y sentir tranquilidad después de haberlo observado durante mucho rato. Camine rumbo a casa pensando en muchas cosas.

Abro la puerta principal y veo que hay una pequeña fiesta, la de los gemelos. A mi no me hacia gracia celebrar ningún cumpleaños, de solo pensarlo me daban náuseas, puse mi mejor cara para ir a felicitarlos.

- Feliz cumpleaños mis tormentos, vengan acá- los estreche en un abrazo.

- Gracias, Lisa. Te quedarás en la pequeña fiesta o subirás a tu cuarto como todos los años- liam era inteligente sin duda alguna- Si, Liam discúlpame y Max deja de estar tan callado y salta de felicidad que no se cumplen años todos los días.

Ya estaba al pie de las escaleras cuando mi papá se pone a mi lado.

- ¿En serio te irás a tu cuarto?

- Si, ¿Algún problema?

- Claro, hoy es el cumpleaños de tus hermanos ¿Al menos podrías pensar en ellos?

Solte una carcajada amarga.

- ¿Y quién piensa en mí? Ah es cierto nadie.

- Ya eso pasó hace años, superalo una vez por todas.

- ¡COMO SI FUERA TAN FÁCIL! Como no eres tu el que a pasado por eso, y cuando intenté defenderme me culparon de todo así que te pregunto algo papá ¿Podrás tu perdonarme después de tantos años?- aparto su mirada.

- Lo sabía, no me respondas igual no necesito tu respuesta.

Y subi las escaleras en dos en dos para llegar más rápido, abri la puerta de mi habitación y al estar adentro cerré la puerta con pestillo para que nadie me molestará.

El dolor nació y se incrustó como un puñal al corazón, a mil kilómetros de distancia se encontraba mi felicidad. Estaba tan lejos y tan cerca a la vez, ¿Algún día podré alcanzarla?

Me di una ducha rápida y me fui directo a la cama, nadie me comprendió en aquel entonces, tal vez si me hubieran escuchado cada vez que intenté hablar con ellos no hubiera echo lo que hice, lo hice porque estaba desesperada porque no soportaba más esa situación, he intentó mil veces de remediar el daño que cause no solo en mi si no también en ellos. Pero estoy muy lejos de alcanzar eso.

Me limpié las lágrimas, fui hasta el escritorio y empecé a llenar el formulario universitario que el instituto me entregó una semana atrás; decidí ir a Estados Unidos exactamente a Los Ángeles y a la universidad que asistiría sería la UCLA tengo buenas notas así que dudo que no me acepten. Lo único que me faltaba rellenar era la carrera que elegiría, y yo en esa parte estaba indecisa así que la dejé en blanco por los momentos.

El formulario lo entregaría en unos meses, entonces todavía estoy a tiempo por si quiero declinar de idea.

Y cuando tome una decisión, esperó no arrepentirme de eso luego.

Escudos para el CorazónWhere stories live. Discover now