CAPITULO XXVIII

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Al día siguiente, las chicas me arrastraron para explorar la ciudad a pesar de que les expliqué que no la conocía muy bien. Mamá Lía decidió quedarse en casa y me prometió responder todas mis preguntas cuando regresara.

- Google Maps no funciona-dijo Dhara.

- ¿Eso significa que estamos perdidas?-preguntó Anny.

- No, ¿cómo que perdidas? Dhara ni siquiera sabe usar su propio celular-Bella le arrebató el móvil. Yo, supuestamente la guía, no sé dónde estamos.

- Lis, tú deberías saber dónde estamos-comentó Gris.

- Sí, Lis. Ubícanos-manifestó Dhara.

- Ya les advertí que no conocía mucho- respondí. Estábamos bastante alejadas del centro y las calles eran estrechas, a diferencia de las empedradas del centro.

- Bella, ¿encontraste algo?-preguntó Anny.

- Sí, vamos por esa calle-nos señaló el frente y emprendimos el camino.

- No vuelvo a salir con ustedes-dije entre carcajadas.

- Eso deberíamos decirlo nosotras-Bella fingió indignación.

- Regresemos a casa-habló Dhara.

- Sí, apenas llevamos un día en esta ciudad. ¿Ya la consideras tu casa?-preguntó Gris.

- Claro, Mamá Lía es un amor. Yo sí considero este mi segundo hogar. ¿Ustedes piensan lo contrario?, volvió a hablar Dhara.

- Si, la verdad es que me siento bien viviendo con Mamá Lía- expresó Bella.

- Opino lo mismo que Bella- afirmó Anny.

- Bueno, chicas, ¿quieren explorar el metro?- pregunté.

- Sí, vamos-dijo Gris.

Salimos de esas calles estrechas y nos dirigimos al metro. Decidí hacerlo así porque ya estaba un poco cansada de los taxis. A veces es bueno salir de la rutina. Bajamos las escaleras y nos adentramos en ese mundo subterráneo. No sabíamos que necesitábamos una tarjeta Oyster para ingresar y pagar el metro, el autobús, el barco público y el tranvía. Pero poco después lo descubrimos y compramos las tarjetas. Estábamos esperando el vagón que nos llevaría a casa.

- Pareciera mentira, pero va a ser mi primera vez en esto-exclamó Dhara.

- Yo tengo años sin viajar en metro- habló Anny.

- Nuestro vagón llegó, vamos-dije. Nos montamos y fue agradable.

- Esto es increíble- chilló Dhara.

- Shhhhh.

Nos reímos bajito. Durante el trayecto no hablamos mucho, ya que no estaba permitido o al menos no tan alto como lo hizo Dhara. Al llegar, quedamos a solo minutos de la casa de Mamá Lía. Fuimos a un pequeño restaurante y pedimos espaguetis a la boloñesa para llevar y así comer con Mamá Lía. Caminamos hasta casa y, después de unos largos minutos, llegamos a nuestro destino final. Abrimos la puerta y nos hicimos presentes.

- Chicas, llegaron- anunció Mamá Lía.

- Sí, también trajimos un poco de comida- Bella enseñó las bolsas.

- Perfecto, hoy no pensaba cocinar- habló Mamá Lía.

- Pues mira, te cayó como anillo al dedo-dijo Dhara.

- ¿Qué compraron?-preguntó Mamá Lía. Yo estaba un poco distante, todavía no asimilaba el hecho de que era adoptada.

- Espaguetis a la boloñesa. Supongo que será bueno-habló Anny.

Escudos para el CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora