CAPITULO XLIII

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Todo había salido más que perfecto. Me fascinó ver a una Lis espantada y con fobia al ver a ese tal Fred muerto. Estaba sentado en el sofá, disfrutando de lo maravilloso que es la vida. Mi padre se sentó a mi lado.

- ¿Ya la han visto hoy? - preguntó.

- No, pero más tarde le haremos una visita - respondí.

- La pobre no comió ayer, tienen que llevarle comida. Claro, si se porta de manera grosera, no le den nada.

- El sótano en estos momentos debe de tener el mejor de los olores - exclamé.

- Mejor que eso - dijo con una sonrisa. En ese momento, Gris aparece.

- Bueno - me palmeó el hombro - los dejo. Se levantó del sofá y se perdió escaleras arriba. Gris procedió a sentarse.

- ¿Qué quieres? - pregunté.

- ¿Por qué revelaste mi identidad? Me hubiera sido mejor que no lo hicieras - la miré.

- Lamento informarte que eso no lo decides tú. No tienes nada que perder de igual manera.

- Pero al menos debiste decírmelo de antemano.

- ¿Qué quieres, Gris? - pregunté hastiado.

Me molesta esta chica con sus preguntas insignificantes. Mientras menos involucrada esté, mejor. Igual, cuando todo acabe, todos aquellos serán eliminados. No quiero evidencias de lo ocurrido.

- Mamá... Em, la señora Lía está saturando el celular de Lis con llamadas y mensajes.

- Lía, Lía. Mm, préstame el celular.

Me lo tendió y yo lo recibí. Me levanté del sofá y rápidamente me dirigí a las escaleras ocultas. Las descendí, puse el código y las puertas del sótano se abrieron. Encontré a una Lis demacrada, al verme ni se inmutó.

- ¿Te han traído tu comida del día de hoy? - negó con la cabeza.

- Ya tienes un strike a los tres, no te traigo comida.

Se quedó callada.

- Con lo que diré hablarás en segundos. Necesito que llames a tu abuelita y le digas que todo por aquí está estupendo.

- ¡No lo haré! - gritó.

- Van dos - dibujé los números con mis dedos.

Tiré el celular hasta donde ella se encontraba. Lo tomó en sus manos y comenzó a marcar la llamada.

- ¡Eso!

Después de varios minutos, Lía respondió la puñetera llamada.

- ¡Lis! Llevo casi dos días enviando mensajes, llamándote y nada que me respondes. ¿Paso algo?

- Para nada, mamá Lía, todo está de maravilla. Últimamente estoy un poco ocupada y no le he prestado atención al móvil.

Habló con un poco de dificultad, y yo puse los ojos en blanco; en serio le dice "mamá Lía", qué patético y absurdo. Le hice señas para que cortara la llamada.

- ¿Estás bien, Lis?

- Más que bien, mamá Lía. Hablamos luego, tengo que ir a una clase.

No dejó que Lía contestara la llamada; estrelló el celular contra la pared dejándolo en pedazos.

- Qué fuerte eres - me burlé.

- Imbécil.

- Podré ser un imbécil, pero lo sé todo. ¿O tú crees que no sé que Lía me ha estado investigando por años? No te equivoques, mi Lis.

- Al menos, si me vas a tener secuestrada, piérdete de mi vista - masculló.

- Ya quisiera.

Mandé a llamar a H, mi padre. Duramos en silencio un buen rato, para ella incómodo, para mí bastante acogedor. Mi padre rompió el lindo silencio que había de por medio.

- Llegué yo. ¿Qué necesita la señorita Lis saber sobre la historia de cómo estoy vivo?

- Me encantaría - dijo irónicamente.

- A su disposición estoy - mi padre hizo una pequeña reverencia-. Te contaré lo más relevante. El día que me apuñalaste como desquiciada me hice el muerto. Nadie lo sabía, por si eso te lo preguntas. Cuando los forenses me recogieron, simplemente les pagué y me dejaron libre con la condición de que me dieran por muerto. Luego cambié mi nombre y duré años escondido hasta que decidí aparecer de nuevo, y fue cuando contacté a Heth. Ya él lo tenía todo planeado y yo lo guié.

Me observó y luego hizo lo mismo con mi padre. Sabía que aún no me creía, así que le contaría cómo fue su llegada.

- ¿Osea que tú eres H, el que me mandaba los mensajes anónimos?- preguntó.

- ¡Qué inteligencia! - aplaudió mi padre.

- Todo comenzó cuando...

<<<<<<<<<<<<Flashback>>>>>>>>

Estaba en mi antigua casa en Idaho recordando todo lo sucedido, cuando vi esa escena espantosa de mi padre todo ensangrentado por culpa de Lis. Y en ese mismo lugar juré que pagaría todo. Escuché pasos y me puse alerta.

Un hombre se veía a lo lejos, saqué mi arma y lo apunté. En vista de mi acción, decide hablar.

- Soy yo.

Esa voz, no podía ser cierto, se me cayó el arma al suelo.

- Estoy vivo, no son visiones - soltó una sonora carcajada.

- Pero tú estás muerto - le dije incrédulo.

Alzó sus manos.

- Estoy más vivo que nunca, regresé por ella. ¿Amigos del crimen?

Me tendió la mano. Después de unos minutos de haber dudado, la estreché con la mía.

- Amigos del crimen...

<<<<<<<<<<<<<Cierre>>>>>>>>>>>

Se lo conté con el fin de burlarnos de ella. Quedó estupefacta por la revelación de esa noticia, como si todavía no creyera todo lo que estaba pasando y que esto era solo una terrible noticia. Pero esto es más que la jodida realidad...

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NOTA DE LA AUTORA: ¡Hola! Últimamente estoy muy activa actualizando capítulos, pero es que escribir esta historia se está volviendo muy adictivo. Pero bueno, entrando en contexto, ¿qué les parece hasta ahora? ¿Creen que Lis tendrá alguna esperanza de lograr escaparse? Esto dio un giro tan inesperado pero al mismo tiempo tan esperado. Sin más que decir, nos leemos en el próximo capítulo.

Escudos para el CorazónWhere stories live. Discover now