CAPITULO XLIX

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HETH

Me encontraba en mi habitación, dando vueltas inquieto en la cama. Sin saber por qué, decidí levantarme y dirigirme al baño. Me despojé de la ropa y dejé que el agua recorriera mi cuerpo. Sentía que algo iba a suceder...

Minutos más tarde, ya estaba de vuelta en mi habitación, con una toalla alrededor de las caderas. Me acerqué al armario para buscar algo de ropa cuando la puerta se abrió bruscamente.

- Jefe- dijo Gris agitada.

- No respetas la privacidad ajena-me recorrió con la mirada.

- Eh- exclamé.

- Lo siento... y-yo...

- Dime de una vez qué quieres- le interrumpí.

- Sí, claro- se exaltó- . Acaba de suceder algo...

- Habla de una vez, ¿qué pasó?

- Lis acaba de escapar- dijo repentinamente.

Esto no puede ser verdad.

- No estás hablando en serio- respondí incrédulo.

- Sí, es cierto. Solo venía a avisarte- explicó.

- No seas idiota y también informa a H. Activa la alarma de seguridad, eso es lo que debiste hacer antes de llamarme- expresé frustrado mientras golpeaba el armario.

- De hecho, H ya está al tanto y me envió a buscarte. Él está a punto de...

- Activar la alarma- terminé su frase por ella. Se escuchó la ruidosa alarma por todo el lugar.

- Sal de mi habitación y prepara a los grupos-Gris me miró fijamente -. ¡Ahora!

Ella salió de mi habitación y yo abrí el armario rápidamente, tomé una camisa y unos pantalones negros. Me acerqué a uno de los cajones y saqué un arma, la cargué y bajé corriendo las escaleras. Todo estaba en caos. Busqué a mi padre con la mirada y me acerqué a él.

- ¿Revisaron las cámaras para localizarla? - pregunté.

- Sí, y no está sola - respondió.

- ¡¿Cómo que no está sola?! - grité alterado.

- Groomer nos traicionó.

- Ese imbecil. Cierren todo, pongan la seguridad máxima para que nadie salga de aquí. ¡ME ESCUCHARON!

Todos corrieron al cuarto de seguridad para atender a la orden que había dado, mientras otros cargaban sus armas para prepararse ante lo que se avecinaba.

- Hoy más de uno podría perder la vida, así que debemos tener cuidado - habló mi padre.

- Solo quiero asegurarme de que ella pague, el resto no importa - le quité el seguro a mi arma.

- Algo está sucediendo con los cables eléctricos de la casa - dijo uno de mis empleados. Las luces se volvieron tenues.

- Perfecto, este es mi escenario favorito para matar.

Me alejé, acompañado de mis hombres cubriendo mi espalda. Descendimos por las escaleras hasta llegar al pasadizo. Lo primero que vimos fueron las puertas del sótano abiertas. Avanzamos sigilosamente y notamos una sala iluminada. Hice señas con la mano para que ellos entraran primero y me informaron que todo estaba despejado.

De repente, escuchamos disparos provenientes de otra sala. Corrimos hacia allí y encontramos cuerpos sin vida con impactos de bala en la cabeza. Nos dimos cuenta de que no habían sido ejecutados recientemente y continuamos nuestro camino. A lo lejos, se escuchaban sirenas policiales...

- Somos el equipo de Operaciones Especiales SWAT de Norteamérica- gritaron a través de un megáfono.

- Ese idiota trajo refuerzos- susurré.

- ¡Jefe, están por allá!-  me informaron.

La casa era grande y laberíntica. Los vi a lo lejos, pero al acercarme, se separaron y los perdí de vista. Cada segundo se escuchaban disparos al aire. Todo quedó en silencio, como si estuviéramos en una película de terror.

- Si no salen, nos veremos obligados a intervenir-  volvieron a hablar los agentes policiales.

Entonces todo sucedió rápidamente, con policías por todas partes y varios de mis hombres muertos. En resumen, quedaban pocos de los míos. Disparé en todas direcciones, volviéndome loco, pero me quedé sin cartuchos. Tiré el arma y me refugié detrás de una pared mientras me disparaban. En ese momento, Groomer apareció y se abalanzó sobre mí, dejándome en el suelo.

Me golpeó en la mandíbula.

- Eres el más grande de los idiotas- dijo.

Me lancé sobre él y lo golpeé con todas las fuerzas que nunca pensé tener. Mis nudillos estaban magullados y llenos de sangre. Repasé mentalmente todo lo que no podía decir verbalmente.

Esto es por traicionarme. Golpeé su ojo. Esto es por ser escoria. Golpeé su otro ojo. Esto simplemente porque sí. Golpeé sus costillas y me di cuenta de que tenía una herida de bala. Introduje mis dedos en su herida.

- ¡Ah! - se quejó de dolor.

- Te mereces esto y mucho más - terminé de hundirle esa bala hasta que sentí que le alcanzaba a perforar uno de sus órganos.

Estaba perdiendo mucha sangre, lo cual era mi intención, pero justo en ese momento una bala atravesó mi hombro. Retiré mis dedos de la herida del despreciable Groomer y presioné mi nueva herida.

- ¡Groomer! - gritó Lis.

Me levanté del cuerpo de Groomer y me volteé para ver a mi Lis.

- Así te quería ver.

- ¿Qué le hiciste? - preguntó alterada.

- Solo le di una "ayuda" a nuestro compatriota - me encogí de hombros, aunque el dolor me recorrió al hacerlo.

- Lis... yo... - habló Groomer y yo pateé sus costillas.

- Cállate - dije.

- ¡Déjalo hablar! - Puse los ojos en blanco.

- Te quiero, mejor amiga... - Groomer intentó decir.

- Groomer, ¡NO! - Lis me apuntó con su arma- Por tu culpa te odio.

- Siempre me has odiado, ¿cuál es la diferencia? - Contraataqué.

- Game over, hijo de perra - Cargó el arma.

Cerré los ojos, anticipando la escena. Entonces me disparó en el pecho...

Escudos para el CorazónOn viuen les histories. Descobreix ara