CAPITULO XXVII

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Hoy las chicas llegaban, pero no sabía a qué hora ya que no me lo quisieron decir. Solo me dijeron que me avisarían cuando aterrizaran. Me desperté muy tarde, eran las doce del mediodía y mamá Lía no estaba en casa, supongo que fue al supermercado. Entré a la ducha y vi mi reflejo en el espejo, me veía diferente, estaba alegre aunque no completamente feliz. Decidí dejar de pensar en eso y comencé a bañarme. Dejé que el agua recorriera mi cuerpo, lo cual me relajaba mucho. Cerré la llave, tomé una toalla y me envolví en ella. Hoy no tenía ganas de hacer nada en particular, así que opté por algo cómodo considerando que iría al aeropuerto. Bajé las escaleras y rápidamente vi a un lindo gato en el pasto verde del jardín. Me acerqué y me agaché para tomarlo entre mis brazos.

- Qué lindo eres- acaricié su suave pelaje. Era blanco con negro, como el yin y el yang. Escuché las puertas de la casa abrirse y era mamá Lía.

- Lis, ¿ya estás despierta?- preguntó mientras cargaba bolsas del supermercado.

- Sí, mira la hermosura que encontré en el jardín- me acerqué a ella y le mostré el gato.

- Es bonito, pero bájalo ya, bien sabes que no me gustan esos animales- solté una carcajada.

- ¿Me lo puedo quedar?- pregunté, haciendo ojitos para que dijera que sí.

- Bien, mientras no entre a la casa todo bien- habló mamá Lía. Casi salté de alegría- Ahora suéltalo y ven a ayudarme.

Me di la vuelta y fui hasta el jardín, le di un beso en la cabeza al lindo gato y lo dejé en el suelo. Luego entré a la casa y me apresuré en llegar a la cocina para ayudar a mamá Lía.

- Toma, coloca eso en la nevera- me tendió una bolsa llena de verduras y frutas. Yo la tomé y abrí la nevera.

- Mamá Lía, ¿crees que deba trabajar lo que queda de verano? Y eso para qué? Supongo que no te hace falta dinero- dijo mamá Lía.

- Bueno, no por ahora. Tengo lo de la beca, pero eso no me alcanza para pagar el boleto de avión. Necesito dinero extra- expliqué.

- Si eso es lo que tanto te preocupa, yo te ayudo a pagarlo. Sabes que no me cuesta, con la beca logras vivir unos dos meses allá en L.A y luego podrías conseguir un trabajo - habló mamá Lía.

- No quiero ser una carga para ti.

- Lis, mira a mis ojos- me pidió. Hice lo que pedía- Para mí no eres una carga. Quiero que este verano la pases bien y no hablaremos más sobre el tema. Ten, sube eso a mi habitación.

Me dio una bolsa con su medicina. Salí de la cocina y me dirigí hacia las escaleras. Tenía un poco de pereza, por lo que subí de a dos peldaños. Ya estando arriba, entré en la habitación de mamá Lía. Iba a dejar las medicinas en la cama cuando me percaté de que los mismos papeles del otro día estaban otra vez en la mesita. Pero como dicen por ahí, la curiosidad mató al gato y eso pasó conmigo. Tomé los papeles y no podía creer lo que acababa de leer. Salí de la habitación casi corriendo, bajé las escaleras en un paso veloz y entonces me enfrenté a mamá Lía.

- Lis, ¿qué haces con eso?- preguntó muy preocupada.

- Me podrías explicar qué es esto?- dije con un hilo de voz, señalando los papeles con mi otra mano.

- Es algo que no me correspondía contarte, Lis. Por favor, te juro que no fue mi intención ocultarlo- respondió mamá Lía.

- Me dijiste que me lo habías contado todo y me mentiste- dije, sintiendo que mi vista se nublaba.

- No te mentí. Yo te lo conté todo. Eso le correspondía a tus padres, no a mí- habló mamá Lía.

- Que me iban a decir, ¡QUE SOY SOLO ALGUIEN ADOPTADA!- exclamé.

- Esto sonará muy duro, pero sí, Lis. Debieron haberte dicho eso desde que eras pequeña, pero nunca te lo contaron y luego pasó todo lo que pasó. Agarraron odió, resentimiento, yo qué sé. Yo tampoco te lo conté ese año que pasaste conmigo porque estabas pasando por un momento difícil- explicó mamá Lía.

- No sé qué pensar- dejé los papeles sobre la mesa.

- Sé que ahora estás muy confundida, pero quiero decirte que no fue por eso que tus padres dejaron de quererte.

- ¿Ahora los defiendes? Mamá Lía, no te entiendo.

- ¡NO LOS ESTOY DEFENDIENDO!- gritó mamá Lía- Lis, solo digo la verdad. Espero que logres entenderme, nunca ha sido mi intención hacerte daño.

- Pero ya lo has hecho- dije, ya llorando sin darme cuenta. El móvil empezó a sonar, era Anny.

- Lis, pero...- continuó mamá Lía, y yo contesté el móvil, saliendo de la cocina para llegar a mi habitación.

- Lis, ya estamos en el aeropuerto- habló Anny.

- Vale, voy en camino. No me tardaré- colgué la llamada y no me di mucho tiempo para pensar. Salí de la casa y tomé un taxi para llegar al aeropuerto. Las chicas me esperaban afuera, y unos minutos más tarde ya estaba allí.

- ¡Lis!- chilló Anny, corriendo para abrazarme.

- Anny, ¿cómo estás?- me separé un poco para verla.

- Ella está en perfecto estado, nosotras no estamos pintadas en la pared- habló Bella.

- Ya extrañaba ese raro humor tuyo- dije, y todas echamos a reír como solíamos hacer. Parecía que hubieran pasado meses desde que las vi, cuando en realidad solo pasaron unas cuantas semanas.

- Se nos puso sentimental, nuestra Lis- habló Dhara.

- Ya pesadas- puse los ojos en blanco-Vamos, el taxi nos espera.

Nos subimos al taxi y las chicas iban hablando muy animadamente sobre la ciudad. Yo no presté mucha atención a la conversación, en mi cabeza todavía rondaba lo de la adopción. No lograba entender por qué me lo ocultaron, tenía derecho a saberlo y de eso tenían la culpa mis padres. Mamá Lía ya había hecho mucho por mí, y era verdad, ellos son los que debieron contarme. Me dolió tanto hablarle así a mamá Lía, pero no sabía cómo reaccionar.

- Lis, el señor dice que ya llegamos a tu casa- habló Gris.

- ¡Ah! Sí, claro, vamos.

- ¿Qué tienes hoy? Estás muy distraída- verbalizó Anny.

- Nada, vamos- dije sobre todo para cambiar de tema. Nos bajamos del auto y las chicas solo traían una mochila con todo lo necesario.

- ¿Aquí es?- preguntó Dhara.

- Sí, esta es la casa de mamá Lía. Vamos para que se vayan instalando- entramos en la casa y mamá Lía estaba esperando nos en el sofá.

- Mamá Lía, ellas son mis amigas- me sorprendió porque le dirigí la palabra.

- Mucho gusto, nosotras somos Dhara, Bella, Gris y yo soy Anny.

- Encantada de conocerlas. Yo soy Lía, la abuela de Lis- habló mamá Lía.

- Es mi mamá- me apresuré a decir. Ubicamos a las chicas en la habitación: Dhara, Gris y Bella están en el cuarto de invitados, y Anny dormiría conmigo.

Espero que mañana sea un día más animado. Hablaré con mamá Lía y le pediré una explicación sobre lo que pasó hoy. No tengo nada que perdonarle, ya que no ha hecho nada en mi contra. Al contrario, me ha ayudado demasiado y eso es algo que le agradezco. Estoy demasiado exhausta...

Escudos para el CorazónWhere stories live. Discover now