CAPITULO XVI

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LIS

Baje las escaleras de la casa y encuentre a los gemelos, a papá y mamá reunidos en la sala. Era el momento perfecto para decirles lo de la graduación.

- Que bueno que todos están aquí, quiero decirles algo- anuncié.

- ¿Que será?- preguntó mi padre con ironía.

- Dentro de unos días, es la ceremonia de graduación, ¿Van a ir?

- Yo no- soltó mi padre.

- Loghan, pero. Es la graduación de tu hija- aclamó mi madre.

- Pero nada, no voy y punto- habló tanjante, luego se levantó del sofá y se perdió escaleras arriba.

- No importa mamá, ¿y tú? ¿Vas a ir?

- Si, claro que sí- respondió mi madre.

- Yo quiero ir, mamá- dijo Liam.

- No te preocupes, mi amor, los dos van a ir.

- ¿Crees, que mamá Lía pueda ir?

- Primero no es tu mamá, es tu abuela. Y no se, pero la llamo más tarde para preguntárselo- asentí para no entrar en discusión.

- No, mejor la llamo yo- les di un beso en la coronilla a los tormentos y subí las escaleras.

Me fustra un poco el echo de que mi padre se comporte así conmigo. Entiendo que lo que hice estuvo mal, pero debió ponerse de mi parte. Al final, yo fui la víctima. Agarré el móvil que estaba en la mesita de noche y marque el número de la abuela. Me contestó al tercer tono.

- ¡Hija! - contestó asombrada - ¿A qué se debe el honor de tu llamada?

- Mamá Lía, ¿cómo estás?

- Bien, gracias a Dios.

La abuela Lía fue como una madre para mí. Cuando nos mudamos a Londres, mis padres me dejaron un tiempo con la abuela, principalmente porque papá todavía no podía verme a la cara, y mi mamá, como bien dice ella, estaba entre la espada y la pared.

- ¿Lis? ¿Estás bien?

- Ah, sí, sí. Mamá Lía, ¿crees que puedas asistir a mi ceremonia de graduación?

De pronto me encontraba un poco nerviosa. Tenía dos años que no hablaba con mamá Lía, y si me decía que no? <<Calma, calma>>.

- ¡Claro!

- Tu papá no va, ¿cierto?

- No-agaché la cabeza, aunque ella no podía verme.

- Bueno hija, no te pongas triste por eso. ¿Por qué no te vienes a vivir conmigo, Lis? No sigas aferrándote a algo que no cambiará. Tu padre está muy resentido por lo que hiciste, y tu madre... bueno, es una imbécil por hacer exactamente lo mismo.

- ¡Mamá!, ¿cómo puedes hablar así de tu hija?

Me reí un tanto melancólica porque tenía razón.

- Porque es la verdad. ¿Qué dices entonces?

- Solo podré pasar el verano contigo, después de eso estaré partiendo de Londres.

- Me parece bien, pero ¿cómo es eso que te vas de Londres?

No quería contárselo porque sabía que se preocuparía mucho. Después del año que me acogió en su casa, perdí el contacto porque mis padres me lo prohibieron solo por el simple hecho de comprenderme.

- Después te lo cuento con lujo de detalles, ¿vale?

- Está bien, Lis. Trata de llamarme más seguido, hace dos años que no sabía nada de ti.

- Lo haré, hablamos luego. Te quiero.

Colgué y tiré el móvil en la cama. Me quedé mirando hacia el vacío un buen rato, recorrí toda la habitación con la mirada y entonces la vi: una foto de nosotros dos en el parque.

<<<Flashback>>>

- "Papi, papi. Mira", le señalé los columpios.

- "¿Quieres montarte ahí?", me preguntó y yo asentí.

Me agarró de la mano y me guió hasta los columpios, se sentó en uno, me alzó y me acomodó en su regazo.

- "¿Papi?"

- "Mmm."

- "¿Me quieres?"

- "Con locura", afirmó.

- "¿Y siempre lo harás?"

- "Siempre", me abrazó fuerte. "Mi niña, siempre te querré. Nunca dudes de eso".

- "¡Sí! Mi papi me quiere", él sonrió ante mis palabras.

Y tarareé esas letras mientras llegábamos a casa.

- "Siéntense, ya preparé la cena".

Nos sentamos en la mesa para empezar a comer.

- "¡Lis, no te lavaste las manos!", me regañó mi mamá.

- "Déjala, toma, límpiate esas manitos", me pasó una servilleta papá.

- "¿Cómo les fue?"

- "Increíble, cariño".

- "¡Mami, papi dijo que me quiere!", estaba casi saltando en la silla y los dos me miraron con una tierna sonrisa. Éramos la familia más bonita...

<<<Cierre>>>

Me encontraba llorando desconsoladamente, pensando que nunca titubearía ante lo dicho, pero sus acciones me hacen dudar. Me duele que mis padres me traten así, como si fuera un monstruo al que hay que mantener alejado.

Escudos para el CorazónWhere stories live. Discover now