Capítulo 7

3.2K 383 159
                                    

El tirón en su brazo la hizo cerrar sus ojos

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

El tirón en su brazo la hizo cerrar sus ojos. León la apretaba con tanta rabia que creía que alguno de sus huesos sería quebrado.

Todas las miradas cayeron en ellos a medida que se paseaban por el inmenso salón y se perdían en un pequeño pasillo. Stella no pudo ignorar el firme análisis de Donovan. Era imposible de explicar con palabras lo mucho que le temía.

—Me estás lastimando —se quejó forcejando sin éxito.

León los metió a una habitación del hotel y cerró la puerta con fuerza asustándola, provocando que retrocediera hasta sujetarse de una mesilla contra la ventana.

Ahora sí que tenía el panorama completo de ese hombre, su ropa desaliñada, su mirada lánguida y cansada, su rostro endurecido por la contención de tanta ira. Y es que, aun así, con todos esos detalles no dejaba de parecerle atractivo. Pero lo atractivo no le sacaba lo psicópata, y eso ya era bastante.

—¡Qué carajos crees que haces! ¡Eh! —bramó sujetando su cabeza, como si le fuera a venir un dolor tan grande que necesitara contención. Stella se dio cuenta que había bebido, que su conducta nerviosa y amenazante llevaba consigo varias copas. No la miraba, se paseaba de un lado a otro frente a la puerta —. ¡¿Pero tienes idea de lo que acabas de hacer!? ¡Me estás metiendo en problemas!

Stella se cruzó de brazos sobre aquel vestido que le apretaba el torso, pero era lo mejor que tenía en su armario, y con un solo uso.

—Te has parado frente a todas esas personas a cometer el peor error de tu vida —continuó quejándose, escupiendo cada palabra y sobre todo acercándose, encarándola —. Entiende eso tu cabecita ¿eh? —espetó de mala manera pinchando uno de sus dedos en su frente. Dios, se sentía casi tan igual a un regaño de un padre a su hijo —. ¡Entiendes o no lo que has hecho, mujer!

Stella cerró sus ojos apretándolos ante los gritos, y aquel aliento a alcohol chocando contra su rostro. ¿En qué momento se había acercado de esa manera quedando de frente con su cuello? Con la apertura de su camisa que dejaba toda su piel bronceada ante sus ojos.

—Lo entiendo perfectamente. Deja de pensar que no sé lo que hago —contraatacó en el mismo tono, alzando su mentón en una especie de desafío.

León chasqueó su lengua y se apartó tambaleándose. Ya no sabía si era todo lo que tomó para digerir el peor día de su vida, o que directamente esa mujer volvía a meterse en su camino y complicarlo todo. Su cabeza punzaba de tal manera que tuvo que sentarse en uno de los sofás y retenerla entre sus manos. La migraña era cada vez más fuerte, sentía que lo asfixiaba, que no podía abrir los ojos y ver con claridad.

Iba a volverse loco.

Iban a volverlo loco.

Stella frunció el ceño ante la manera en la que ponía las palmas de sus manos temblando en su sien y jadeaba dolorido.

Reputación macabra © (Markov IV)Where stories live. Discover now