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La escena era lo que menos deseaba Donovan el día de su boda, lo que pidió hasta el cansancio a cada uno de sus hermanos, pero que viniera del que menos le daba problemas era preocupante.
Sergei yacía en el suelo intentando levantarse y limpiar la sangre que caía desde su ceja. El fuerte golpe que recibió en su pecho lo obligó a abrazarse buscando calmar el dolor en sus costillas. Pero fue un solo segundo el que hizo que el aire de sus pulmones se esfumara, cuando apenas abrió los ojos divisó el arma directo hacia su frente y aquel sujeto deseando acabar con su vida.
—¡Eh! —bramó León, sin importarle que su voz iba mas fuerte que la música, que su garganta se desmembraba para detener esa catástrofe.
Con rapidez lanzó uno de los cuchillos terminando en el brazo del agresor provocando que el arma tastabillara cayendo.
Emilio ayudó a Sergei a incorporarse como si fuese un chiquillo sin fuerzas, y eso lo hizo enojar junto a la humillación de ser abatido a golpes.
—Déjame.
—¿Qué carajos es esto? —increpó Donovan con autoridad alternando su mirada entre esos italianos y Sergei.
—No es nada, solo un altercado —dijo entre suspiros en busca de aire. Su cuerpo se encorvaba no soportando el dolor de mantenerse de pie.
—Un altercado el día de mi boda, Sergei —rezongó entre dientes, agradeciendo que efectivamente se subió el volumen de la música.
—Los italianos comenzaron, tío, ellos nos emboscaron —añadió Enzo apareciendo en la escena.
Rápidamente la mirada de su padre recayó en él, para luego mirar por encima de su hombre hacia la fiesta.
—¿Nos? —repitió Emilio enervante, sin dar crédito que su hijo estuviese metido.
—Estábamos tranquilos, ellos aparecieron —explicó Enzo bajo el atento análisis de su padre.
León sacudió su cabeza y tiró de su saco hacia atrás.
—Lo sabía. Un maldito acuerdo no es suficiente para confiar en ellos —farfulló rabioso, deseando que su cuchillo estuviera en la garganta de ese tipo que se quejaba contra una pared —. Don, dej—
—No —alzó su mano callándolo —. Quiero saber qué ocurrió.
—Ya lo dije tío, nos—
—Sergei —increpó ignorando la explicación de su sobrino —. Explícanos porqué tenías un arma apuntando en tu cabeza y todo el cuerpo lastimado. Ilumínanos —pidió acomodando las mangas de su camisa.
Limpiando la sangre de su labio, Sergei tomó la palabra.
—Solo fue una discusión, ¿Qué parte no estas entendiendo?
León silbó alzando sus cejas, sorprendido por su respuesta.
—Los dos sabemos que no es así. Aquí hay algo mas —espetó Donovan sin necesidad de alzar la voz, su mirada puesta en su hermano y los gestos absurdos por evadirla.
