Capítulo 9

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Lea intentó mantener la calma al ver a esos tipos adentrarse al local sin que su amiga estuviese presente

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Lea intentó mantener la calma al ver a esos tipos adentrarse al local sin que su amiga estuviese presente. Lo reconocía, sabía perfectamente que ese sujeto vestido de negro y silbando era quien puso el anillo en el dedo de Stella tres días atrás.

¿Pero eso le daba el derecho de meterse detrás del mostrador, dejar a tres guardias en cada esquina del local como si fuese suyo?

Carraspeó ligeramente y cerró la caja registradora. Por lo menos el último cliente ya se estaba yendo. Aunque eso significara quedar sola con esa banda de criminales.

—Ve a llamar a Stella —ordenó abriendo la puerta que llevaba a la cocina.

Un tipo rubio lo seguía detrás acomodando su largo cabello en un moño.

—Stella no está.

León no detuvo sus pasos, continuó recorriendo todas las distribuciones del local, la puerta donde guardaban toda la mercadería, y las escaleras que llevaban al pequeño sótano repleto de máquinas viejas.

—¿Y dónde está? —preguntó tras hacerle una seña al rubio para que revisara el sótano.

¿Qué iban a hacer? De pronto se halló en pánico, ¿Qué tal si le robaban?

—Está...eh...es —tartamudeó apoyándose al mostrador cuando los dos se acercaron.

—Esta...eh...

Lea tragó el nudo en su garganta ante la burla de ese tipo. No podía evitar preguntarse cómo su amiga accedió a toda esa locura, y aunque conocía las razones, ella no se atrevería ni siquiera a mirarlo. La admiraba por ello, sobre todo por mantener una conversación con ese hombre que tenía fama de psicópata, asesino, sin sentimientos, sin importarle nadie más que él y sus hermanos.

A esa altura temía por la vida de Stella, de lo que pudiera a pasarle si ese hombre decidía matarla.

—Es que...ha salido.

—¿Vas a decirlo de una vez o tengo que sacar cada palabra con pinzas de tu boca?

—León.

Por primera vez oía la voz del otro tipo a su lado, una que sonaba a reproche. Lo observó rápidamente, el suspiro de resignación escapando de sus labios.

—En el muelle.

—Joder, esta mujer —chasqueó su lengua dando un paso hacia ella, por intuición Lea casi termina encima del mostrador buscando huir —. ¿En el muelle a qué?

—Tiene un...barco —respondió alternando su mirada entre esos dos. Aunque el rubio parecía aburrido, desinteresado siguiéndole la corriente a León —, quiero decir que en el muelle ti—

—Ya entendí lo que quieres decir. Pero si me ha llevado casi una hora descifrar tu acertijo —sonrió con malicia —. Atiende muy bien este lugar. Quiero el negocio funcionando —la señaló con lo que Lea creyó era una navaja.

Reputación macabra © (Markov IV)Where stories live. Discover now