Capítulo 15

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—Es que estás preciosa

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—Es que estás preciosa.

—¿No crees que la tela está apretándome la espalda?

—A ver —la hizo girar —, solo un poco aquí...ya está —sonrió admirándola —. ¿Qué tal llevas la boda?

—Mis pies duelen muchísimo.

—Y eso que recién está comenzando. Seguro que a quien no le duelen los pies aún es a Stella —carraspeó llamando su atención.

Aquella joven regresó de sus pensamientos encontrando la mirada de esas dos mujeres sobre ella. La mesa iba vacía, todos estaban en la gran pista de baile o disfrutando de la noche en el jardín.

Pero ella llevaba una hora ahí sentada, tratando de matar el tiempo o dejar de pensar en que Caroline había cambiado su vestido, y que León desapareció todo ese rato.

—Lo siento, me duele un poco la cabeza.

—Tengo analgésicos ¿quieres uno? —ofreció Eleanor abriendo su elegante bolso.

Stella asintió porque en realidad sentía que su cabeza explotaría de tanto darle vueltas a su situación. Tenía ganas de llorar y no entendía porqué cuando se supone que todo estaba bien en su relación, cuando era un día para celebrar el amor, cuando ella debía ser el claro ejemplo de lo que era estar enamorada.

No estaba cómoda, y no por el lugar donde se hallaba. No estaba cómoda en su ser, consigo misma y eso...eso era un problema muy grande.

—¿No estás disfrutando de la fiesta?

La mirada de Amelia denotaba preocupación, pero sobre todo pena. Lo menos que quería era darle problemas insignificantes.

—Si, claro que sí. La ceremonia ha sido maravillosa, solo que...—apretó sus labios callándose.

—Solo que León no se ha comportado como esperabas —concluyó Eleanor por ella —. Ya lo sabía.

—¿Cómo?

Era el colmo que el día que tenían para demostrar y convencer sobre su relación, fuese el día en que toda la verdad se descubriera.

—Porque sé que ha estado pendiente a los italianos. Llevan una hora reunidos con ellos.

—Espero que Donovan no —advirtió Amelia girando su cabeza por todo el predio en busca de su esposo.

—No entiendo. ¿No se supone que es una boda? ¿Qué puede ser más importante que esto? ¿No pueden dejar los negocios para otro día? —cuestionó la pelirroja sintiéndose de pronto enojada. Y es que semanas atrás hubiese preferido que León se metiera en un pozo con total de no verle esa cara perfecta que tiene, pero hoy sentía que el no verlo era preocupante.

Pero para ella, para su propia tranquilidad.

—Es lo que nos preguntamos con Amelia todo el tiempo —renegó Eleanor sacudiendo su cabeza —. Pero siempre encuentran una manera de salirse con la suya —bufó apoyando su codo en la mesa. Rápidamente se percató de la mueca de Amelia —. Bien, esa reunión se termina ahora. Conste que no iba a hacer nada, pero los gestos de la novia me tientan a sacarlos de ahí a los gritos.

Reputación macabra © (Markov IV)Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu