Capítulo 4.

7.8K 279 9
                                    

Narrador externo.

Los diferentes integrantes de la casa comenzaban a despertarse debido al olor que provenía de la cocina. Carmen, que se había levantando un par de horas antes que ellos, se encontraba llevando un par de platos a la mesa del comedor.
Tanto los miembros que llenaban las habitaciones de arriba como las de abajo llegaron a esa zona y se pararon en seco al ver la situación.

La mesa del comedor estaba repleta de platos con diferentes tipos de desayuno. Todo aquello, de aspecto bastante casero, llenaba aquella planta de un olor delicioso.

-Buenos días a todos- dijo ella al verles observando la mesa- mi hermano me comentó que soléis desayunar separados, pero como es mi primer día aquí oficialmente- explicó ella invitando a que se sentasen- he pensado que era buena idea preparar esto- sonrió.
-No hacía falta que te molestases- dijo Ruby sentándose.

A Ruby lo había conocido una vez que se había instalado la noche anterior, puesto que cuando ella llego, él había salido a hacer unos recados. Con Ruby hizo muy buenas migas ya que estuvieron un rato charlando en el jardín.

-Bueno, digamos que me hacía ilusión- aclaró- pero no os vayáis a acostumbrar- soltó una risa y comenzó a servir los crepes- Probadlos y me decís que tal, llevo toda la mañana haciéndolos.
-¡Están buenísimos!- dijo Jopa y los demás asintieron rápidamente con la boca llena.
-Nuestra madre nos apuntó a cursos de cocina cuando éramos pequeños- comenzó a contar Adrian mientras bebía algo de leche- nos dijo que si estábamos durante un año nos regalaría una bici a cada uno.
-Y adivinad quién tuvo que hacer de chofer en la bici durante un mes porque uno de nosotros lo dejó - añadió su hermana a la vez que cortaba un par de fresas.

Los chicos se rieron. No llevaba ni un día en aquella casa pero ya sentía que conectaba con ellos.

Durante el desayuno, Adri y Carmen, estuvieron hablando del tema de los muebles que pondría en su nueva habitación.

-Oye si quieres- interrumpió Kruffy- Tenemos guardados algunos de cuando nos mudamos que luego fuimos cambiando- sugirió- puedes echarles un vistazo y eso que te ahorras- la chica asintió mientras seguía comiendo.
-Pero están desmontados- continuó Plex- pero bueno si ves las instrucciones bastará- dijo levantándose de la mesa y llevando su plato al fregadero.
-Están en una de las habitaciones del sótano, mira a ver si te gusta algo y mientras nosotros fregamos- sugirió su hermano y la chica hizo justo lo que le había dicho.

Una vez en aquella pequeña habitación, selecciono un escritorio, una pequeña cajonera y unas estanterías de pared. Comenzó a mover las cajas y con ayuda del ascensor consiguió llevar todo a su cuarto sin mucho esfuerzo.

Aquella misma tarde decidió ponerse manos a la obra, ya que estaba cansada de ver todo ese dormitorio lleno de cajas y maletas cerradas. Una vez que la ropa estaba completamente colocada se fue directamente a los muebles.

-Que lista soy- se dijo a sí misma- como se supone que voy a montar muebles sin herramientas- rodó los ojos y se puso en pie.

Al salir, se asomó por el balcón de la segunda planta, el cual daba al salón y pudo ver a tres de los cinco integrantes dormidos en el sofá.

-¿Y qué hago yo ahora? Bueno Plex dijo que si necesitaba algo- se giró y miro a la puerta de la habitación del anteriormente nombrado.
Llamó un par de veces pero no recibió respuesta, así que decidió entrar de una vez.

El cuarto estaba vacío, pero Carmen se quedó unos segundos contemplándolo en lugar de entrar. Era enorme; contaba con un baño bastante diferente a lo que habituaba a ver, la zona de la cama también era distinta y cuando termino de recorrer la habitación pudo ver un vestidor bastante amplio y lleno de ropa.

-Seguro que tiene algo aquí- dijo ella y entró.

Observó en los estantes más altos pero no sin ignorar la gran cantidad de prendas que colgaban de todas aquellas perchas. Al llegar a una de las esquinas pudo ver, arriba del todo, lo que parecía una caja de herramientas.
Se puso de puntillas y dando pequeños saltos trato de alcanzarla. En uno de esos saltos, sus pies aterrizaron sobre un bote de desodorante que había ahí tirado y que ella había ignorado por completo.

-¡Cuidado!- dijo una voz desde el otro lado de la habitación.

La chica se preparó para el impacto, pero apenas llegó a flexionad las rodillas porque algo le frenó.

-La próxima vez que quieras algo será mejor que me lo pidas - añadió la misma voz, haciendo que ella mirase hacia arriba y sus ojos se topasen.
-P-plex- tartamudeó- lo siento es que necesitaba un destornillador y un par de cosas mas...

La chica comenzó a hablar sin darse cuenta de que su peso seguía estando sobre el chico, cuyos brazos sostenían aun sus hombros para que no se hubiera caído.

-Bueno- se separó al percatarse de ello-  ¿te importa que me las lleve? No volverá a pasar en serio- la timidez se apoderó de ella.
-Claro, sin problema- el chico se rió, lo cual tranquilizo la vergüenza que sentía en ese momento ella- ¿Quieres que te ayude?

Ambos estuvieron toda la tarde juntos, montando los muebles que aquella mañana ella había subido. Estuvieron hablando un poco de la vida de cada uno para conocerse algo más.

-Vaya pasada todo eso de la isla- mencionó la chica mientras atornillaba unos tablones- hacéis tantas cosas increíbles.
-Y todas las que quedan por hacer- dijo Plex una vez que había terminado de arreglar una parte del armario que estaba un poco suelta. Pero cuando echó a andar, se engancho con la propia puerta de este- mierda mierda- se quejó intentando ver que había pasado.
-Espera espera- dijo Carmen dejando lo que estaba haciendo- se te ha enganchado el collar- se subió a una silla y comenzó a desengancharlo.

Mientras lo hacía, Plex se giró y ambos se quedaron mirando, en silencio. Las manos de Carmen dejaron de tratar de soltar el collar, pero pronto volvió a la realidad y siguió, apartando así la mirada.

-Listo- dijo en una voz más suave que antes.
-Primero casi te caes en mi armario y me rompes algo y ahora me engancho yo al tuyo, me traes mala suerte eh- dijo bromeando Dani.
-Cállate o te vuelvo a enganchar ahí- sonrió la chica acercándose de nuevo a él- y te aseguro que te dejó ahí- ambos se rieron.
-¡Chicos la comida ya ha llegado!- dijo Kruffy desde la planta de abajo, haciendo que la morena saliese de allí.
-No me resistiría a quedarme aquí- susurró tanto que ella no le llegó a escuchar y salió tras la chica en la misma dirección.

En ese momento algo se escuchó caer al suelo, pero ninguno de ellos le dio importancia.

La habitación de enfrente|| YoSoyPlexМесто, где живут истории. Откройте их для себя