Capítulo 32.

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Narrador externo

-Ya mamá, pero es que no sé como hacerlo- Carmen sostenía su teléfono con fuerza, procurando que la conversación que estaba teniendo no se escuchase.

En aquel instante, Daniel le sonrió y se fue en dirección a la parte trasera del coche, a preparar el maletero. Fue entonces cuando ella se alejó unos metros más y pudo retomar la charla que estaba teniendo con su madre.

-Me lo he pasado tan bien aquí, que aún dudo en si irme o no- añadió apenada- han sido unos meses geniales- escuchó una pequeña risa por parte de la mujer, quien lo hacía en señal de aprobación.

-Sabía que te iba a gustar- la morena recordó como hace unos meses, su madre ayudó a Adri a convencerla para irse a vivir con ellos- Tienes que hacer lo que veas correcto- aconsejó, pero ella simplemente suspiró. ¿Qué era exactamente lo indicado?

Continuó hablando con la adulta por un rato más, a cerca del tema de las maletas, cajas y espacio en el coche de su hermano para traer todo. Carmen no iba a hacer de aquella situación un drama, no era como mudarse a otra ciudad. Sin embargo le preocupaba que algo cambiase al haberse acostumbrado a verse todos los días. Ya no solo por Dani, sino por el resto de chicos que poco a poco se habían convertido en personas muy importantes para ella. Les extrañaría.

-Si claro he hablado con ellos- dijo refiriéndose a sus amigos de la Universidad; las clases empezarían en unas semanas y por desgracia para ella, era el único tema de conversación fuera de la EpicHouse- Si mamá hice bien la matrícula- rodó los ojos, era en lo último en lo que quería pensar esa noche.

No le apetecía en absoluto volver a clases, a estudiar y mucho menos a madrugar. Prefería sin duda la idea de dormir hasta tarde y pasar el día grabando o con los directos. Su vida cambiaría de nuevo y no estaba lista para ese golpe de realidad.

Al cabo de unos minutos más, dio por finalizada la llamada y guardó su teléfono en el bolso que colgaba de uno de sus hombros. Acto seguido se giró y vio como Plex le hacía unos gestos para que se acercase.

-No sé tú, pero yo me he quedado con hambre- habló el alto, guiándola hasta el maletero, provocando una expresión de sorpresa en su rostro.

Una semana después...

Un molesto sonido comenzó a hacerse presente en la silenciosa habitación del que era el dueño de la casa. Daniel dormía plácidamente en su cama cuando su teléfono comenzó a sonar.

Se frotó los ojos con la intención de espabilarse un poco y lo agarró con desgana de su mesita de noche. A pesar del cegador brillo de la pantalla que resultaba incómodo entre tanta oscuridad, pudo revisar que el sonido provenía de las notificaciones.

Comenzó a navegar entre ellas con una expresión de duda, puesto que no entendía a que se debían tantos mensajes. Los primeros que observó eran de su hermana. Ana le había llamado sin resultado un par de veces y le había escrito al rededor de ocho o nueve mensajes.

"Dime que has visto lo de Twitter"
"Dani como estés dormido te mato"
"Vas a flipar cuando te levantes"

Aquellas frases le desconcertaban aún más.

¿Qué coño ha pasado? Se preguntaba a sí mismo. Algo le detuvo, haciendo que saliera de sus pensamientos y especulaciones. Un mensaje alarmante, de nuevo, de su hermana.

"Os han pillado"

Abrió los ojos inmediatamente. En un acto reflejo se incorporó rapidamente y desbloqueó su móvil con la intención de buscar en un lugar concreto. Sabía exactamente lo que hacía.

La habitación de enfrente|| YoSoyPlexWhere stories live. Discover now