Capítulo 38. Epílogo

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Narra Carmen.

Nada más llegar a casa, me senté en el escritorio y comencé a sacar de mi bolso un cuaderno y el ordenador portátil. A penas era temprano en la mañana, pero mis clases habían terminado pronto aquel día.

Comencé a subrayar las diferentes páginas del temario que me habían explicado ese mismo día y con ayuda del ordenador, comencé a resumirlo. Mi habitación estaba en calma, no había ruido en la casa ya que todos aún dormían. Debía de aprovechar la ventaja de ser la única en amanecer pronto para adelantar trabajo.

No tenía una cantidad excesiva de cosas por hacer, así que, una hora después, decidí que ya había hecho suficiente y guardé todo de nuevo. Me levanté de la silla y me dirigí al armario a buscar unas bolsas que la noche anterior había escondido en uno de los cajones.

-¿Se puede?- la puerta se abrió después de un par de pequeños golpes.

Enseguida me giré sorprendida, puesto que no esperaba que nadie se hubiera despertado.

-Buenos días- sonreí al ver a Kruffy entrando en mi dormitorio. Vestía de forma cómoda, pero llevaba una expresión de claro cansancio. Asumí que se había levantado hacía apenas unos minutos.
-Buenos días- respondió correspondiéndome la sonrisa- ¿Qué tal la universidad hoy?- rodé los ojos ante su pregunta.

Llevábamos solo un par de semanas de clase y yo solo podía pensar en las próximas vacaciones.

La universidad estaba un poco más lejos de la Epichouse que lo que estaba anteriormente en mi casa, por lo que ya había empezado a intentar sacarme el carnet de conducir, para dejar de tener que coger el autobús todos los días. Sin embargo, no estaba yéndome tan mal como había pensado. Los chicos intentaban no molestarme mientras estudiaba y así podía ir más rápido para pasar tiempo con ellos al terminar.

-Igual que siempre, el profesor ha explicado y yo he estado luchando conmigo misma para intentar no dormirme- expliqué tirándome a la cama y dejando las bolsas a un lado.

Volver a la rutina no era un trabajo tan duro como tal, pero levantarse temprano me resultaba agotador.

-Bueno con el tiempo te iras acostumbrando- añadió Marc observando como hablaba entre bostezos- ¿son los regalos?- miró a las bolsas que había soltado y yo asentí.
-Si, ¿se los daremos ahora o ya en la fiesta?- pregunte pero Kruffy no supo responderme.
-Tengo la misma duda que tu- se encogió de hombros- el mio esta en el dormitorio, luego lo cojo- comentó.

Tras un rato más hablando con él, decidí que ya era hora de levantar al resto de la casa. Me dirigí a la habitación de Dani, quién había dejado la puerta sin pestillo, por lo que entré fácilmente. Me aproximé a su cama y me tumbé boca abajo en el lado que estaba libre.

Sonreí al verle dormir y comencé a acariciar sus mejillas para despertarle de una forma no tan molesta. A los pocos segundos pude ver como su cuerpo comenzaba a moverse, indicando que se estaba despertando.

Incliné mi cabeza hacia el y deposité un beso en su frente, despertándole así completamente.

-Mmm- murmuró abriendo los ojos y se le dibujó una pequeña sonrisa al verme.
-Feliz cumpleaños- le dije y su sonrisa aumentó, mostrando los dientes.

Aun sin decir nada me agarró del rostro y acortó la distancia que había entre nosotros para besarme de una forma bastante dulce.

-Muchas gracias- añadió como respuesta a mi felicitación. Acto seguido, se incorporó y me indicó con un gesto que me colocase a su lado.

Le hice caso y apoyé mi cabeza sobre uno de sus hombros y Plex me rodeó con el brazo para acercarme a él lo máximo posible.

-¿Qué tal hoy?- me miró con una expresión de tranquilidad y yo sonreí.
-Bien, más ahora que estás despierto- me acurruqué en su hombro una vez más, obteniendo como respuesta otro beso de su parte- pero no hablemos de mí- me levanté de la cama y le tire de los brazos para que lo hiciera el también- hoy es tu día, así que no más hablar y vamos- le guié por la habitación y salimos de ella para llegar al salón.

Tras un desayuno en grupo, cada uno fue a buscar los regalos que íbamos a darle a Plex. Los míos no los consideré algo sumamente especial; un par de prendas de ropa que me había comentado que le gustaban y una invitación para que fuéramos a cenar juntos a los pocos días.

Dani estuvo un rato abriendo no solo mis regalos, si no también los de los demás. Fue un momento bastante especial ya que era el primer cumpleaños que pasaba a su lado.

-Muchísimas gracias, eres la mejor- me dijo agrazándome por la espalda cuando le estaba ayudando a guardar todo un poco.
-No me lo agradezcas, te mereces mucho más- me envolví en sus brazos, sintiendo su cuerpo bastante cerca del mío.
-Creo que me lo voy a poner esta noche- propuso refiriéndose a la fiesta que daría en la casa.

Por ese mismo motivo, estuvimos toda la tarde preparando las zonas comunes para que todo fuera perfecto. El interior de la casa estaba repleto de altavoces, bebidas y decoraciones de todo tipo, entre ellas, muchas luces de distintos colores. A su vez, el jardín también lo habíamos dejado impoluto.
Después de todos los arreglos que habían tenido lugar la semana anterior, la casa estaba prácticamente recuperada de las tormentas.

Al caer la noche, los invitados comenzaron a llegar y supe que debía de terminar rápido de arreglarme. Una vez guardados todos mis cosméticos en el pequeño armario de mi baño, baje a la planta principal y salude a mis amigos.

-¡Carol!- fui corriendo hacia ella y la abracé, hacía algo de tiempo que no la veía- ¡Que guapa has venido!- ella me sonrió debido al cumplido y me miró de arriba a abajo.
-Tu también lo estás- me rodeó con el brazo y la acompañé al jardín.

La noche fue genial, es tuvimos charlando, bailando, cantando y bebiendo, como cualquier otra fiesta a la que habíamos asistido antes, solo que siempre lográbamos que fuera especial.

-Vale ahora apaga todas las luces- le indiqué a mi hermano. A pesar de que técnicamente el cumpleaños de Dani ya había pasado por ser media noche, teníamos guardada una tarta para celebrar entre todos los invitados.

Adrian apagó los farolillos del jardín y todos se lanzaron miradas cómplices, excepto Dani claro, que no tenía ni idea de lo que estaba pasando.

Salí al porche con la tarta entre mis manos y Plex comenzó a reírse por la sorpresa. La única luz presente ahora era la de las velas que iluminaban su rostro. Estaba contento y yo era incapaz de apartar la mirada de su preciosa sonrisa.

-...cumpleaños feliz...- coreamos todos juntos a la par y al finalizar aplaudimos, para que él pudiera soplar las velas.
-¿Qué has deseado?- susurré en su oído desde detrás de su silla.
-Que todo siga igual- me miró mientras lo murmuraba- contigo ya si que lo tengo todo- se giró por completo y me besó de forma lenta sin que nadie se percatase, ya que la presencia de una luz poco intensa nos daba esa ventaja.
-Feliz cumpleaños Dani- le volví a desear por última vez y acto seguido besé su frente.

Él se limitó a mirarme a los ojos y sentí las mismas mariposas que siempre que lo hacía.
Por último me abrazó, antes de que volviéramos a dentro para seguir con la fiesta.

La habitación de enfrente|| YoSoyPlexWhere stories live. Discover now