Enemy [Y.M]

20

El juego había dado inicio y las personas se estaban reuniendo para ver a los jugadores, todos ponían sus cartas, las personas estaban atentas al juego y tanto la madre de Jimin como su hermana deseaban ver perder al omega. Jimin miró sus cartas y sonrió cuando todos pusieron sus cartas, su padre sonrió al ver que le había ganado al enigma y por la cara de su hijo también a este, pero su sonrisa se borró al ver que este tenía las cartas más altas que las suyas siendo esté el ganador del juego.

—Gane. —dijo Jimin.

—Vaya joven Park es increíble. —lo felicito Yoongi.

—Le dije joven Min que me alistaba para lo mejor de la noche. —se levantó.

—Eso amerita una invitación de un trago. —le hizo una corta reverencia.

—Eso me encantaría mucho. —sonrió.

—¿No estás comprometido? —habló Rose molesta.

Yoongi miro a Jimin y este negó para ver al pálido, el cual sonrió y extendió su mano, la cual fue tomada por la de Jimin.

—Por tus premios no te preocupes, le diré al servicio del hotel que las lleve a tu habitación. —dijo Yoongi. —oh y señora Lee, los medios dicen que juega muy bien al golf, me gustaría tener un juego con usted.

Los tres vieron como Jimin se iba con el enigma, ellos estaban molestos por lo que había sucedido, quién debía ir con el enigma era Rose, no ese fracasado. Cuando llegaron a la barra, Yoongi pidió dos Martini y Jimin tomó el suyo para celebrar la victoria tan grande del omega.

—Fue una gran victoria para el joven Park. —le dijo Yoongi.

—Le dije que sabía jugar muy bien al póker. —le dio un trago a su bebida.

—¿Sabes jugar al golf? —le pregunto curioso.

—Nunca lo he jugado. —negó Jimin.

—Entonces yo te enseñaré. —le sonrió.

Jimin también sonrió y luego de estar bebiendo un poco ambos volvieron a sus respectivas habitaciones, cuando Jimin llegó a la suya vio a su padre ahí esperándolo con los brazos cruzados y serio. El omega no dijo nada, solo caminó despacio y cuando iba a abrir la puerta su padre se lo prohibió, Jimin lo vio y se alejó.

—Quítate Park Cheonil. —le dijo serio.

—A mí no me hables en ese tono que soy tu padre. —lo señaló.

—¿Padre? —soltó una risa el omega. —¿Ahora eres mi padre?

—Lo soy, aunque no te guste. —le dijo.

—Pensé que al que no le gustaba era a ti. —mencionó. —me lo repetías a diario.

—Más te vale alejarte del enigma. —lo amenazó. —o todos sabrán qué clase de omega eres.

—Eso no te conviene a ti padre. —se acercó y lo vio. —que la víctima seguiré siendo yo, un pobre omega que fue rechazado por su familia poderosa, ya que solo querían una hija.