11.- Nueva manada

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11.- Nueva manada

|Dabi POV|

   

Me limpio los restos de sangre del hocico, mirando con desagrado el cuerpo del ciervo a mis pies. ¡Es patético! Desde que el maldito de Bakugo me echó de la manada, solo he podido cazar animales para comer. En esta zona casi no hay humanos y, si me acerco demasiado a los lugares donde puedo cazarlos, me atacan los miembros de las manadas cercanas.

Sin dudas ese bastardo arrogante se encargó de hablarles a sus amiguitos sobre mí. Pero no importa, ya conseguiré algo decente que cazar. Y también……

Mi pensamiento queda incompleto cuando escucho el crujir de las hojas y, de inmediato, me oculto entre los arbustos, viendo a un par de humanos armados. ¡Bingo!

-Ya llevamos dos semanas y no hemos dado con el cuerpo. ¿Por qué seguir buscando algo que no aparece?– se quejó uno, suspirando.

-Porque es nuestro deber. ¿Acaso su familia no merece tener algo que llorar?– bufó el otro, cansado.

-¡A lo mejor el chico ni está muerto!– exclamó de nuevo el primero. –¡Quizás solo fingió su muerte y se fue a una playa lejana con un amante más joven, sexy y cariñoso que el amargado hijo del jefe Enji!–

… ¡¡¿Enji?!!

Un gruñido escapa de mi pecho al escuchar aquel nombre y, de un salto, caigo sobre uno de los chicos y le desgarro la yugular con mis colmillos, escuchando los gritos del otro a mi espalda. Lo veo tratar de cargar su escopeta que tiembla entre sus manos y sonrío en cuanto las balas caen a sus pies por el miedo.

-Qué patético…– me burlo, caminando despacio hacia él, deleitándome con el miedo y asombro en su rostro al escucharme hablar.

En cuanto trata de escapar, acaba tropezando con sus propios pies, sollozando y rogando por piedad, mientras se cubre con las manos. Pero mis colmillos despegan su cabeza de su cuerpo sin titubeos.

Me giro al escuchar unos aplausos; viendo a una chica rubia acercarse, sonriendo. ¿De dónde carajos salió esta loca? No parece asustada por la escena ante ella, pues no deja de acercarse a mí, aún cuando mantengo en mi hocico la cabeza de mi víctima.

-Dime ¿los mataste por mero placer?– me preguntó, curiosa.

No respondo, solo suelto la cabeza, dejándola rodar a unos pocos metros.

-Quien sabe.

Me lanzo sobre ella, tumbándola al suelo, mostrando mis colmillos. Pero la rubiecita solo sonríe aún más, acariciando mi largo hocico, pasando sus diminutos dedos por mis colmillos. Maldición, ¡no me resulta excitante matar a una presa que no me tiene miedo!

Me quito de encima suyo, observándola con detenimiento. Parece una colegiala común y corriente, con el cabello rubio y los ojos dorados, aunque… sus colmillos son algo alargados.

-¿Tú también estás solo porque eres "peligroso"?– me preguntó ella, haciendo comillas con los dedos ante lo último. –¡Si es así, puedes venir con nosotros!–

-¿Ustedes?– repetí, sin entender nada de lo que parloteaba esta loca.

-¡Si! Somos licántropos, igual que tú.– sonrió ella, transformándose en un lobo visiblemente más pequeño que yo, de pelaje dorado. –¿Y?, ¿qué dices?– preguntó, agitando la cola con frenesí.

-No me interesa.

Comienzo a caminar, pero la chica me sigue, hablando sin parar sobre las supuestas ventajas que tendré al unirme a su manada. ¡Ja! Es obvio que esta mocosa está sola, sino, ¿por qué tanto interés en reclutarme?

-Escucha, rubiecita… agradece que no te desgarré el cuello hace rato y lárgate.– gruñí, ya harto de su monólogo.

-¡Vamos! Seguro que prefieres algo de compañía de vez en cuando.

-Estoy mejor solo.– le aseguré.

-¡Eh, tú! ¿Tienes a una chica linda rogando por tu atención y la ignoras?!

Gruñí al toparme con otro lobo, con el pelaje negro y ojos azules. Al verlo, la chica corrió a su lado y se restregó contra su cuerpo. ¡Vaya! La loca no mentía al decir que había otros exiliados.

-¡Jin, mira! Encontré otro cachorrito perdido.– dijo ella.

-¡Me encanta, Toga-chan!– sonrió el lobo, con entusiasmo. –¡Él no me agrada!¡Que se muera!– gruñó al segundo siguiente en un tono más agresivo.

¡Menudo par de locos! Les paso al lado, continuando con mi camino hasta que la voz de la tal Toga me hace detener en seco.

-Sabes que estando solo no podrás cumplir tu objetivo ¿no?– susurró ella.

-No sé de qué hablas.– dije.

-Dos palabras: Enji Todoroki.

Gruñí, deteniéndome. La sonrisa en los labios de aquella chica me dejaba claro que sabía bastante sobre mí. ¡Y no podía permitir que alguien más cazara a mi presa!

-Te escucharé. Pero como me hagas perder el tiempo, te mataré a ti y a ese lunático.– aseguré.

-Créeme, después de escucharnos… querrás unirte a nosotros.

La tal Toga comenzó a caminar dando brincos de alegría mientras que el otro, Jin, iba a su espalda, cuidándola. Yo me mantenía a una distancia prudente de ambos, ¡podían estarme llevando a una trampa! Pero debía averiguar qué tanto sabían estos dos sobre Enji Todoroki…

… y quien sabe, al final puede que tengan alguna utilidad para mí. No pierdo nada con arriesgarme un poco.

Good BoyWhere stories live. Discover now