30.- Sentir que sobras

71 5 0
                                    

30.- Sentir que sobras

|Shoto POV|

   

Conduje tan rápido como podía con el tráfico que había, viendo de reojo a Kirishima sentado en el asiento del copiloto, golpeando una y otra vez su pierna contra la alfombrilla del coche. Había salido apenas recibí su llamada y ni siquiera le pregunté qué sucedió, solo lo recogí e hice caso a las pocas indicaciones que me dió.

-¡Joder…!– gruñó con rabia cuando otro semáforo en rojo nos obligó a detenernos.

-Kirishima, ya dime qué sucede, por favor.– le pedí, serio. Él abrió la boca y, al segundo, volvió a cerrarla, desviando la mirada.

-Yo… solo quiero ayudar a alguien que me necesita.– susurró, desviando la mirada hacia la ventana del coche.

No me atreví a preguntar más cuando el semáforo cambió a verde y seguí conduciendo hasta salir de la ciudad y adentrarme en el bosque, quejándome en voz baja por los baches en el suelo que me hacían brincar y lastimarme el trasero. ¿Qué diablos buscábamos por aquí…?

-¡Mierda…!– apenas logro ver a un enorme lobo saltar delante del coche, haciéndome girar el volante para esquivarlo. Respiro agitado al detener el coche, mirando hacia atrás por el retrovisor. –¡Kirishima, espera! ¡¿Qué haces?!–

Mi novio se desabrochó el cinturón de seguridad y bajó del coche, corriendo hacia aquel lobo. Suspiro, bajándome también.

-¡Kirishima, te estoy hablando!– le grito, tratando de hacerlo reaccionar.

-¿Kirishima?

Grito, alarmado, cuando escucho a aquel animal hablando con tanta fluidez que me horroriza. Y cuando intento volver al coche, siento que Kirishima me toma del brazo, sonriéndome para calmarme. ¡Pero ¿cómo pretende que lo haga?! ¡Los lobos normales no hablan!

-Él no te hará nada, Shoto.– asegura, acariciando mi rostro con dulzura. –Mirio…– se giró hacia el lobo.

-No creí volver a verte por aquí, Kirishima.– sonrió el lobo.

-Tamaki me escribió… Así que dime dónde está Bakugo, por favor.–

-Me temo que no lo sé. Anoche desapareció.– explicó el tal Mirio, agachando sus orejas, apenado.

Sentí como Kirishima apretaba más el agarre en mi brazo y su mirada se tornaba fría y triste. ¿Quién era ese Bakugo del que hablaban?¿y porque Kirishima estaba tan tranquilo con toda esta situación? ¡A mí estaba por darme un ataque de pánico!

-…. Dabi….– susurró Kirishima, demasiado bajo y tembloroso.

-Los demás están buscando por el bosque. Lo encontraremos.– aseguró Mirio, con una mirada bastante fiera. –Pero ustedes no pueden quedarse. Es peligroso.– agregó.

-¡Yo vine a ayudar a Bakugo y no me iré hasta que salde mi deuda con él!–

El lobo suspiró, negando con la cabeza.

-Solo te pido tener cuidado. Y, si ven a un licántropo, huyan.– pidió.

El tal Mirio comenzó a correr, perdiéndose en el bosque. Y cuando sentí que Kirishima tiraba de mi brazo para hacerme andar, me zafé de su agarre con un ademán brusco, mirándolo con severidad. Ya estaba harto de evasivas. ¡Necesitaba respuestas! Y ya.

-¡Por Dios, Kirishima ¿qué diablos está sucediendo aquí?!¿Por qué ese lobo hablaba?¿Quién es Bakugo y qué deuda tienes con él?¡No entiendo nada!– grité exasperado.

Good BoyKde žijí příběhy. Začni objevovat