12.- Ayer

181 25 1
                                    

12.- Ayer

|Kirishima POV|

    

Gruñí con pesadez cuando el sol me dió de lleno en la cara, obligándome a abrir los ojos. Joder, ¡necesitamos unas malditas cortinas! Me incorporo, siseando de dolor al sentir mi cintura –y parte de mi trasero– adoloridos. Y, por si fuera poco, me encuentro desnudo sobre la cama… con Bakugo durmiendo tranquilo sobre mi pecho.

¡Oh, mierda, no fue un sueño! Bakugo y yo de verdad lo hicimos.

-Qué ruidoso…– susurró Bakugo entre dientes, alzando su cabeza para verme. –¿Podrías calmar un poco tu corazón? Parece que vas a infartarte en cualquier segundo.– ¡y lo haría!

-Bakugo, sobre lo de anoche… yo…– comencé, sin saber cómo decirlo sin molestarlo y ser echado a patadas, o peor, ¡sin ser devorado por un lobo gigante!

-Sí. Ahora eres mío, Kirishima.–

-¿Eh?– no sé qué expresión tendría mi rostro ahora mismo, pero por la sonrisa de Bakugo, supongo que mi rostro delataba la confusión que sentía.

-Anoche te anude y te marqué como mi pareja.– dijo con posesión, acercándose para besarme.

Me removí, logrando quitarme el cuerpo de Bakugo de encima para ponerme de pie. Respiré hondo, pasando mis manos por mi cabello, peinándolo hacia atrás para apartarme el flequillo de la cara.

-Bakugo, lo de anoche fue solo eso. Una noche de sexo y ya.– aseguré, mirando como su expresión cambiaba a una de dolor. –Yo… amo a mi novio. Y lo que pasó entre nosotros… no debió pasar.–

-No lo entiendes… No fue solo sexo, Kirishima.– me dice tan serio que siento un escalofrío recorrerme. Sus ojos parecen dos orbes de fuego que buscan calcinarme. –Estaba en mi celo y… no pude contenerme. Te marqué, ¡maldita sea!¡¿No lo entiendes?!–

-¡No, Bakugo, no entiendo nada! ¿Celo?¿marcarme?, ¿De qué hablas?–

-¡Significa que estamos unidos de por vida!¡Tú eres el único compañero que tendré y yo seré el tuyo!–

Veo como Bakugo contiene las pequeñas lágrimas que se comienzan a acumular en sus intensos ojos rubíes. Una parte de mí grita que lo abrace al verlo tan vulnerable, pero otra parte me pedía alejarme por el amor que sentía por Shoto. Y decidí hacerle caso a esa última.

-Lo siento.– susurré, comenzando a buscar algo de ropa para irme. No puedo seguir cerca de él.

En cuanto tomo mis bóxer, que por suerte siguen intactos, siento las manos de Bakugo rodear mi cintura, haciéndome estremecer. Aún me duele el cuerpo, y es razonable, ¡aún tengo las marcas de sus manos tatuadas en mi piel! Y en cuanto siento sus labios sobre los míos, dejo de pensar. ¡Joder ¿por qué mierdas tiene que besar tan bien?!

-¡Buenos diaaaaaaaahhhhggg……!– el grito de Mirio al entrar y vernos en una posición tan comprometedora podría haber dejado sordo a cualquiera.

Sus ojos azules se mantenían oculto tras sus manos, como si así pudiera quitarse la imagen que tenía de nosotros. Y, aunque traté de soltarme del agarre de Bakugo, él solo conseguía apretarme más a su cuerpo; haciéndome gemir por lo bajo al sentir su miembro flácido pegado a mi trasero.

-Largo…– ordenó Bakugo, en un gruñido similar al de un lobo enfurecido.

-… Kirishima tiene… tu aroma…– susurró Mirio, quitándose las manos de la cara y clavando su mirada en algún punto del techo de madera.

Otro gruñido escapa de Bakugo y siento sus brazos soltarme para lanzarse sobre Mirio, dándole un rotundo puñetazo en el rostro, arrojándolo al suelo con un quejido de dolor. ¡Oh, mierda!

-¡¡¡LÁRGATE, BETA!!!–

-¡Bakugo, basta!– grité, sujetándolo por los hombros. Y como si mi voz tuviera un conjuro mágico sobre él, sentí su cuerpo relajarse un poco. –Por favor, no te pelees. Mirio es tu amigo ¿no?–

Bakugo me tomó de la nuca, juntando su frente con la mía, pasando su pulgar por mi mejilla de forma suave, haciéndome cerrar los ojos por lo agradable de la sensación.

-Te daré lo que me pidas, Kiri…– susurró, sonriendo.

-¡Bakugo, eres un imbécil!– gruñó Mirio, poniéndose de pie, con la nariz sangrando tras el puñetazo de Bakugo. –Sal… ¡¡AHORA!!– ordenó con una seriedad impropia de él.

Incluso Bakugo pareció sorprendido de la brusquedad de Mirio. Y, con lentitud, se separó de mí y caminó afuera junto a Mirio. Ya se hacía costumbre que no comprendiera nada de lo que pasaba.

Aproveché la privacidad de mi soledad para colocarme los bóxer, buscando el resto de mi ropa para vestirme. Pero toda había quedado hecha trizas, así que decidí acercarme al clóset de Bakugo para buscar algo que pudiera quedarme. ¡Pero apenas y había un par de prendas! Suspiré, tomando una camiseta negra que me llegaba hasta los muslos y unos pantalones holgados.

Decidí esperar sentado sobre el suelo, ya que no quería acercarme a la cama después de lo sucedido. Me avergonzaba y… me excitaba recordarlo.

-¡Ahhhhggrr!, ¡no puedo seguir con todo esto!– grité, revolviendo mi cabello, exasperado. ¡Necesitaba irme!

Good BoyWhere stories live. Discover now