28.- Arrepentido

93 7 2
                                    

28.- Arrepentido

|Kirishima POV|

   

Había pasado la noche en casa de Kaminari para no darle explicaciones a Shoto de lo sucedido y, por si fuera poco, había tenido que ir a la preparatoria con unas inmensas ojeras, pues Denki y yo nos habíamos desvelado jugando un nuevo videojuego que había comprado. Y apenas podía prestar atención en clases.

Bostece sonoramente cuando el profesor salió del aula, pidiéndonos tener la tarea para la próxima clase.

-Kirishima-kun, luces bastante mal hoy.– murmuró Midoriya, preocupado, sentándose a mi lado.

-Sí… Me desvelé anoche y ….– volví a bostezar. Joder, estaba que me caía dormido sobre el pupitre.

-Si estás cansado será mejor que vayas a casa. Toshinori-sensei vino bastante animado hoy.– comentó Sero, mirando por la ventana hacia la cancha donde se podía apreciar la imponente figura del mencionado.

-Midoriya, no te ofendas… pero tu "papá" da miedo.– susurré, riendo nervioso.

El peli-verde solo se encogió de hombros, sonriendo. Por la ventana se podía ver cómo el rubio animaba a los pocos alumnos que quedaban trotando a continuar, con ese "¡Plus ultra!" que tenía como lema, mientras los demás estaban en el suelo, recuperando el aliento.

-Yo lo veo normal. Incluso algo blando.– comentó Midoriya como si nada.

-¡Decidido! Te llevo a tu casa y yo me voy a la mía.– exclamó Kaminari, tomándome por los hombros para arrastrarme fuera del salón.

Pero apenas salimos, por la prisa, chocamos –o choqué– con alguien que justo venía entrando. Una chica.

-D-Disculpa, no fue mi intención. ¿Te encuentras bien?– pregunté, preocupado, dedicándole una mirada furiosa al rubio a mi espalda.

-Sí, descuida. Yo… venía a buscar a Midoriya-kun.– dijo, con una sonrisa nerviosa.

-¡Ah, Momo-san!– Midoriya salió al encuentro con la chica, sonriendo de lo más alegre. –Me alegra que decidieras venir.– agregó.

-Yo… sí…–

Kaminari sonrió con picardía y, antes de que arruinara aquel momento, le cubrí la boca y lo arrastré lejos. Una vez salimos al patio de la academia, lo solté, maldiciéndolo por haberme babeado toda la mano. Cabrón

-¡Joo, qué cruel eres, bro! Yo quería saber que hay entre Midoriya y esa chica tan linda.– lloriqueó.

-Y normalmente me daría igual dejarte cotilleando, pero necesito que me lleves a casa.– comenté, bufando.

-Vale, vale. Vamos.–

Lo seguí hasta el estacionamiento donde tenía su nada discreta moto, ¡vamos que era la única en toda la preparatoria que tenía la cara de un Pikachu! Me subí de copiloto, sujetándome con fuerza de la parrilla, rezando por llegar intacto. Kaminari arrancó y condujo entre bromas hasta llegar.

Me bajé algo mareado y me despedí de él, diciéndole que iría mañana a recoger el coche de mis padres. Apenas entré, me recibió un cálido abrazo por parte de mi madre.

-Sigo sin creerme que estés aquí.– susurró tan bajito que, supongo, no me lo decía a mí. –¡Ah, cierto!– exclamó, separándose de mí.

Rebuscó entre los bolsillos de su ropa hasta tenderme un sobre de papel algo arrugado. La mire, dudosa.

-Un apuesto jovencito te trajo esto. Dijo que era de suma importancia.– comentó.

-¿Un apuesto jovencito?– repetí, alzando una ceja con intriga. Mi madre asintió, sonriendo, orgullosa de su descripción.

Sonreí, tomando el sobre y dándole un beso a mi madre en la frente antes de subir a mi habitación. Me arrojé sobre la cama, dispuesto a dormir… pero todo rastro de sueño se esfumó en cuanto toqué la cama. Odio esto.

Suspiré.

Miré de reojo el sobre que había dejado sobre la mesita de noche y, con pereza, me estiré para tomarlo. Lo abrí, sacando una carta de su interior. La caligrafía era algo engorrosa, como si hubiese sido escrita a prisa.

Kirishima-san…

Sé que no nos conocemos de nada, pero ya no sé a quién más recurrir. Cuando se trata de que Bakugo escuche, yo…

-¡Carajo…!– gruñí, dejando la carta sobre la cama, revolviéndome el cabello con frustración.

Ahora entiendo eso de que, mientras más trates de evitar algo, más presente lo tendrás; porque mientras más le huyo a Bakugo, más se empeña el universo en ponerlo en mi camino. ¡Ahgrr!

Respiro hondo, tomando la carta para continuar. Si debo enfrentarlo tarde o temprano, prefiero que sea cuanto antes.

… solo puedo pensar en usted.

Tal vez usted no entienda el motivo de mis palabras, pero le pido, por favor, que me ayude a salvar a Bakugo. Él está realmente afligido con su partida y no escucha razones.

Hace unos días, el consejo de las cuatro manadas se reunió e ideó un plan para detener a Dabi por los homicidios que han ocurrido en el bosque. Y Bakugo se ofreció para hacerlo, aún cuando sabe que en su condición actual será imposible ganar.

Yo… ya no sé qué hacer… no puedo intervenir y solo….

… le pido que me ayude una última vez, por el vínculo que los une. Vaya al lago durante la luna llena y detenga a Bakugo, por favor…

Mis manos tiemblan, sin poder creer lo que leo. ¿Bakugo contra Dabi? Mis dedos se deslizan por las pequeñas gotitas arrugadas de la carta, sintiendo un intenso dolor atravesarme el pecho al imaginar el rostro de Tamaki llorando de impotencia. Joder, qué imbécil soy

Dejo la carta a un lado y tomo mi teléfono, buscando en el navegador cuándo hay luna llena este mes. Y cuando el resultado carga, siento que me falta el aire.

-Anoche…– jadeo con horror.

Bajo corriendo las escaleras y salgo de casa, azotando la puerta en el proceso. Llamo a Kaminari, pero no me atiende. Le marco a Mina y Sero, con el mismo resultado. ¡Carajo! Le marco a Shoto y cuando atiende, apenas me da la voz.

-Shoto, necesito tu ayuda con urgencia.– le ruego. Lo siento, Shoto… le debo al menos esto a Bakugo.

Good BoyWhere stories live. Discover now