17.- Doloroso retorno

135 17 0
                                    

17.- Doloroso retorno

|

Kirishima POV|

      

¡Maldición!, ¡maldición!, ¡maldición! ¡No puedo creer que me halla ocultado esto! Me siento como un imbécil por haber confiado todo este tiempo en él y, aún llorando por la rabia, continuo caminando por el bosque hasta llegar a la zona donde está el campamento. No hay nadie alrededor.

Camino hacia la cabaña principal donde está la oficina de Enji-san, pensando en qué diré cuando llegue con él, ya que "¡Oh, no! No estaba muerto, solo me quedé un tiempo con unos hombres lobo aquí en el bosque" quedaba descartado. Sonaba ridículo.

Por andar embobado pensando, acabé chocando contra Enji-san que iba saliendo de su oficina en ese momento.

-Fíjate por donde v…. ¡¿Kirishima?!– Enji-san parecía tan consternado al verme, tanto, que incluso el temblor en su voz lo delataba. –¿C-Cómo es posible…?– preguntó.

-Es una larga historia, Enji-san. Yo…–

-¡¡¡ENJI-SAAAAN…!!!!– tanto él como yo nos giramos, viendo como un chico rubio, se baja corriendo de una motocicleta para venir a paso veloz hacia nosotros. En cuanto está lo bastante cerca, lo reconozco: es Keigo, uno de los subordinados de Enji-san.

Su rostro pasó de estar serio a brillar con alegría al verme junto a su jefe. Y sus brazos me acabaron envolviendo en un abrazo que me hizo sentir bienvenido.

-Me alegro que estés bien, rojito. Nos tenías angustiados.– sonrió Keigo, al separarse, palmeando mis hombros. –Seguro que ahora estarás a salvo.– agregó, aunque con un tono algo triste. Quizás eran ideas mías.

-Keigo, por favor, espera en la oficina general mientras hablo con Kirishima.– habló Enji-san, empujándome suavemente hacia su oficina para que entrara.

Me despedí de Keigo con la mano y entré en el lugar, tal y como me había pedido Enji-san.

Todo estaba en perfecto orden, excepto el escritorio, donde había una montaña de papeles. Aunque no me fijé mucho en ellos, me limité a sentarme sobre un pequeño mueble de madera, pensando en lo que haría ahora. ¿Por qué sentía este nudo en el pecho al estar aquí?, una parte de mí quería volver con Bakugo.

Suspiré. Yo había decidido volver aquí, con Shoto. No tendría por qué arrepentirme.

-Entonces, Kirishima…– la voz de Enji-san, me hizo salir de mis pensamientos. –… por favor, cuéntame ¿dónde estuviste? Te buscamos por semanas.– explicó.

-Yo…– me rasque la nuca, incómodo. –…no sabría por dónde empezar.– confesé.

Siempre he considerado que Enji Todoroki es un hombre intimidante y, cuando comencé a salir con Shoto, lo confirmé en cada reunión a la que iba. Pero nada se comparaba con este momento… y los fieros ojos azules de este hombre, fijos en mí, interrogandome con una expresión muda.

-Sabes… cuando desapareciste, encontramos huellas de lobo y sangre, y asumimos que un lobo te atacó hasta matarte.– explicó Enji, despacio. –Pero no encontramos nada más ¿puedes explicarme eso al menos?–

-Y-Yo…. ¿huí?– vaya mierda de excusa. –N-No lo recuerdo.– mentí.

-¿No recuerdas como escapaste de la muerte?–

Asentí, despacio, sin atreverme a verlo a la cara. Solo escuché un suspiro por parte de Enji-san.

-Muy bien, chico. No voy a presionarte, seguro fue una experiencia… difícil para ti.– dijo Enji. –Lo importante es que estás a salvo ¿no?–

La mano de Enji sobre mi hombro me hizo estremecer por la impresión.

-Vamos. Te llevaré a tu casa.–

Lo seguí en silencio, hasta una camioneta todoterreno de color negro, me subí en el puesto del copiloto y me abroche el cinturón. Enji-san manejó en total silencio, mientras yo me dedicaba a mirar por la ventana hacia el bosque que se iba haciendo más y más pequeño. Hasta que vi un intenso manchón cenizo en medio de los árboles y una lágrima se deslizó por mi mejilla, mientras apretaba los puños sobre mis rodillas.

Dolía… pero debía volver a mi hogar. Porque al final, el sol y la luna no deben tocarse; y Bakugo y yo no estábamos destinados a estar juntos. Éramos mundos distintos.

Yo amaba a Shoto…. o de eso trataba de convencerme para no salir huyendo del vehículo y volver con el chico con el que había convivido por dos semanas.

Good BoyWhere stories live. Discover now