34.- Mentiroso

69 7 0
                                    

34.- Mentiroso

|Enji POV|

    

-Lo siento. Su hijo no desea recibir visitas hoy.– siempre es lo mismo.

Shoto se recluyó en su habitación desde que ingresó en el hospital y, en todo este tiempo, solo me han dejado verlo ocasionalmente. Al principio era por su delicado estado de salud, y ahora es él mismo quien se rehúsa a recibirme. El único consuelo que tengo es saber que ya no está al borde de la muerte. Si algo le pasara a él, yo….

-¡Ah, jefe!–

Salgo de mis pensamientos cuando veo a Keigo saludarme, mientras deja estacionado su Mustang en un lugar que no estorbe a los demás.

-No esperaba verlo aquí. ¿Vino a despedirse?– me comentó, sonriendo.

-¿De qué hablas?– pregunto, confundido.

-Hoy dan de alta a Shoto. ¿No se lo informaron?–

Me doy media vuelta, volviendo por el camino que recorrí hace poco, ignorando las voces de las enfermeras que me dicen que no debo entrar. Y, cuando abro la puerta, me encuentro con Shoto, vestido con una sudadera negra y unos jeans, acabando de recoger sus cosas de la habitación.

-Planeabas irte sin decirme nada.– acusé, serio.

-No tengo porque darte explicaciones de lo que hago.– espetó con arrogancia, tomando su maleta.

Lo tomé del brazo en cuanto pasó a mi lado, haciéndolo gemir adolorido por mi agarre. ¡No iba a permitir que él se revelara contra mí!

-No voy a tolerar esta falta de respeto, Shoto.– advertí.

-¡¡¡JÓDETE!!!– gritó Shoto, soltándose de mi agarre con brusquedad. –¡Me importa una mierda lo que quieras o no tolerar!¡Yo ya toleré bastante tus jodidas mentiras!–

-¡¡¿Cómo te atreves….?!!–

Antes de que mi puño se estrelle contra el rostro de mi hijo, algo lo detiene. O alguien, más bien.

-No deberías levantar la mano en contra de tus hijos, Enji-san.– advirtió Keigo con una mirada fría.

-¡¿A dónde crees que llevas a mi hijo, Keigo?!– gruñí al ver como ambos comenzaban a andar, dándome la espalda.

-A mi departamento. Shoto se quedará conmigo.–

Para mi desgracia, no pude ni acercarme a Keigo cuando el personal de seguridad del hospital se abalanzó sobre mí, derribándome. Me removí, tratando de zafarme, pero una de las enfermeras me inyectó un tranquilizante. Carajo….

¿Cuándo se torcieron tanto las cosas?¿Cuándo Shoto, mi hijo perfecto, comenzó a revelarse contra mí tal y como lo hizo ese maldito defectuoso de Touya?

 
  
|Shoto POV|

Ni siquiera me atrevo a mirar atrás cuando salimos del hospital. Sé que las miradas de todos están puestas sobre Keigo y sobre mí tras el espectáculo que montó mi viejo en pleno pasillo. No puedo creer que, incluso después de lo que hizo, exija respeto.

-Oye, Shoto… ¿estás bien?– la mano de Keigo sobre mi hombro me hace reaccionar, y asiento con la cabeza. –Hoy no traje la moto, así que no te preocupes.– dijo.

Sonrío sin poder evitarlo, ya que nunca he sido fan de ese cacharro de dos ruedas que conduce, y él lo sabe.

Miro con asombro el hermoso Mustang rojo que Keigo señala, pidiéndome que suba. Subo en el asiento del copiloto, y me dedico a mirar por la ventana el paisaje, sin prestarle realmente atención. Solo estoy, como hace días, procesando lo que había sucedido.

-¿No quieres poner algo de música?–

Niego con la cabeza. –Tengo mucho en qué pensar.– digo.

-Sobre Touya ¿no?–

Asiento con la cabeza, volviendo a sumergirme en el silencio de mis pensamientos.

Keigo lo sabe todo. Lo de mi hermano, el accidente, ¡todo! Incluso puedo decir que fue el primero en saber que Kirishima estaba vivo cuando desapareció. Todo gracias a un vídeo que mi descuidado novio había grabado el día que se perdió en el bosque y fue atacado por…. mi hermano. En el vídeo, por desgracia, se veía a un enorme lobo de ojos azules que tomaba apariencia humana.

No imagino lo difícil que debió haber sido para Keigo haber descubierto esa realidad y, aún así, fingir que no sabía nada. Aunque, al final las cosas se descontrolaron y… volvimos a perder a Touya. Esta vez para siempre.

Cuando finalmente llegamos, me bajo del Mustang y camino tras Keigo hacia el interior del departamento. Y me detengo, igual que él, al llegar a la que será mi habitación temporal. Siento un golpe en el pecho al ver que se trata de la habitación de mi hermano….

-Oye, Shoto, si prefieres podemos cambiar. Tú duermes en mi habitación y yo aq…–

-No.– le interrumpo, tratando de sonar convincente. –Estoy bien.–

Me dejo caer sobre la cama, mientras busco entre mis cosas hasta dar con mi teléfono. Lo enciendo y entro en el grupo de mis amigos para darles la noticia de mi alta.

Midoriya es el primero en felicitarme, diciendo que irá a verme cuando pueda, lo cual me causa algo de gracia. Y pensar que antes lo odiaba.

Mina, como de costumbre, envía una montaña de stickers que me hacen suspirar derrotado. Ella no cambia

-¿Eh…?– mis manos tiemblan cuando una notificación cubre mi pantalla, con un mensaje de Kirishima.

  
Me alegra que ya estés mejor, Shoto.
Perdoname por meterte en esto.
  

-Ay, Eijirou…– susurro con tristeza. Él es quien, sin dudas, la está pasando peor. Y no sé qué hacer para consolarlo.

Good BoyWhere stories live. Discover now