Esa parte antes de un capítulo.

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(La misma con la que aún eres demasiado floja para escribirla tan bien, como el capítulo que le sigue)

Hollie golpeteó frenéticamente sus dedos contra la superficie metálica de la puerta del auto, y mordió su labio inferior seguidas veces, sintiendo el vacío crecer dentro de su estómago cada vez con mayor intensidad. Se dobló por su torso, apoyando ambas manos en el techo del carro y cerró sus ojos, soltando una pequeña risa.

No podía creer que aquello le pusiese los vellos de punta.

-Vale, he sido yo.

Confesó enderezando su cuerpo, para alzar la barbilla y elevar una de las comisuras de su boca, mirándole fijamente para tratar de disimular su poca cordura.

-¿Has sido qué?

Pero una carcajada se escapó de su garganta al escuchar a la mujer que le acompañaba y ella silenció.

Dos ojos verdes la observaron de inmediato de arriba hacia abajo, alzando una ceja con incredulidad mientras transformaba sus labios en una fina línea recta, asemejándose a la expresión que tus padres colocan cuando quieren ignorarte, o les avergüenzas. Su cabello negro ondeaba levemente a través del aire nocturno de aquellas horas, en el exterior del estacionamiento de Pizza's Jones en el que aguardaban y permaneció callada.

Hollie se dio cuenta de que todo su semblante era serio y rígido, cruzándose de brazos y colocando una de sus pantorrillas doblada sobre la otra, mostrándose espantosamente quieta. Su rostro era diez mil veces más blanco a esa hora y su delineado se corría un tanto fuera de lo habitual bajo sus pestañas.

Esa curiosa imagen de ela chica junto a ella tan sólo hizo que Hollie riese aún más, dado a que lo que menos podía describir a la ojiverde, era como una persona tranquila.

-Eres una idiota, ¿lo sabías?

Escuchó que le decía y ella negó con su cabeza ante el comentario, observándole captar su seña al mismo tiempo que deshizo el agarre de sus brazos y ocultó sus manos dentro de los bolsillos delanteros de sus jeans, desviando su vista a la izquierda y luego hacia Hollie.

Fue cuando ella decidió introducir sus dedos dentro de su abrigo y sacó una cajetilla de cigarros, lanzándosela sobre la cajuela del automóvil.

-Ya. Sé feliz.

Murmuró y la pelinegra se quejó, prácticamente abalanzándose hacia los cigarrillos por los cuales reclamaba durante todo el trayecto hacia este restaurante, fastidiándola a ella y a su prima, Tris.

-Maldita sea, Holls.

Debía admitirlo.

Quizás no era gran idea robarle unos cigarros a Bailey Jane Sanders alias "Bailey Mary", fundadora y socia única del tráfico de cigarros de marihuana en el instituto Mil West desde que tenía uso de razón.

La misma muchacha que podía ser tan brutalmente hermosa como espantosamente irritable. La misma que hacía que todos en los pasillos se intimidaran al verla directamente, calificándola en ocasiones como "Medusa", con un estilo más relacionado a una moderna y oscura diosa griega.

Sí, quizás no era buena idea meterse con ella teniendo tal reputación... Pero valía la pena cuando eras mujer y Bailey simplemente no podía ponerle un sólo dedo encima a la prima de su mejor compradora, su mejor amiga Tris.

-Sólo te quedan dos, imbécil. No sé porqué peleas tanto igual.

Hollie acarició con su lengua sus labios nuevamente, elevando ligeramente sus cejas, excitada por el pequeño placer de irritarla. Sanders por su parte, encendió uno de aquel par, llevándolo hacia su boca y haciendo caer su cabeza hacia atrás, soltando una gran bocanada de humo.

ACÉPTALO, NENAWhere stories live. Discover now