Capítulo 2.

2.2K 120 2
                                    

"A tu servicio"

Hollie había sido transferida desde su ciudad natal hasta Santo Ángel cuando tenía unos quince años aproximadamente.

El empleo de sus padres se había visto afectado y la empresa en general tuvo que mudar a sus empleados a otros diferentes estados y ciudades del país, para lograr reubicarlos sin tener que deshacerse de ellos. Por lo que una tarde Annie y David llegaron a ella con una noticia que le iba a espantar y a la vez aliviar con fuerzas. Ya estaba harta de seguir estancada en la aburrida Carolina del Norte y necesitaba un cambio pronto en su vida, aunque los cambios le aterraran un tanto y le costasen para su adaptación. De igual forma, no tenía otra opción. Iban a irse.

La mudanza no duró más de dos meses. Ni el poder asimilar el rompimiento con sus amistades y su relación de cinco meses con el presidente de la clase, Junior. A ella poco le costaba separarse sentimentalmente de las personas y de alguna u otra forma, ya tenía pensado escaparse algún día de aquel pueblo. Y aunque le lloraron y dijeron que le iban a echar de menos siempre, por sus extrañas rastas y su mirada malhumorada, Hollie no contestó más que un "Yo igual, nos vemos" que sabía, era totalmente hipócrita.

Por eso, cuando pudo arribar en Delphia, supo que todo sería muy distinto apenas oler el aire ahí afuera.

Su prima Tris, a quien no veía desde hace más de cuatro años, la recibió con los brazos abiertos y un cigarrillo que escondió en su chaqueta apenas le abrazó con disimulo de sus padres y tíos, Marcos y Lilly. Los cuales amablemente ofrecieron su casa al enterarse de la noticia, y su familia aceptó con pena pero completo agradecimiento, pues empezar de nuevo en un lugar bastante lejano a lo que acostumbraban no era algo muy fácil de realizar y menos en tan poco tiempo.

Sin embargo, no pasó más de medio año cuando los padres de Hollie fueron transferidos nuevamente, cuatro meses al año en Santo Ángel y los otros ocho restantes a Texas. A su vez, el instituto Mil West había aceptado la solicitud de revalidación de estudios de ella y aquello significó un choque a sus planes que sin remedio, tuvieron que verse modificados con severidad puesto a que la muchacha no iba a arriesgarse a perder su cupo ni mucho menos someterse a otro cambio de ambiente, de vida social y de todo. Terminando en la firme decisión; de que Hollie iba a quedarse con sus tíos y su prima Tris en Delphia y ellos podrían visitarla en días feriados, ocasiones especiales y sus meses de paso en tal estado.

Y ella estaba feliz, honestamente estaba feliz y tranquila con el rumbo que había tomado su vida... Hasta que conoció a la mejor amiga de su familiar.

Una tarde de julio, una extraña ojiverde de aspecto irreverente y expresión divertida sorprendió a la castaña cuando escuchó algo chocar contra el suelo de forma abrupta, seguido de la ventana de la habitación que compartía con Tris cerrarse súbitamente. Apenas tuvo tiempo de cubrirse con sus sabanas cuando la pudo ver a ella entrar por tal agujero, maldiciendo al golpearse con el mueble a un lado, y el móvil que colgaba de las cortinas.

—Te he dicho que entres por la puerta y tú sigues buscando el hueco más pequeño.

Dijo su prima sin inmutarse, dejando a Hollie asombrada al creer que ella iba a llamar a la policía con la excusa de que alguna loca se había metido a su casa.

—Pues qué te puedo decir, son los más deliciosos.

Respondió la otra, enderezándose en su lugar y guiñando un ojo a la contraria, antes de percatarse de la existencia de Hollie en la habitación y enfocar sus perlas en ella, con fijación. Hollie notó su corazón detenerse y sus cejas juntarse como cada vez que algo nuevo llamaba su atención.

Ella era tan hermosa como exótica.

No parecía la clase de mujer que anda presumiendo su feminidad por todas partes, pero tampoco las clásicas tomboy que cubrían las barras de cada club y bar. No. Aquella extraña tenía sus facciones tan finas y a la vez tan fuertes como sólo un ser humano podía llevar y existía en la mitología griega. Su piel era blanca con cierto bonito bronceado y aunque no era demasiado tersa podía verse suave y sensible al tacto, aseguraba. Contrastaba demasiado bien con su negro cabello corto envuelto en capas junto a un desorden desprolijo y las perlas verdes camaleón que maquillaba de un delineado chorrreado debajo de sus pestañas, que parecían verse más oscuras y más claras si la luz se movía de lugar. Mas si bajaba la vista, podía notar que su contextura era muy delgada a través de las telas de su ropa que constaban de unos jeans rasgados y marcados con algún viejo marcador con las frases "Jódete" y el nombre de una banda que a veces escuchaba. Una camiseta negra algo ceñida a su torso con la imagen de un sujeto sangrando por sus ojos, puesta sobre otra de mangas largas arremangadas a sus codos y unas converses viejas y por igual, ralladas hasta la medula con dientes y otros garabatos.

ACÉPTALO, NENAWhere stories live. Discover now