Capítulo 21

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"He sido yo"

La mismísima Phia le había mandado un mensaje a Hollie diciendo que no se molestara en ir a visitarla porque no se encontraba en esos momentos en casa para atenderla. Hollie miró la pantalla y recibió un emoticón de carita triste, esa tarde temprana. Pero esta no le creyó en absoluto.

Tocó varias veces a su puerta principal y aguardó. Gritó otra vez e incluso miró a su alrededor y nadie estuvo ahí para recibirla. Preguntó a un vecino que paseaba al perro y este no supo responderle, pero los autos que les pertenecían a la familia no estaban en el garage como siempre. Todo lucía como si verdaderamente; nadie se hallara en ese recinto ni por error. Y aún así, ella sabía; que Phia Roberts de hecho, estaba en el interior de su hogar.

Por eso, y para hacer más dramática la cosa, decidió darle toda la vuelta a la construcción pálida y escabullirse hasta donde ella conocía con ojos cerrados; era la ventana de la habitación de su mejor amiga. Se asomó tras la misma y la abrió con destreza. Luego se introdujo entre el metal y cayó dentro, al otro lado. Alguien chilló, y Hollie se dio cuenta de que había sido sólo ella.

-¿Phia?

Ella la nombró, pero el cuarto estaba a simple vista vacío. La misma cama king-size reposaba en una esquina y la mediana biblioteca blanca le seguía al otro extremo junto al tocador. Ahí estaba la misma lámpara de lava morada y verde y unos cuadros a escala miniatura de Van Gogh. Todo era relativamente normal, sólo que todo estaba hecho un gran desorden.

Y ninguno de los objetos que la rodeaban, eran cercanos a la muchacha que dormía ahí.

-Phia...

Ella volvió a llamar, pero sus ojos se posaron en la cantidad de revistas a su alrededor. La Kerrang y la Rolling Stone compitiendo para ver quién tenía más ejemplares esparcidos en el suelo... Pero esperen, ¿conocía Phia esas revistas?

Muchos envoltorios de lo que parecía maquillaje oscuro la esperaban bajo sus pies y habían una o dos botellas vacías de cerveza bajo la mesa de la computadora junto a una cajetilla de cigarros abierta pero no usada encima de la cama. Recordatorio express: Phia no fumaba. Algunas cadenas doradas sueltas tintinearon colgando de la silla del escritorio y un pequeño destello de un mínimo vidrio roto le capturó desde la esquina. Entonces afiló aún más su vista y encontró un detalle que le llamó más la atención.

Raros cabellos negros ensuciaban la alfombra rosa de piel falsa, viéndose bastante reales y al mismo tiempo de peluquín. Quizás alguien había venido a robar a la casa de los Roberts. Quizás esa era una buena explicación y por eso ella no quería que le viera ese día. Eso tenía que ser, porque no tenía sentido.

-Ya le dije que no iba a estar aquí.

Alguien habló, y entonces la puerta del cuarto de la muchacha se abrió de par en par, revelando la silueta femenina de una mujer de pie en el umbral del cuarto, con un teléfono en sus manos. Al principio Hollie casi desmayaba al tener una idea fugaz de quién se trataba por su vestimenta y estilo en general, pero a continuación, cuando sus perlas le enfocaron mejor, tuvo que sostenerse de la puerta para no tambalearse de confusión y asombro. Eran los mismos jeans negros y el maquillaje oscuro. La misma chaqueta de cuero y las camisetas de bandas. El mismo cabello corto y en grafilado a lo punk. Pero en lugar del fino rostro fuerte, había una cara dulce y perdida. Unos ojos marrones, donde debían de estar los verdes. Ella creía que era Bailey Jane Sanders. Su Bailey Jane... Pero resultó ser exactamente lo contrario.

Era Phia Roberts, disfrazada con completa similitud, de una Bailey Sanders.

-¿Qué demonios..?

ACÉPTALO, NENAWhere stories live. Discover now