Capítulo 31

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"Para gravedad; ¡Hormonas y recuerdos revueltos!"

-Por favor, por favor dime que no te hizo nada más.

Hollie apoyó sus rodillas en el suelo sin importar cuán sucio estuviese este, y dejando sus manos sobre las piernas de Bailey le estudió con sus perlas cafés, expectante y angustiada.

-No, por suerte ese maldito carro estalló. -Contestó devolviéndole la mirada y Tris exhaló aliviada a su lado sobre la camilla de hospital.- Pero joder... Debí hacerles caso todo este puto tiempo con respecto a David. No creí que pudiese tener algo que ver pero esto... Esto fue tan retorcido como todo lo que nos ha estado pasando.

-¿Tan retorcido? -Tris en cambio gruñó, sacudiendo su melena y apretando sus dientes con rabia.- Chica, esta mierda no tiene nombre. Aún si pensaba que tu hermano llegó bastante raro de Barcelas, nunca habría imaginado que llegara a ser capaz de esto. ¡Que es absurdo, Bailey!

-Y lo sé... -Ella a su derecha resopló, cerrando sus ojos con dolor y negando.- Te puedo asegurar que la más sorprendida soy yo.

Hollie no podía dar crédito a lo que pasaba. Tan sólo unos momentos antes, Bailey había llegado con sus mejillas llenas de lágrimas, su ropa inundada en cenizas y su cuerpo a punto de desplomarse sobre el piso de la habitación de Tris. Había tenido que luchar con ella misma para no gritar de asombro mientras la ojiverde relataba su historia de esa noche y ahogando sus maldiciones entre sus labios, hizo sus manos en puños que hasta ese preciso instante no pudo disolver.

Bailey había sido acosada, casi accidentada en plena calle y atacada por su propia sangre. Todo en menos de un par de horas y Hollie quería vomitar con sólo sentir su estómago revolverse de ira. Era tan inaudito como repugnante y casi quiso gritar a los cuatros vientos que le daba batalla a todo idiota que quisiera volver a acercarse a la pelinegra pero no. Debía ser fuerte por ella. Aún si aquella parecía ser la quinta estúpida cereza del tétrico pastel que colmaba aún más el asunto de lo que estaba y Price gimió de enojo al ver a su chica así.

Eso no tenía nombre, como su prima había dicho. Era demasiado.

-Y Wade o quien sea que te estuviese siguiendo sólo desapareció del lugar ¿cierto?. -Intervino y Bailey asintió.- Dios, es que es ridículo. ¿Crees que sí fue él, cariño? ¿Wade?

Pero Sanders le miró con fuerzas de repente, estando más segura que alguna vez en su vida.

-Totalmente, Hollie. Reconozco a ese cabrón por encima de cualquiera.

Y ella le creyó, reconociendo que nada estaba en lo incierto.

-De acuerdo...

Hollie tomó aire despacio cuando procesó la situación lo mejor que pudo, e inclinándose hacia Sanders la besó, juntando ambas frentes para ver sus manos sobre las adversas y así susurrar.

-Vamos a por ello. Pero lo haremos juntas. -Informó encontrándose con el verde frente a ella.- Ya no te puedo dejar de vigilar.

Una semana después, cuando Bailey había detallado todo con mesura, Tris había sido dada de alta y pasaba su susto en brazos de Hollie y su mejor amiga Simons, le llegó a sus oídos la noticia: De que David había vuelto a Barcelas sin previo aviso.

Extrañada, ella decidió volver a ponerse en contacto con sus padres para preguntar tan repentina huida pero por su parte, ellos respondieron que había dicho necesitar "regresar por asuntos urgentes de trabajo". Ni Bailey ni las otras dos muchachas -que eran las únicas que sabían sobre su atentado- se tragaban tal excusa y aunque no cuestionaron más; sabían que escapaba por otra cosa.

ACÉPTALO, NENAWhere stories live. Discover now