Capítulo 37

374 37 8
                                    

"Tú"

El tiempo que le habían dicho de espera en su celda resultó ser más del predicho y Bailey sintió sus manos sudar.

A su derecha, sus padres Elliot y Nuria Sanders la veían por última vez antes de ir con el fiscal y forzando una sonrisa, ella les hizo entender que todo iría bien, y que aguardaría lo que fuera necesario antes de que la volviesen a llamar. No tenía otra opción realmente. Ella aún quería estallar.

Exhalando, echó su sucia cabellera negra hacia atrás y pensó por milésima vez en lo que sería de su mejor amiga y chica ahora. Aún era la hora que era y no tenía idea del paradero de Hollie y Tris Simons, que nadie siquiera quería mencionar o responder, a sus incansables preguntas por ellas. Era como si todos supieran qué había pasado con las dos pero le habían jurado silencio perpetuo a Sanders y no se iba a enterar jamás. Eso le ponía la piel de gallina y su mente dependiente, que no dejaba de maquinar terribles escenarios en concreto que siempre terminaban muy mal. Mucho más de lo sano.

Su corazón permanecía latiendo con tanta fuerza que de haber podido, habría hecho un agujero en su pecho de pura angustia.

¿Qué tan grave era lo que había pasado que actuaban así?

Con un movimiento perezoso limpió su rostro nuevamente y supo que su maquillaje debía estar hecho un asco. Cada músculo en su cuerpo estaba completamente magullado y ella escupía en su cabeza cada que veía a más oficiales caminar delante y le pasaban de largo, prescindiendo de su presencia. Ella tal vez podía no lucir tan bien según las teorías que tenían sobre ella pero no fue sentenciada como culpable. Tenía todo derecho a saber porqué rayos le quitaban tiempo de su traumático día y noche y qué demonios sería de ella a continuación.

-¡Sanders! -Byrnes resurgió desde las cenizas, apuntando con su nariz hacia la ojiverde.- Te necesitamos devuelta en la sala de interrogatorios.

Volviendo sus manos puños, Bailey respiró lentamente no queriendo perder su poca cordura restante y se armó de valor para dar un paso fuera de la celda cuando el oficial le liberó. Yendo a sus espaldas, caminó hacia dicha habitación, a la que ya había visitado más de lo que alguna vez imaginó y se detuvo frente a la puerta.

Byrnes ponía una mano delante de ella para impedirle el paso, y con una mirada de reojo le anunció:

-No acostumbramos a hacer esto por aquí, pero creemos que para ti es necesario. -Colocó una mano en su hombro, viéndole directamente.- Apareció el culpable de todo lo que verdaderamente pasó y tú eres inocente, como lo dijiste.

Un jadeo de sorpresa y alivio casi se escapa de la garganta de Bailey Jane, quien le observó con sus perlas abiertas cual platos. Byrnes prosiguió.

-Dentro te espera la persona que hizo esto y señorita Sanders, pensamos que usted misma debe interrogarle para que pueda salir todo a la luz como lo necesitamos. Si quiere yo puedo acompañarle o lo hace usted sola pero en cualquier caso, le aseguro, estará siendo vigilada y no puede hacerle ningún daño ¿de acuerdo?

Los latidos de Bailey se detuvieron al oír aquello como un balde de agua helada y tragó en seco, mitad asustada mitad ansiosa. Detrás de esa pared estaba la respuesta a todas las incesantes preguntas que se había estado haciendo como loca desde que inició la persecución, y ahora que tenía casi toda la historia completa, no quería... No podía permitirse detenerse allí.

Bailey debía ir y enfrentarlo por ella misma. Como sabía era momento.

-Yo lo haré, oficial. -Exclamó con firmeza, enderezando su espalda y alzando su barbilla.- Nadie más que yo quiere verle la cara a ese maldito hijo de puta y terminar esto de una buena vez. Ya ha sido suficiente.

ACÉPTALO, NENAWhere stories live. Discover now