Capítulo 38

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"Libertad es una palabra hermosa"

Bailey secó su rostro empapado y olió el extraño jabón "unisex" del baño de la comisaría, intentado reírse ante la idea de que los olores tuviesen asignado un sexo. Pero viéndose al espejo, sólo logró medio sonreír, asustada de su espantosa imagen y lo que acababa de saber.

Cuando había salido de la sala de interrogatorios oyendo los gritos de Tris desquiciada, lo primero que vio fue a sus padres recibirla con sus brazos abiertos y lágrimas en sus ojos. Definitivamente, Bailey Jane les acompañó, pudiéndose desahogar como ya había necesitado en sus brazos, consciente de que el meollo al fin había estallado y aunque pudiese ser muy tétrico, había acabado.

Byrnes por su parte, le dio las indicaciones de lo que pasaría a continuación con Wade y Tris, junto con los cargos que serían levantados por lo que habían hecho, en un juicio que seguro sería muy pronto. Consolándose, Sanders al esucharle sonrió, anunciando por fin al oficial que quería presentar también una denuncia contra Lively por violación. Ella estaba lista.

Bailey pidió a sus padres adelantarse a su casa, prometiendo que meditaría el volver allí con ellos puesto a que ya no tenía nada más por lo que huir, cuando Byrnes le dijo que quería hablar con ella antes para poder darle las noticias acerca de Hollie.

-Está bien, Hollie está bien. Ella consiguió huir con ayuda del lugar donde la tenía Beatrice, que era justo en un sótano oculto bajo la misma casa abandonada donde te buscamos y vino directo para acá. Nos entregó una cinta que le había conseguido escondida a la señorita Simons y nos dimos cuenta de que era la de Skylar Patters, como dijiste. No queríamos decirte qué había sido de Price porque, como verás, eras sospechosa principal. Pero ya que resolvimos esto, puedes saber que en estos momentos está siendo revisada en el Hospital Central y está estable. Viva y segura.

Al oír eso, Bailey Jane casi gritó de felicidad y alivio, y se abalanzó hasta Byrnes para abrazarlo sin poder evitarlo. Si su Hollie estaba sana y salva nada más podía estar mal y lo confirmaba. Necesitaba pronto ir junto a ella para sentir que todo podía realmente mejorar y, preguntando al oficial si ya habían acabado por hoy, se lanzó hasta la puerta en busca de su verdadero hogar.

Así que recibiendo gustosa la luz de la mañana que ya empezaba, ella abrió sus perlas verdes hacia un nuevo y precioso día, cuando sin esperarlo se encontró con la última persona que hubiese imaginado ver en la faz de la Tierra.

-¿¡David!?

Su hermano, que estaba apoyado sobre el pasamanos de las escaleras en la entrada, le sonrió con ternura. De la misma manera que había hecho cuando era chico y pasaba a recogerla a su salón de clases, pero luciendo cansado y en especial triste, bajo el manto de sus largas pestañas.

-Hola, princesa punk.

Escuchando aquel ridículo apodo, Bailey llevó sus manos hasta su boca y luego cabello, no sabiendo si reír, llorar más o gritar. Todos los sentimientos se mezclaron y revolvieron en una gran masa de confusión y Bailey se quedó ahí, de pie.

Frente a ella, estaba su hermano mayor, David. Ése que había intentado asfixiarla en un gran ataque de impulsividad y ceguera después de haber estado desesperado por verse perdido ante la realidad que él no quería aceptar y su miedo de que su mundo se cayera a pedazos. David Sanders, el guía de la vida de Bailey, que no podía hacerle frente a su verdad sobre su bisexualidad y estaba preso ante el pánico de no saber quién ser o hacer.

Un sentimiento que Bailey conocía demasiado bien, y que todos alguna vez, seguramente también habían sentido.

Porque ella también estuvo caminando sin sentido por caminos dentro de su mente que la llevaron a la locura. Ella también estuvo aturdida ante la incertidumbre de no poder conocer qué pasaría después. De no saber si tomaba la decisión correcta dejándose ser o mintiéndose a ella misma y al mundo. Ella también estuvo confundida por muchísimo tiempo y había actuado de formas terribles sólo para seguir manteniendo la careta que ocultaba su libertad. Bailey había dejado también que otros la manipularan y la hicieran hacer cosas de las que luego iba a arrepentirse y recriminarse con fuerzas. Ella también fue víctima de la presión constante, de ser feliz o traicionarse a sí misma.

ACÉPTALO, NENAМесто, где живут истории. Откройте их для себя