Capítulo 9

18 6 9
                                    

Hanna

Mis labios parecen fusionados con los de Carl, ambos los tenemos hinchados de tanto besarnos. Me separo y tomo una gran bocanada de aire soltándolo del cuello.

—Eres insaciable, chiquita —jadea dejando caer su cuerpo con pesadez sobre el sofá junto a Adam y su novia quienes parecen tampoco tomar un respiro desde hace diez minutos.

—Iré por una cerveza —acomodo mi escote sudado antes de ir a la cocina del apartamento por ese líquido que tiene mi realidad mejorada por estos días.

Ignoro la música alta del lugar que me aturde los tímpanos, ando un poco tambaleante luego de las primeras cinco que bebí, pero no me freno por eso. Abro la nevera y el frio me refresca la piel caliente permitiéndome cerrar los ojos por cinco segundos antes de tomar dos latas, cerrar y encontrarme de frente con esa chaqueta negra que merodea por los rincones del lugar.

—Jackson. —digo sin emoción intentando rodearlo.

Se interpone y me quita una de las bebidas. Intento tomarla de vuelta, pero su altura me impide alcanzarla consiguiendo que lo patee sin provocar ni una mueca de dolor en él.

—Hanna —responde de la misma forma que yo antes. Abre la lata y da un gran sorbo en mis narices —, te la has pasado muy bien últimamente por lo que vi.

—¿Es acaso un reclamo? —no tolero la espera y abro la mía bebiendo también.

—No volviste a contestar mis llamadas ni mensajes.

—Eso es un hecho —digo burlona bebiendo otro sorbo ¿Por qué lo helado de esto no baja el calor? Su cincelado rostro mezclado con el alcohol no me ayuda a bajar la temperatura...—¿y? por algo será ¿no crees?

Termina de beber arrojando a un lado la lata.

—Van cuatro veces que nos vemos y te pido perdón por lo de la llamada —se acerca cual gato y me quedo estática cuando acomoda mi mechón peligrosamente cerca —, ya estuvo bueno de evitarme ¿no crees? —contiene el aire antes de continuar y me mantiene la mirada —Creí que éramos amigos. —el beat de la música parece esfumarse para mis oídos. La voz ronca y mi dudosa ebriedad me están jugando en contra.

Aparto su mano de mí rostro.

—Tengo otros amigos, no es como que me muera por tenerte cerca y ser amiga de alguien tan entrometido como tú. —algo desde que lo conocí me invita a acercarme, pero mi parte más cuerda sin motivo alguno parece gritar "aléjate".

—Ja, lo imagino —se cruza de brazos rodando los ojos con esa sonrisa de sabelotodo—¿Carl es uno de tus amiguitos? Vaya calaña de amigos conseguiste —abro mi boca indignada—. Apuesto a que Adam te lo presentó como su nuevo jueguito.

—No es lo que...

—No, espera. Déjame adivinar—levanta su índice en el aire sin dejarme responder—, van mes y medio y todavía no son nada ¿o me equivoco? Pero eso sí, te usa como quiere.

Mi lengua no se mueve y lo fulmino con la mirada al no tener con que defenderme de esa realidad que intento ignorar con la esperanza de que pronto formalicemos algo.

Vuelve a borrar la distancia entre los dos y mi pecho se infla sin dar un paso atrás. Analiza mi expresión y posa su mano levantando mi barbilla para verlo.

—No te merece.

—¿Cómo puedes saber eso? —mierda, me estoy poniendo sensible— ¿Cómo puedes juzgar con tanta seguridad?

—Solo basta verlo para que lo notes —se asoma y lo imito.

A lo lejos en el sofá Carl ya está rodeado de una nube densa de lo que aprovechó para empezar a consumir en mi ausencia. Niego con la cabeza restándole importancia, lo he hablado con él y prometió que no es nada que interfiera entre nosotros y que lo puede dejar cuando él lo desee.

A través del abismoOnde histórias criam vida. Descubra agora