Capítulo 36

18 5 2
                                    

Jackson

—Esto se ve muy mal... —dice limpiando su nariz en medio de un sollozo —la fiebre te sigue subiendo.

Remoja el trapo y lo vuelve a colocar sobre mi frente.

—Lo sé, mamá... deja de atormentarte. Pronto estaré como nuevo. —digo intentando acomodarme en la cama con dolor a cada mínimo movimiento.

—¡Quédate quieto, tonto! —me arropa con fuerza.

Auch.

—Mamá, por favor...

—¿Mamá qué, Jackson? Quédate en silencio y déjame curarte lo más rápido posible. No hagas más, fue suficiente con provocar a tu padre, por poco te mata. —sorbe por la nariz.

—Perdón por eso.

—Casi me dejas a mi suerte, ¿eso querías? ¿morir y dejarme sola con él? Si tú eres el motor de mi vida, Jackson, ¿¡qué pasaba por tu cabeza para hacer la estupidez que cometiste!? ¿tanto vale esa niña para ti?

Comprendo su frustración, su único hijo estuvo a punto de morir por la hija del enemigo desde su perspectiva.

—No espero que lo entiendas, solo que me perdones si te he provocado sufrimiento con lo que hice, más del que ya tienes de por vida.

Suspira y aprieta el puente de su nariz.

—No tienes idea del terror que sentí cuando contesté y tu padre me dijo que tenía que venir antes. Pensé lo peor, sonaba tan... tan molesto, el tinte violento en su voz me congeló y pude imaginar tu cuerpo inerte si no llegaba pronto a ti.

—Todo sería tan fácil para todos, más sencillo si tan solo —no quiero lastimarla, pero hay pensamientos que llevan mucho tiempo guardados y piden salir a gritos—no hubiese nacido.

—¡No digas babosadas! ¿Dónde estaría ahora si no estuvieses aquí? —el llanto se le viene.

Se arrodilla junto a la cama y solloza escondiendo el rostro en mi pecho, me causa dolor, pero no pienso decirle, ella ha aguantado mayores cosas por mí.

—¿Qué pasará ahora...mami? —la llamo como hace no lo hacía desde hace quince años.

Se paraliza y sus ojos hinchados buscan los míos.

—No lo sé, cariño —acaricia mi rostro moreteado —. No tengo idea, pero deseo tanto que este infierno termine pronto.

Igual yo, estoy agotado.

Hanna

—Buenas noches...—sueno más temerosa de lo que planeaba.

Agacho la cabeza como acto reflejo de vergüenza ante sus ojos sobre mí, se siente peor cuando enfocan mi vientre abultado.

<<Tranquila, mantén la calma>>

—¿Hanna? —la voz de mi padre es la primera en emerger y no soy capaz de ver con atención su rostro, sus gestos seguramente llenos de asco y decepción al ver a su única hija mujer así.

A penas levanto un poco el rostro para asentir.

Necesito pensar muy bien antes de hablar, un paso en falso y para la calle. Debo recordar que soy como una extraña a la que dar caridad ahora y debo darles su lugar para que se apiaden de nosotros.

—Señores Harrison, sé... sé que dije que no volvería a molestarlos, pero... necesito ayuda y no tengo a nadie más... —digo con un hilo de voz jugando de forma patética con mis manos—por favor.

Bien, seguro que pena estoy dando, más de la planeada. Una corriente me recorre con el helado viento que sigue golpeándome en la entrada haciéndome temblar.

A través del abismoWhere stories live. Discover now