I | Capítulo

98K 5.8K 673
                                    


CAPITULO 1


MELISSA


Estaba despierta, pero no quería levantarme, mi cama estaba muy apetecible, y por más que lo intente no puedo volver a dormirme, solo con cinco horas de descanso ya estoy llena de energía, pero aun no puedo creer que sean las nueve am y este sin sueño.


Anoche llegue pasadas las cuatro, tuve un pequeño trabajo, nada complicado, pero eran tres contra una, el moretón en mi omoplato confirmaba que estaban bien entrenados, pero vamos, una mujer tiene mil posibilidades ante un hombre. Es una lástima, eran buenos, pero por desgracia, murieron.


Mis ojos cerrados no hacían otra cosa más que fastidiar, pero quería volver a dormir, no quería estar andando con una putas ojeras por la cuidad, más si mi familia las ve, dirán que es mucho trabajo para mí, cosa que no es cierto, no del todo.


Sin poder evitarlo una sonrisa cubrió mi rostro cuando entre tanto pensamiento escuche aquello pequeños y delicados pasos, sentí como el pequeño bulto subió a mi cama y gateo hasta pasarse a mi lado, unas manitos se posaron en mis ojos tratando de despertarme.


—Mami—me removió—. Despeta, es hora de desasunar.


Sonreí sin poder evitarlo, a pesar de que apenas cumplió tres años, mi pequeño Christian ya sabía hablar y se le entendía, aunque había veces que se confundía con las palabras, era normal, pero para una madre ver como su bebe hace cada paso es sorprendente.


— ¡Maamiii! —lo sentí bufar.


Si mi pequeño Chris a pesar de su corta edad, ya se notaba el poco temperamento que tenía, se enojaba con facilidad. Me removí un poco antes de atraparlo entre mis brazos causando un chillido de su parte. Bese varias veces su mejilla y nariz causando su risa, amaba a mi hijo.


—Buenos días, mi cielo—lo deje libre—. ¿Cómo despertaste, cariño?


Me levante dejándolo sentado en la cama, mientras que con rapidez me ponía lo primero que encontraba, cambiarme frente a Chris por ahora no ha sido ningún problema, claro que dentro de poco tendré que dejar de hacerlo, no estoy segura que pensamientos le pueda causar a mi pequeño.


—Con amber—reí sin poder evitarlo, había veces que las palabras que decía no hacían otra cosa que causarme risa.


— ¿Mucha? —arque mis cejas mirándolo.


—Mucha—confirmo haciendo un leve puchero con sus labios.


—Bueno—ladee mi cabeza—. Vamos a hacerle el desayuno preferido al niño, ¿Quieres?


— ¡SII! —Chillo riendo.


—Vale, pero primero vamos a cambiarte el pijama—Informe.

Una Madre En La MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora