Origen: Tercera parte

75K 4.9K 1.9K
                                    


Origen: Tercera parte.


Cuatro años atrás.


Verdades.


— ¿Por qué este es más lujoso del que visitamos la semana pasada? —pregunto Alexander mirando a su alrededor.


Goddess of Sin, en resumidas palabras Diosa del Pecado, era uno de los prostíbulos que mi familia manejaba, cada semana era visitado por algunos de mi familia para recaudar lo ganado y ver cómo marcha todo.


En si no es el único que manejamos, pero este es uno exclusivo, tal y como preguntaba Alexander, este es eso porque aquí vienen hombres casados o ricos, que solo quieren una mujer y disfrutar, aquí además de placer hay diversión una de ellas es el casino que había, donde miles de dólares era perdido por hora. Digamos que aquí hay, prostitutas finas y cuidadas.


—Porque este es para gente de mucho dinero.


—Un prostíbulo fino, quien lo diría—murmuro negando.


—Iré a encargarme de algo—murmure mirando a mi alrededor—. Si algo te gusta agárralo—suspire.


—No necesito a ninguna prostituta—mascullo antes de mirarme—. Te tengo a ti.


— ¿Disculpa? —Alce mis cejas—. ¿Me acabas de comparar con una prostituta?


— ¿Qué? No, no—negó antes de remover su cabello—. Solo, se me salió, pero no te compare con una puta—suspiro—. Solo que desde hace tres meses que estamos juntos y para mi eres única, no habrá otra mujer mientras estés conmigo.


—Vale—sonreí—. Ya vuelvo.


Camine con rapidez, queriéndome alejar de Alexander. Aunque haya pasado tres meses desde que verdaderamente estamos juntos, aun no me atrevo a decirle quien soy realmente, no es porque tuviera algún miedo, después de todo solo soy hija de alguien importante, alguien que prácticamente es su jefe.


Pero hay algo, algo que me dice que no lo diga, algo que me impide decirle quien soy.


Lo quiero, pero algo me impide decirle la verdad.


* * *


—Felices nueve meses—vocifero Alexander acercándose a la cama, con la bandeja de mi desayuno entre sus manos.


—Gracias—murmure tapándome con la sabana, antes de que posara la bandeja entre mis piernas—. Felices nueve meses—susurre antes de besar sus labios.


—Ten—me tendió un estuche negro—. Para ti.


Una Madre En La MafiaWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu