Capitulo 32

53.5K 3.3K 31
                                    


CAPITULO 32


Melissa


- Mami.


Dos pequeñas manos se posaron sobre mis ojos cerrados, sonreí sin poder evitarlo, despertar de esta manera era algo muy reconfortante y único. El pequeño cuerpo se removía a mi lado, mientras esperaba alguna reacción de mi parte.


Aparte ambas manso de mis ojos, para abrirlos y las lleve a mi labios, bese cada palma mientras observaba aquellos hermosos ojos celestes mirarme. Mi hijo verdaderamente lo era todo para mí, él era esa cosita que me hacía seguir.


- Veo que verdaderamente no se resistió en levantarte.- Alexander se acercó a la cama y sin dudarlo sus labios se apoderaron de los míos.- Buenos días.


- Buenas.


Le sonreí antes de volver a mirar a mi hijo, sus ojos brillaban mirándonos con curiosidad, desde hace tres semanas que vivíamos con Alexander y ya en primer día que el vino a dormir aquí las muestras de atracción entre Alex y yo no cesaron.


- ¿Quieres desayunar? – Chris asintió repetidas veces.- Vale, entendí estas hambriento.- Reí destapándome.


Camine como dueña de casa por los pasillos hasta llegar a la cocina y empezar por el café. Los pasos de los dos hombres que estaban en mi vida pronto se hicieron presente. De rojo vi como Alex conversaba con nuestro hijo, en estas semanas todo a cambiado, para bien, debo de admitir, pero aún tengo la espinita que dice que solo estoy soñando, que no me voy a casar con Alexander en dos semanas.


Desde aquella noche junto a Alexander, nada ha cambiado, salvo que ahora en las noches tengo a alguien que me acompaña y me mantiene entretenida.


La boda está yendo por buen camino, no hago nada más que elegir, así que por mi está todo bien, sinceramente hubiera sido un caos si yo tuviera que tenido que planearla sola, pero al parecer mi futura suegra quiere encargarse de todo y eso por mi esta bien.


Serví el desayuno viendo de reojo como Alex se encargaba de sentar a Chris y darle lo necesario, debo de admitir que estos días junto a él, Chris parece pegársele aún más cada día, no quiere decir que no esté de acuerdo, pero se dé buena fuente que Alex no se ha apartado de nosotros para estar al pendiente de nuestra seguridad, por lo menos hasta la boda.


Pero sé que después el seguirá su camino, camino al triunfo, para ser eso que no deja de repetir, el más poderoso, el dueño de ese territorio. El narco más grande del continente.


Nuestras conversaciones son tribales mientras desayunamos con risas observando a nuestro hijo, Alex se ve tan calmado, como si fuera un ángel, pero lo conozco muy bien, él no es ningún ángel.


De un principio, antes de que volviéramos a reencontrarnos, antes de que descubra la existencia de mi hijo, no trabajaba no con cosas grandes, solo lo necesario para obtener un extra y no tener a mis hermanos detrás de mí ofreciéndome dinero.


Pero no lo hacía por nada, solo quería criar a mi hijo fuera de todo, fuera de este mundo tan oscuro en el cual nací. Mi vida no fue mala, pero no deseo eso para mi hijo igual.


Crecí sabiendo que mataron a mi madre, que no debía asomarme a las ventanas porque podía recibir un disparo, que no iba a las escuela porque yo era importante, mi niñez fue hermosa, pero no segura, armas escondidas por las casa, fajos de dinero en efectivo en varios lugares, alcohol, drogas fuera de mi alcance, pero a la vista, miles de hombres custodiando mi seguridad.


Seria egoísta, muy egoísta de mi parte, dejar que Chris se crie de esa manera, sabiendo que al ser grande tendrá mis mismos pensamientos, o tal vez otros, unos que no podre manejar.


Alexander nos ofrece una vida magnifica: amor, familia, salud, dinero, felicidad, todo. Pero el precio a pagar por vivir así, es muy alto.


Temo que si le planteo mis antiguos panes y miedos, no quiera. No quiera salirse, el creció mucho, él se hizo poderoso sin ayuda de nadie, pedirle eso, sería decirle que el trabajo que tanto hizo no es bueno para su familia.


Eso sería romperle nuevamente el corazón.


[...]


- Gracias.


Deje el plato seco junto con los otros, mientras repito la acción de secar, mientras le dirigió una mirada a Elizabeth, sus ojos brillaban con ese brillo que te dice todo.


- ¿Por? – No pude evitar la pregunta.


- Por traerlo.- Me sonrió.- Alexander hace años se apartó de la familia, desde entonces no ha venido a cenar muy seguido, así que te agradezco por acercarlo mas a la familia.


Su sonrisa era de pura felicidad, la felicidad de una madre.


- Supongo que de nada, aunque creo que el solo se acerca a ustedes, ahora tiene a un pequeño que necesita una gran familia y ustedes lo son.


- Chris se ha vuelto la adoración de esta familia.


Afirmo lanzando una mirada por la gran cocina que tenía una vista al comedor, donde los mayores reían observando a mi pequeño.


- Lose.- Reí.- Es alguien que se gana a todos con facilidad.


Mi pequeño hijo. 

Una Madre En La MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora