EXTRA II

34.8K 2.6K 326
                                    


EXTRA 2: MELISSA


—Basta Hernán—negué mirando por la ventana del comedor a Chris jugar con Dan—. No quieres seguir con esta conversación.


—Claro que quiero—mire a mi hermano—. Melissa debes hacer algo al respecto, no puede simplemente quedarte con los brazos cruzaos, es tu responsabilidad.


—No, no lo es—negué varias veces—. ¿Y dime que quieres que haga, hermano? No estoy tranquila en mi propia casa, estoy paranoica. Temo que alguien venga y me mate, mate a mi hijo, nos lastimen, temo que venga un loco por venganza y rompa mas todo esto—guarde silencio cuando mi voz se estaba por quebrar—. No puedo hacer nada, no está en mis manos hacer algo al respecto.


—Es tu obligación—baje la mirada—. Tú la dejaste sola, sola en un mundo donde no tiene a nadie.


—Alexander está ahí—murmure—. Es su hija, él no la dejara.


—¿Eso es todo? —veo como remueve su cabello—. No puedes ser tan hipócrita—no respondo—. Tu mataste a su madre. No puedes abandonarla así.


—Ella no está sola, tiene...


—¡Esta en la casa de un loco! —cierro mis ojos cuando levanta su voz—. Alexander esta inestable, ya no es confiable—sus manos sobre la mesa se vuelven puños—. Es bien sabido por todos que esa casa es un nido de víboras durante la noche, tú lo sabes. No puedes dejar que una niña, inocente, crezca rodeada de hombres peligrosos, putas entrando y saliendo. Peleas, juegos, adictos, no le puedes hacerle eso a una niña, Melissa.


Respiro profundamente antes de mirar una vez más a mi hijo y acercarme a mi hermano, me siento y tomo una de sus manos apretándola. Sus ojos me miran fijamente.


—Hernán yo sé lo que hice—murmuro—. Yo mate cruelmente a su madre, estando ella ahí. No lo olvido, yo abandone a esa niña, lo recuerdo siempre. Pero no puedo tenerla, cuando apenas puedo proteger a mi hijo—susurro—. Alexander busca millones de pequeños detalles para acercarse y ella solo sería el salto que él espera. No puedo hacerle eso a Christian. No puedo dejar que el entre en nuestras vidas.


—La dejaras ahí—concluye.


—No—suspiro—. En algún momento iré por ella, pero no ahora. No puedo—me da un pequeño apretón—. No dejare que el destruya a esa niña, no la hundirá con él.


* * *


—Todo está bien—el doctor deja de escuchar mi corazón y se aparta para anotar algo en su portátil—. Los estudios de hoy salieron limpios, tu corazón por ahora se encuentra bien.


Guardo silencio mientras lo escucho hablar de mis medicamentos nuevos, no los horarios y de lo importante que es no dejarlos nunca. Cierro lentamente la camisa que me he puesto y poco a poco dejo de ver la gran cicatriz que cubre mi pecho, más exacto en donde estaría mi corazón.

Una Madre En La MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora