LIII | Capitulo

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CAPITULO 53


—Te empalagaras—le dije a Chris después de ver como volvía a llevarse la cuchara grande repleta de masa a su boca.


No dije nada cuando simplemente me ignoro, eso de malcriar a mi hijo era algo que me iba muy bien. Di media vuelta y mire a través de la ventanilla del horno como el pastel que había dentro ya casi estaba hecho, pronto tendría que poner el siguiente, si es que quedaba algo con Christian a mi lado.


— ¿Qué hacen? —saque la mirada del horno y vi como a metros de la puerta estaba la pequeña niña, Olivia.


Dos pequeñas coletas adornaban su cabello, junto a un jardinero blanco y zapatos de charol negro.


—Un pastel—mire de reojo como mi hijo ignoraba por completo la situación—. ¿Quieres probar? —señale el bol vacío de la masa que estaba en el horno.


—Ahí no hay nada—negó como si fuera obvio al mirarlo.


—Es para probar—pase mi dedo por los restos y lo lleve a mi boca—. Es rico—me encogí de hombros.


Mire como lentamente acercaba su pequeña mano y mojaba un poco su dedo con la masa, quise reír cuando la vi mirar su dedo índice con desconfianza antes de llevarlo a su boca, por el pequeño brillo y la sonrisita que me dedico, diré que le gusto.


— ¡Es muy rico! —chillo antes de correr a una de las butacas en la barra y extender sus manos a mi dirección, cuando le di el bol pude jurar que tembló de emoción—. Le diré a mami que comeré esto todos los días—chillo llevándose sus dedos enchastrando a su boca—. Es rico y mami me dejara comerlo, mami odia que coma pastel, dice que no puedo comer harina—negó—. Odio la harina, odiamos la harina—agrego antes de volver a atacar los restos.


Tal vez fuera muy maldita, pero mi vena maligna no deja de pincharme para decirle que eso tenía harina, tal vez y se lo contara a Iris, eso sería bonito.


Pero como hoy estaba en modo "dulce" simplemente mordí mis labios antes de mirar nuevamente el pastel, por la sonrisa que le acaba de ver a Christian era muy obvio que había escuchado y entendido cada palabra.


— ¡Olivia! —escuche el llamado cerca de la cocina mientras sacaba el pastel recién hecho del horno.


— ¡Aquí! —grito la susodicha causando tal vez el rompimiento de uno de mis tímpanos.


—Olivia—lo vi entrar a la cocina con su traje de siempre antes de sacar la mirad acunado sus ojos chocaron con los míos—. Es casi hora de tu clase de gimnasia, vamos.


— ¡Mira papi! —le mostro el bol prácticamente "limpio"—. Ella—me señalo—. Está haciendo pastel y a mí me dio esto, como no me gusta la harina.


Estaba prácticamente lista para tirarle a Alex el molde con torta y todo cuando la miro como si estuviera loca, antes de recorrer con su mirada la habitación, desentendiéndose del asunto.

Una Madre En La MafiaWhere stories live. Discover now